Enamorado de San Potter. →Drarry ←

Capítulo 32.

Luego de aquella cena, los tres barones salieron rumbo al departamento de Harry, entraron y Teddy salió disparado a su habitación.

Harry se acerco a Draco, acorralándolo en una esquina, disfrutando de su aroma. Con su dedos recorrió de la manera mas suave el cuello del rubio haciéndole erizar. Con suavidad, se acercó oliendo su aroma, de menta, yerba y un toque de limón, como una infusión de las que hacen las abuelitas en sus casas... Un té quizás.

Y sin aguantar mas, Draco le tomo el rostro, y con ferocidad se mando por su boca, besando y probándolo cada vez más, el elixir, esa fruta prohibida que tanto anhelaban.

—Mm que bien besas Malfoy. —susurró juguetón Harry.

—Gracias señor Potter. -ironizó él. —Ven para acá.

Y con delicadeza, lo levanto cual pluma, Harry enredo sus piernas en las caderas de Draco haciendo fricción con sus miembros, Draco le mantenía firme, mientras besaba y mordisqueaba sus labios suaves.

—Te deseo. —jadeo Harry. —Te deseo Draco, por favor. —pidió.

—¿Cuánto Harry? ¿Cuánto eres capaz de desearme? —le preguntó mientras una chispa de maldad recorría su rostro.

—Soy capaz de muchas cosas. Hablas con él niño-que-vivió.

Malfoy rodó los ojos.

—Se te suben los sauces. —y volvió prácticamente a deleitar más del cuerpo de su amado, con las manos desabotonaba su camisa blanca sin ningún problema, tirandola en algún lado de la sala.

Luego llegó a sus pantalones, que con mucho deseo, comenzó a masajear por encima del miembro de Harry, volviéndolo loco.

—Teddy. Debemos irnos, puede vernos. —recordó el moreno, mientras dejaba que Malfoy le tocará su entrepierna.

—Mmm si, nos puede ver. —Tomó a Draco con más fuerza y comenzó a caminar con él en brazos hasta la habitación del chico. Con unos movimientos de varita dejó todo como estaba, entro al cuarto oscuro dejando a Harry con cuidado en la cama.

—Hoy no saldrás vivo. —sonrió Malfoy mientras mandaba una mano a la puerta para cerrarla.

U

n grito proveniente del cuarto de al lado, les bajo las ganas dejándolos petrificados.

Editado, 2 abril.