Enamorado de San Potter. →Drarry ←

Capítulo 33.

Teddy le sonreía a una sombra en aquella esquina de su cama, cuya figura humanoide le decía que no tuviera miedo, que nada le haría.

—¿Y tú quién eres? —cuestiono él pequeño.

—Soy amigo de tú papá, Lupin. —le dijo esté.

—¿Si? ¡Genial! ¿Como te llamas? ¿Conociste a mi papi? —Teddy atacó con preguntas mientras se acercaba aquella sombra negra y gris escondida en su cama.

—Mi nombre no puede decírtelo, y sí conocí a tu papi, eramos buenos amigos.

—¡Que genial! Y aveces les extraño...—puso cara de nostálgico. —Pero se que ellos enviaron a mis otros papis para cuidar de mi. —volvió a sonreír.

—¿Estas seguro? ¿De que te quieren? —la figura humanoide se levanto de la cama, pasando a otra esquina, Teddy se giro y le vio detrás del armario.

No sintió miedo.

—Si, me aman. —dijo él niño convencido.

—Ya veo. —hubo unos minutos de silencio, donde Teddy intentaba acercarse y este salía disparado a otra dirección del cuarto.

—¿Me ayudarías en una cosa? —finalizo el momento incómodo.

Teddy asintió.

—Tú papá Lupin me dijo que Harry sufría una enfermedad... Y si no la tratamos a tiempo, morirá. — Teddy desvaneció unos segundos. —Pero eso no pasara, ¿verdad? —el asintió. —Genial, pues veras, debes ayudarme a darle unas gotitas de ese menjurge de limón con calabaza, y tu papi estará bien en unos días. —intentó imitar una voz chillona de alegría.

—¡Sí! ¿Y como se la doy? Debo decirle...

—¡No! —grito el ente. Teddy le miró confundido. —Si se entera, no se la tomara porque es flojo con los remedios... Tu sabes. — Teddy Asintió.

—¡Claro! ¡Como yo!

La figura humanoide se acerco al niño, y entre unos rayos que proyectaba la luna, pudo ver sus ojos negros, en cuencas.

Teddy no quiso gritar, lo intentó.

Pero falló, y la figura desapareció de aquella habitación.

Editado, 2 abril.