Capítulo 34 (Christian)

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Me siento fatal, porque he podido arreglar las cosas miles de veces, pero estaba bloqueado. No he sido yo. Ella me ha tratado bien y yo he seguido siendo un gilipollas con ella, lo sé, pero la rabia me ha cegado, no me dejaba ver lo que tenía delante, la plena felicidad, a ella.

Ana está preciosa se ponga lo que se ponga, pero detrás de esos cambios hay algo, algo que como soy gilipollas no sé entender, me preocupa. Me preocupa bastante, pero es que no sé que puedo hacer, ya no me hace caso, ya no es lo mismo. Ya no me lanza esos besos al salir, ni me trata bien, porque directamente no me trata, y se está volviendo una pesadilla, porque antes por lo menos aún que fuera borde, trataba conmigo y me hacía caso, incluso me ha besado, pero ya se acabó, ya no me ha dirigido la palabra prácticamente, y soy culpable porque sin querer la dije que desapareciera. ¿Cómo he podido decirla semejante atrocidad?, ¿Si, si desaparece me muero?. No tiene sentido ni lógica, ¿en qué coño estaba pensando?

Mi castillo se desmorona ladrillo a ladrillo y no sé como mantenerlo firme y que no se caiga, porque mi pieza clave, que es Ana, se ha perdido. No me gusta esta sensación, no me gusta nada, me asusta, todo se va a derrumbar conmigo dentro. Todo se va a ir a la mierda, si es que no sé ha ido ya.

Ella me ocultó a nuestro hijo, pero yo la he hecho más daño. Ya no quiero tratarla así, porque es el pilar de mi castillo y la necesito. Es mi pieza clave. Ana es necesaria para mí y no puedo seguir así, ella es todo lo que tengo y no quiero perderla ni que desaparezca ni seguir haciendola daño. Haciéndonos daño.

Antes estaba cegado por la rabia. Ahora veo claramente que sin ella nada tiene sentido. Sin ella mi mundo no es un mundo, son ruinas. Sin ella me falta el oxígeno y las ganas de vivir. Ella me lo ha dado todo, cariño, felicidad, un hijo, todo lo que tengo y que me importa. Estaba ciego, y ya no porque me haya ocultado a mi hijo, si no por haberla perdido todo este tiempo, perderme su embarazo, no haberla cuidado en esos momentos, en lugar de estar drogado y sin ella. Cuando ella se fue lo perdí todo, mi casa, mi coche, mi vida entera, lo vendí todo, porque todo me recordaba a ella.

Había unas enormes nubes grises en mi cielo que no me dejaban ver durante todo este tiempo lo que quiero, pero ahora se han ido aún que el sol no haya regresado, porque sigue sin hacerme caso en estos instantes, pero la voy a recuperar, aún que ahora sea yo el tierno, el que da y no recive. Voy a ser como ella ha sido conmigo, todo por recuperarla.

Me preocupa lo de su ataque de epilepsia, yo la dije que se había follado a otro, y joder la conozco, ni de coña lo ha hecho. En cambio me preocupa pensar que se lo haya provocado ella. Me siento fatal por haberlo pensado e insultarla. No era yo, no hablaba de corazón, hablaba mi rabia, al haberla perdido a ella todo este tiempo, eso me da más rabia que haberme perdido el nacimiento, haberla perdido a ella, haberme drogado y no haberla buscado lo suficiente. Me arrepiento muchísimo de haberla pedido el divorcio por un estúpido libro que hablaba de sus pensamientos, y yo sé lo tiré a la cara, la oculté, la traté con mi gilipollez y no merezco perdón pero lo quiero, y cuando quiero no desisto ni me rindo.

Voy a hacer lo que sea por ella, siendo el mismo Christian por el que me cambió ella. Ya no voy a hacer nada que dañe a nuestra relacíon, rara, con idas y venidas, pero intensa. Lo más intenso que he vivido en mi vida, y no pienso perderlo todo por mi estúpido orgullo.

Mi pequeña es lo más bonito que tengo, la voy a cuidar, la voy a proteger, me voy a asegurar de que esté bien, de que no haga más locuras. No voy a dejar que siga deprimida. La voy a vigilar, la pondré guardaespaldas si hace falta, aún que eso no me dejara tranquilo, y aun que la vea todos los días, porque por suerte es mi directora creativa y eso me agrada, pues me preocupo muchísimo aún que no lo parezca. Eso de verla todos los días me ha ayudado a seguir adelante, a pesar de haber estado así. El verla todos los días sea como sea, con el pelo rosa, con peluca negra, con tacones, sin ellos, sin medias, con lo que sea, como si se quiere vestir con una bolsa de basura, porque para mí va a seguir siendo mía, lo más bonito que existe, lo que más me gusta de esta mierda de vida. Propiedad de Christian Grey, es lo que es.

Ella es mi dulce locura. Mi paraguas cuando llueve, mis zapatillas para no hacerme daño mientras camino, mi abrigo en el polo norte.

Ya me da igual todo. Ya puede erupcionar un volcán, venir un tsunami como en lo imposible, que todo se transforme en arena y se vuelva desierto sin oasis, que la tierra explote, lo que sea que salga en las noticias, o peor, que predigan los Simsons. Puede pasar cualquier cosa que yo seguiré insistidndola para que me perdone, y estar con ella donde sea, como sea y quiera como quiera, nuestra historia va a continuar por mucho que Nat se niegue a escribirla 😜

Me siento perdido ahora mismo porque se ha ido en un maldito taxi y yo aquí parado en la puerta de la empresa, entre el humo de los fumadores, rodeado de colillas, teniendo al lado a un perro callejero, y encima ahora está pasando la ambulancia a toda ostia y me pitan los oídos. No puedo más.

No entro a la empresa me siento en un banco, al lado de una mujer con un carrito.

- La he cagado, ¿sabe? - La confieso. Es la primera vez que hablo con un desconocido de la calle. ¿Ana qué me has hecho?

- No tenías que haberla dejado ir, esa mujer era tu mujer - Tiene razón literalmente. Es mi mujer

- ¿Usted cree que volverá? - La pregunto con miedo

- Yo, si fuera ella, no volvía

Voy a decirla algo pero desaparece, se ha esfumado como si fuera un fantasma. ¿Qué acaba de pasar?, ¡Dios mío, que mal royo!

(...)

Ya es por la mañana. Me dirijo a la empresa con la esperanza de volver a ver a Ana, y comportarme como debe de ser con ella. No como un subnormal estresado, cegado por el maldito orgullo.

Se acabó la borderia y la mierda. Hoy la recupero, hoy la confieso que me encantó que me besara y que la quiero, aún que no se lo haya dicho nunca. Hoy prometo ser feliz.

Me he puesto mi mejor traje, mi mejor corbata, la que a ella más la gusta, me he peinado de informal porque a ella le gustan los rebeldes sin causa, y ojo que el nudo de la corbata no está muy apretado por si me la quiere quitar y darme con ella, me dejo si así me perdona. Me hecho mi perfume de Hugo Boss, me miró por última vez y salgo dispuesto a darlo todo, y no laboralmente, que también, Christian Grey no descansa, a no ser que Ana se lo pida, y por cualquier cosa que la pase, aún que fuera por un simple arañazo de rascarse. Soy un exagerado pero mejor prevenir que curar.

Hoy ella me va a sanar el corazón, le va a poner tiritas, me lo va a vendar y lo va a arreglar con sólo tocarlo, es que ni ibuprofeno ni agua oxigenada ni nada, con que lo toque se cura.

Llevo a mi hijo en brazos, le he puesto una camisa blanca, unos vaqueros y un gorrito, y zapatitos de vestir. Mi hijo es guapísimo, es tan pequeñito, y su madre tan especial, tan ella misma.

- Muero por recuperar a tu madre, hijo - Le confieso mientras le siento en su sillita de coche.

He pensado en comprarla flores o algo así, pero no sé, creo que sería un cambio demasiado brusco para mí.

- Muero por volver a tenerla con nosotros - Le doy un beso en su mejilla y cierro la puerta.

Hoy Taylor no ha venido, está de recados y me toca conducir personalmente. Me acomodo los espejos, arranco, pongo el intermitente izquierdo y salgo del estacionamiento. Lo tenía aparcado en la calle porque Taylor lo ha cogido de madrugada por unos asuntos.

Pongo música. Suena pereza, por mi tripa. Una canción que me pone los pelos de punta.

Aparco el coche y me dirijo a mi puesto de trabajo. Cuando salgo, veo abrirse las puertas del ascensor. Justo me cruzo con Mis y la detengo.

- ¿Ya ha venido Ana? - La pregunto bastante nervioso

- No, y es raro - Mira su reloj - Siempre llega muy pronto - Me mira con preocupación

- Buenos días - Nos saluda una pelirroja operadisima

- Mía, avisame cuando venga Ana

- ¿Anastasia Steele dices? - Pregunta la pelirroja

- Si, mi directora creativa - Me voy a ir pero sus palabras me detienen

- Encantada, soy su sustituta - ¿Qué? ¡No!

Me volteo para verla.

- Me han llamado de urgencia para que viniera a sustituirla, encantada, ¿el jefe verdad? - ¿Qué?. ¡Esto si que no!. ¿Dónde está mi Ana?





Mi jefe, mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora