Capítulo 6 (Christian)

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Aquí el jefe soy yo, se hace lo que yo quiero y mando, y si digo que Ana hace el anuncio conmigo, pues lo hace. No tiene más opciones.

- Mía retirate, tengo que hablar con Anastasia. - Como siempre hace lo que la mando y se va.

- Adiós. - Mía nos sonríe y se marcha feliz. Se ha dado cuenta de que entre Ana y yo, en lugar de saltar chispas, incendiamos directamente el ambiente donde nos encontramos.

- Ana, vas a hacer ese anuncio conmigo, así que no vas a poder resistirte. - Ya está bien. ¡Me mata que intente ignorarme!.

Me cabrea, porque yo no puedo pasar de ella. No puedo porque siento demasiado por ella. Me da igual parecer un acosador. Lo sé, cometí un error, e intento enmendarlo joder.

- ¿Por qué me haces esto Christian?, tu y yo ya no somos nada y me obligas a estar contigo aún sabiendo que no me quieres y me dañas. - Ana se rompe por completo. Se derrumba y llora como una niña pequeña. Me duele verla así.

- Ana. - Intento hacer que me escuche, pero no me deja tocarla. No me deja acercarme.

- ¡Por favor Christian!, me duele verte, sigue con tu vida y haz lo que quieras con tus modelos o lo que sean para tí, pero no me restriegues en la cara que lo has superado, ¡porque yo no lo he hecho!. - Me golpea el pecho y sale corriendo.

- ¡Ana, espera!. - La grito

¿De verdad se piensa que yo la he superado?, porque está equivocada. Yo tampoco la he superado.

No consigo seguirla. Encima mis empleados me miran curiosos, al menos ya no lo hacen con miedo. Lo ignoro todo y me encierro en mi despacho.

Ella no sabe que me siento sólo, mi cama está helada sin ella, no tengo corazón, siempre estoy serio, ella me transformó. Quiero que vuelva. Deseo que vuelva a ser mi pequeña, y no mi ex mujer, pero parece que lo único que quiere es que la firme el divorcio.

Tiro todo lo que hay sobre la mesa de mi escritorio al suelo. Esto es un maldito infierno. Yo la quiero y no la tengo, y me niego a perderla para siempre. Necesito que me de otra oportunidad. Me duele llamarla mi ex, cuando en realidad lo es todo para mí.

Tras unas horas, salgo de mi despacho, y me marcho al suyo. Tiene que seguir aquí, necesito hablar con ella.

Abro las puertas de su despacho, y todo está oscuro y en silencio, no hay nadie. ¿Se puede saber por qué no está en su puesto de trabajo?.

- ¡Mía!. - La llamo a gritos, realmente histérico.

- ¿Qué pasa Christian?. - Enseguida hace acto de presencia.

- ¿Dónde está Ana?, ¿donde se encuentra mi mujer?. - Pienso llamarla como lo que es.

- Perdón, ¿tu mujer?. - Mía me mira atónita.

- Si joder, las cosas por su nombre, y no me apetece explicártelo, así que dime sólo donde está. - No me apetece darle explicaciones a nadie.

- Se ha ido, no se sentía bien y se ha marchado, han venido a buscarla. - ¿Cómo que han venido a buscarla?.

Si Ana no se encontraba bien, tenía que haberme avisado a mí, soy el más indicado para cuidarla, ¡sigue siendo mi mujer!, y no pienso firmarla el divorcio después de lo que me ha dicho. La duele esto porque me sigue queriendo y sabiendo eso, no la pienso dejar ir. No soy tan gilipollas.

- ¿Quién ha venido a buscarla?. - Elevo mi tono de voz

- No lo sé. - Responde asustada.

- ¡Retirate por favor!, ¡déjame solo!. - Cojo mi chaqueta y me marcho. No puedo seguir así.

Mi jefe, mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora