Me colocó sobre una cama.
-esto es asqueroso- suspiré dejando caer la cabeza hacia delante.
-¿de que hablas?
-estos cuartos… son los que utilizan los drogados para…- suspiré- ya sabes.
Lancé un gruñido sintiendo el dolor del hambre en mi garganta.
-necesitas sangre- suspiró- te buscaré algo, la tienda de donaciones no está muy lejos.
-no aguantaré tanto tiempo- negué con la cabeza- además, una bolsa de sangre no lo arreglará.
Hice una mueca de dolor.
-entonces… un humano- dijo.
Alcé la mirada.
-te traerá a alguien- suspiró.
-no me traigas a una chica- suspiré.
-no sé cómo podría atraer a un hombre aquí, a menos que sea gay, y no tengo la capacidad de saber eso.
Lancé un gruñido poniéndome en pie, me solté el cabello cubriendo parte de mi rostro.
-lo haré yo, tu ocúltate un poco- dije sosteniéndome de las paredes.
Salí del lugar viendo a la gente bailando, me acerqué al primer chico que vi, lo tomé de las manos arrastrándolo hacia atrás.
-hola- dijo.
-hola…
Le sonreí intentando no caer al suelo, sus manos me tomaron de la cintura acercándome a él. Que desagradable.
Llevó sus labios a mi cuello, tensé la mandíbula queriendo que fuera al revés.
-vamos a un lugar más privado- le sonreí.
Hice que se moviera hasta entrar a la habitación, Chris se había ocultado en las sombras pero igual veía todo.
El chico me recostó de la pared besándome, enrollé mis manos a su cuello acercándolo más a mí, me moví rápido dejándolo a él de espaldas a la pared.
Sentí los colmillos en mi labio y seguido los hundí en su cuello, él lanzó un gemido débil, la sangre en mi garganta me hizo sentir mejor, mi visión se volvió más clara.
Me separé de él recostándome de la pared, safisfecha, el chico cayó al suelo con un ruido seco.
Chris salió a la luz, sus colmillos perforaban su labio.