Capítulo 37

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No me puedo creer que haya sido capaz de llamar a la policía por desaparecer apenas una hora

¡ ¿Qué le pasa?!

- No pienso enseñarles mi bolso - Lo agarro con fuerza

Los policías no tienen derecho a invadir mi privacidad. La ley es una mierda, no pueden hacer esto. No quiero que Christian se entere de semejante forma de cierta cosa.

- Hemos encontrado en su despacho, botes de pastillas vacíos

- Me las recetó el médico y no son de ahora, ni si quiera he estado aquí - Christian es testigo de eso

- ¿Por qué las tomaba?, no parecen pastillas de efectos leves - Insiste el maldito policía

- Me las recomendó una amiga y mi doctora aceptó dármelas por depresión - Me jode estar diciendo esto. Nunca he dicho en alto que tengo un grave problema de depresión y que para poder ser feliz tenía que ir medicada. Ahora he cambiado, no las necesito

- ¿Tiene las recetas? - Definitivamente es gilipollas. He explicado claramente, ¡que ya no las tomo!

- No, ya hace mucho que no las tomo - Me ha costado bastante dejarlas, pero no podía seguir tomándolas

- ¿Por qué las ha dejado?, ¿seguro que no ha estado automedicandose?

- ¡No!, y no es asunto vuestro

- Oye señorita, deje de intentar vacilar y deme su bolso - Me pone la mano encima

- ¡No la toques!- Christian le da un puñetazo. ¡Toma esa policía de pacotilla!

- Se acabó, enseñe lo que tiene en su bolso o pienso detenerla

- ¡Nadie se la va a llevar! - Grita Christian

- Ha sido usted quién nos ha llamado y es por el bien de la señorita, que reconozca que tiene un problema

- ¡Ya no tomo nada!, ¡marchese! - Ya está bien. Que se dedique a joder a otra. Hay casos más importantes, y están perdiendo el tiempo con esto

- ¿Cómo lo sé?, enseña lo que escondes, Anastasia

- No escondo nada Christian, deberías fiarte de mi palabra - Me está decepcionando otra vez. Esa es su especialidad

- Señorita deme su bolso - El policía logra quitarme el bolso

Estoy pérdida joder, más que eso. Mi vida se va a convertir de nuevo en pesadilla.

El policía empieza a sacar cosas de mi bolso.

- Una cartera, interesante - Si, algo que todo el mundo lleva. La mía no es especial así que no sé qué necesidad tiene de examinarmela entera

- ¿Le extraña que lleve una cartera?, porque la lleva todo el mundo, ¡devuelveme mi bolso!

- Esta bien, lo haré - Hace amago de darmelo, pero acaba volcando mis cosas encima de una mesa

Esto no puede estar pasando. Estoy temblando.

¿Por qué joder?, ¿qué he hecho yo?

Christian se ha pasado de castaño oscuro, y de negro también.

- Vaya, un test de embarazo y positivo - Odio a la puta policía. No hay derecho - Además es reciente...- ¡Quiero que se calle por favor!

- ¡Sois unos exagerados de mierda!, no es delito estar embarazada, ¡dejarme en paz! - Me sale del alma gritar esto

- Ana...- Christian está en shock

- ¡Cállate!, de todo lo que has hecho esto es lo peor, y no te pienso perdonar, no tenías derecho a hacer esto - Sigo gritando.

Ya está bien de dejarme ningunear por nadie. Tenía que dar la cara.

- Yo sólo quiero tu seguridad, y sabes que haría lo que fuera necesario - Intenta acercarse a mí, pero me alejo

- Claro, ahora resulta que la zorra te importa, ¡mentira!, esto lo has hecho para seguir jodiendome, no te parece suficiente con quitarme a mi hijo, mi personalidad, y mis horas de descanso, ahora también te has visto con el derecho de quitarme mi privacidad - Se ha pasado tanto que no quiero ni verle

- Ana...- Le interrumpo. Me he callado mucho tiempo, y es mi turno para hablar

- ¡Déjame en paz!, olvidame, las cosas no se hacen así, y te lo iba a contar, pero no te has fiado de mí, has preferido joderme - Tiro el test de embarazo sobre la mesa

- Yo sólo intento protegerte - Mentiroso. No me creo nada. Ya no, es demasiado tarde

- Pues protegeme de tí, y no te acerques a mí, ¿podrás hacerlo?, al fin y al cabo te hago un flaco favor

- ¿Qué?, Ana, escucha

- ¿Me escuchaste tú?, pues no, así que donde las dan las toman, ahora me voy a terminar de desayunar, diga lo que diga el jefe y su p***madre, ¿que puedes hacer?, ¿despedirme?, pues adelante - Me hace un favor si me despide

- Ana, no puedes irte ahora, tenemos que hablar

- Te equivocas yo contigo ya no hablo nada, si tienes algo que decirme, se lo dices a mi abogado, al cual aún no tengo, pero lo tendré

- ¿De verdad crees que te vas a ir sin más?

- ¡Pues si!, ya no te tengo miedo, ¿qué puedes hacerme?, nada que no hayas hecho ya, así que me voy a terminarme el maldito café

- Será mejor que me vaya - El policía es idiota, a buenas horas dice de irse

- Usted, policía de mierda, hay casos más importantes que este, haga bien su puto trabajo y deja de joder a los que no hacemos nada - Necesitaba contestarle mal a ese idiota

El policía va a detenerme pero Christian le sujeta por detrás.

- ¡Cómo le haga algo a mi mujer, se va a cagar!, así que váyase si no quiere que le corte la mano

El policía se marcha. Christian le da miedo, a mi ya no.

¿Qué puede hacerme ya?

- Adiós Christian, me voy a tomar mi hora de descanso tal como dice el contrato, si no estás de acuerdo, me despides

- Ana ya has estado fuera antes, no puedes salir otra vez

- Pues despideme entonces, a mí, me da igual, quiero desayunar y lo voy a hacer te guste o no, ¿acaso te vas a atrever a negarle un descanso a una embarazada?

- No, claro que no, pero tenemos que hablar

- No, no me vas a quitar más nada, tengo nueve meses, y me buscaré a la mejor abogada, no vas a hacerme nada más, te lo juro

- Ana, yo no quiero...- Le interrumpo

- Me da igual, me voy - Me dirijo hasta el ascensor

- Ana, tienes que detenerte, no puedes irte - Insiste desesperado. Ahora es cuando suplica

- Si que puedo, tengo horas libres que me corresponden por convenio, así que me las voy a tomar, te guste o no, y si tienes una queja, pues adelante, siempre puedes despedirme

- Ana...- Vuelvo a interrumpurle. Tengo ganas de soltarle lo típico, eso de ¿a qué jode?

- Voy a ser una directora de mierda, y espérate que no haga huelga - Le amenazo

- No puedes hacerme esto, ¿de verdad me vas a dejar así? - De verdad, y esto no es nada en comparación con lo que me ha hecho él

- Por supuesto que sí, así que, adiós, jefe - Las puertas del ascensor se cierran, y dejo a Christian en shock



Mi jefe, mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora