Capítulo 14 (Christian)

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No me lo creo. ¡Ana ha firmado!. ¡Mi plan se ha ido a la mierda!, pensé que no podría, pero ha podido. ¡La odio!. ¡Esto no puede estar pasando!.

Cojo el papel, y deshago la pelota. Esto tiene que ser una puta pesadilla.

Observo el papel, y miles de lágrimas inundan mis ojos. ¡Lo sabía!. ¡Sabía que pasaría esto!

No pienso firmar una p* mierda, ahora te jodes.

¡Dios que firma más bonita!

El notario me coge el papel. ¡Que ganas de salir corriendo e ir tras Anastasia!.

- Esto, esto no vale señor Grey, ¿quiere pedir cita para otro día?. - El notario está alucinado. Yo también.

¡Si!, ¡lo sabía!, ¡sabía que no sería capaz de hacerme esto!. ¡A la mierda todo!.

- ¿Sabe qué?, intente convencer a otros y vaya a comerse las lentejas, que esa mujer va a seguir siendo mía y no necesito ningún papel que me lo diga. - Rompo el papel del divorcio en pedazitos y lo tiro por los aires.

Ahora que lo barra la de la limpieza. ¡Yo no pienso volver por aquí!.

- ¡Ustedes están como un par de cabras!, ¡tal para cuál!. - Grita el notario cabreado.

- ¡Qué si, que se vaya usted a comer!, hasta luego. - Ya no aguanto un segundo más aquí y salgo corriendo a buscar a Ana.

Sabía que no podría. No me equivoqué con ella, sabía que si yo firmaba, ella no lo haría, porque me sigue queriendo. ¡Ana sigue siendo mía!. ¡Tan mía como el primer dia!. ¡La amo!, ¡la quiero!, ¡la adoro!, ¡amo formar parte de la vida de mi pequeña loca!. Y a todo esto, ¿donde mierdas se ha metido?.

Corro por los pasillos, cuando escucho llantos procedentes del baño de mujeres. Esa tiene que ser mi pequeña, mierda, no es momento de llorar, no voy a dejar que sufra.

Abro la puerta del baño de mujeres, y me la encuentro tirada en el suelo temblando y llorando.

- Ana. - Me tiro al suelo para quedar a su altura.

- Déjame, no he podido, ¿vale?, no me presiones más. - No, si no he venido a eso.

Aquí nadie va a firmar nada. Sólo la firma de cuando compremos una casa juntos o lo que sea. ¡De divorcios nada!.

- Gracias. - Intento no emocionarme pero fallo en el intento.

- ¿Qué?. - Me mira en shock.

- Gracias por no firmar esa mierda, y seguir siendo mía. - La cojo de los brazos y la atraigo hasta mí. Ahora si que la considero más mía que nunca.

- Christian, pero tú...- No dejo que siga hablando

- Lo sé, y ya se acabó, no vas a firmar nada que tenga que ver con separarnos, ni yo tampoco. - Ya basta de sufrir e intentar terminar con esto.

- Pero, tu querías esto. - Eso es mentira. Nunca he querido separarme de ella. Sin ella soy un alma en pena.

- Ana, serás mía para siempre. - La subo a mis piernas y la beso con todas mis ganas. Muero por esto.

Me levanto con ella en brazos mientras la sigo besando, y la dejo encima de los lavabos, la abro sus piernas e introduzco dos de mis dedos en el interior de su sexo.

Me encanta que siempre lleve faldas, así todo es más fácil.

La sigo besando sin piedad, mientras acaricio su sexo con mis dedos. Sé que quiere más, y pienso dárselo.

Mis manos suben hasta su camisa, la desabrocho botón a botón, y la desabrocho también el sujetador por detrás, se lo quito y me da un infarto cuando los veo, están más grandes, más apetecibles. Su cuerpo es perfecto.

Acaricio uno de sus pezones con mi boca, sin piedad, y cuando no puedo más, la tumbo y me deshago del botón de mis pantalones. Se acabó, muero por sentirla de nuevo.

Agarro sus caderas, y me introduzco lentamente en su interior. Callo sus gemidos con un intenso beso en la boca.

- Christian, ¡quiero más!, ¡necesito más!. - Gime en mi boca.

- Yo si que necesito de tí. - Me estoy volviendo completamente loco.

Me ha estado provocando y esto es lo que pasa.

Siento como mi miembro entra y sale, y no puedo evitar correrme junto a ella. Esto ha sido increíble.

Cojo a Ana en mis brazos, la tapo, y me marcho con ella en brazos hasta mi coche.

La dejo sobre el asiento del copiloto, y cuando quiero darme cuenta, Ana se ha quedado dormida. Estaba agotada. Todo esto del divorcio, no nos ha dejado dormir en paz.

- Descansa mi vida. - La doy un tierno beso en los labios.

Pongo el coche en marcha, y la llevo hasta mi casa. Ya casi es de noche y no quiero que vuelva sola a casa, así que no dudo en llevármela a mi casa.

Camino a casa suena por tí, de el canto del loco. Una de mis canciones favoritas.

Ella lo es todo para mí, y sabía que no sería capaz de dejarme, al igual que yo no soy capaz, porque ella es la culpable de que sea así. Ella se ha molestado en cambiarme y hacerme mejor persona, y no podía ser de otro que no fuera yo. No quiero que otro la toque, solo quiero hacerlo yo, cada noche, siempre que tengamos ganas de tenernos. Ella es mi mujer, y lo nuestro ha sido un flechazo, uno de esos que pocas veces ocurre, pero es que nosotros somos almas gemelas, no sabemos estar el uno sin el otro, estaba claro que lo del divorcio, no era para nosotros, porque nosotros lo que hacemos es amarnos con locura, a veces a nuestra propia forma, pero lo importante es que nos queremos, nos necesitamos y estaremos juntos le pese a quién le pese.

Yo antes no era nada cursi, pero Ana me ha cambiado. Ella me lo ha dado todo, me ha dado todo su amor, ha hecho siempre de todo por mí, y a pesar de mi frialdad, ella ha sabido calmarme y acercarse a mí, a pesar de que parecía imposible. Yo no le he dicho te quiero a absolutamente nadie, ni si quiera a mi madre, y a ella no me cuesta nada decírselo.

Llego hasta mi casa. Aparco el coche en el parking de mi nueva casa. Abro la puerta de Ana, la cojo en mis brazos y la subo hasta mi dormitorio.

Dejo a Ana sobre la cama, la quito los tacones, y justo la suena su móvil. Atiendo la llamada porque muero de curiosidad.

- Ana, ¡por fin!, ¿dónde estas?, Teddy te necesita. - ¿Perdón?.

- Hablas con su marido, ¿quién dices que la necesita?

Att ♡

Att ♡

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Mi jefe, mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora