Capítulo 34.

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—¡Teddy! —gritaron ambos hombres al entrar a su habitación, Teddy estaba parado en toda la mitad, con la mirada pérdida.

Harry se acercó rápidamente y me envolvió en sus brazos, le beso la cabeza y lo apretujo.

—Mi amor, que paso. Cuéntame. —le hablo con voz dulzón, Teddy le miró y volvió a conectar sus cables.

Harry Estaba enfermo.

Harry no quería que nadie se enterara.

Tenia que darle el medicamento a su papi.

Debía permanecer más tiempo con él.

—Nada papi. —repuso el infante con voz perdida. —Es que las ramas me asustaron...

Draco entró a la escena, observando cada parte  meticulosamente, intentando ver la razón al grito de aquel pequeño.

—Esta bien mi amor, ya paso...—le consolaba Harry.

—Papi, ¿donde esta tu camisa? —preguntó el niño. Draco quedo de piedra al escuchar esas palabras. Harry se puso de todos los colores, con vergüenza pues su hijo pocas veces le veía el torso desnudo.

—Tu papi quería bañarse. —aclaró Draco al ver que Harry no decía nada. —Nos asustaste con ese grito, entonces Harry vino y yo le seguí desde la cocina.

—¡Ahhh! Perdónenme. —dijo Teddy y salió disparado a abrazar a Draco. —Ya estoy bien.

—Eso espero. —le acarició la cabeza mientras le estrechaba una manito.

—Esta bien. Ya pueden Irse, soy un niño grande. —sonrió Teddy.

—¿Y ya no quieres mi beso de buenas noches? —Harry se le acercó, con cuidado le guió a la cama y le tapó con frazadas. Draco colocó su serpiente favorita al lado para que le hiciese compañía.

—Que los ángeles te cuiden. —dijo Harry y le beso la frente.

—Que los muggles no te den pesadillas. —dijo Draco mientras le daba otro beso en la frente.

Ambos jóvenes salieron por la puerta, la cerraron con lentitud, y al terminar, salieron directo a la habitación del lado.

¿En que estábamos?— ronroneo Harry mientras se tiraba de nuevo por aquellos labios.

Editado, 2 abril.

Enamorado de San Potter. →Drarry ← Donde viven las historias. Descúbrelo ahora