Estoy en el hospital, de nuevo insisten con la baja, pero yo no quiero. Christian no me deja faltar a la oficina, y es el único rato que puedo ver a mi hijo, cuando me salgo con Taylor o cuando está con él en su despacho.
Me niego a solicitar la baja en la empresa, y mucho menos si se la tengo que presentar a Christian, es más, de paso ya estará enfadado por no verme por allí, y paso de contarle el ridículo que he hecho. Me ha dado un ataque de epilepsia de la nada, ya no entiendo lo que me pasa, todo es por ansiedad, por depresión, por todo.
Pido el alta y me la dan, aún que mi doctora ha insistido en que me quede, no la he hecho caso. Debo ir a la empresa y estar allí presente, aún que haga de mueble.
Nadie se ha enterado de mi ataque, y eso es bueno, paso de que estén encima de mí preocupándose por nada. Lo único que me pasa es que por la depresión, he tomado unas pastillas, y esa medicación me ha causado el ataque de epilepsia, también es por un efecto secundario. Igual, voy a dejar las pastillas, así que problema resuelto, no necesito ninguna baja ni nada por el estilo.
Salgo del hospital y voy directa a la empresa. Cuando llego, justo pillo a Christian hablando con Taylor en la entrada, y tiene a nuestro hijo en brazos.
- Ana, tenemos que hablar - Le entrega nuestro hijo a Taylor. Joder, odio esa frase
Acabo de llegar y ya va a empezar ¡No puedo más!
- Vale - Tengo la esperanza de que esta vez me hable de buenas
Subimos juntos por el ascensor. Ambos nos miramos pero no decimos nada. Christian tiene apretados los puños, se está conteniendo, va a hablarme de malas.
Todos nos miran al entrar. Me coge por el brazo y prácticamente me arrastra hasta su despacho. Otro síntoma de que va a hablarme de malas maneras.
Desde luego hay días que lo mejor es quedarse en la cama y pasar de todo, del trabajo, de tu ex o marido, y de todo en general. Hay días que mejor quedarse durmiendo y no despertarse. Tenía que haberme quedado en el hospital.
Christian cierra la puerta de su despacho, y me obliga a tomar asiento frente a él. Si. Todo apunta a que me va a hablar de malas, y aún el tema es interrogante, porque no tengo ni idea de que es lo que he hecho ahora.
Christian sigue callado, cuando de pronto me entrrega un papel. Es la firma de Freud, que acepta que le publiquemos su anuncio. Mierda, ya sé por donde van a ir los tiros. Aún que pensé que esto le gustaría y le ayudaría a tener más confianza en mí, por su cara deduzco que no va a ser nada bueno lo que me diga.
- ¿Cómo lo has conseguido? - Bueno. No sabe nada. Es un alivio
- Eso da igual, lo importante es que ha firmado - Trato de restarle importancia al asunto
- Quiero saberlo, porque sé que lo que quería era meterte en su cama, y de pronto me viene y me enseña
esto - No se contiene más y eleva el tono de voz- Ya no soy nada para tí, ¿qué más te da?, lo importante es que hemos conseguido su firma - No debería darle tantas vueltas. Ya no le tiene que interesar lo que haga o no haga con mi vida
Me ha dejado escapar, me ha devuelto mis alas, y la verdad es que se está mal. Estoy enamorada de él, pero parece que no se da cuenta, e intenta fastidiarme de todas las maneras posibles.
- ¡Me da!, ¡dime ahora mismo que le has hecho! - Está muy nervioso. ¿Tanto le molesta?
- Nada, no le he hecho nada - Trato de sonar tranquila y relajada. No pienso gritar y ponerme a su altura.
- ¡Mentira!, ¡te lo has follado! - Me coge bruscamente por el brazo
¿De verdad me ve capaz de eso?, ¿en serio piensa eso de mí?. No puede ser, no esperaba esto por su parte. Él me conoce y sabe que no soy así no lo he sido, ni lo seré.
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Mi jefe, mi Ex
FanfictionEl mundo en realidad es pequeño, por eso puede darse la casualidad de que tu jefe, resulte ser tu ex.