Hay algo extraño

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-eres intuitiva- dijo Dorot.

-me lo han dicho antes- asentí- entonces, me acordé que ustedes fueron los que me acompañaron cuando salimos del pueblo a  ”cazar” y me parece que con nosotros iba el abuelo de Caleb, el cual es una de las almas, cuando no lo veíamos tuvo que reacomodar el campo porque según ustedes algo tuvo que pasar para que pudiéramos salir.

-para reacomodar el campo se necesita la ayuda de todas las almas- dijo Gabriel.

-es por eso que Caleb y su padre estaban entre los árboles, y no los notamos, y también, porqué ellos ya me conocían ¿cierto?

-eso son tres brujos… faltan dos- dijo Dorot.

-sí, eso también lo pensé, pero vi algo, un detalle que se me pasó de largo- asentí- cuando me hicieron creer que te atacaba un animal, tu esposo casi ni se movió, pero sus ojos lo mostraron… estaban tan oscuros como alguien que hace magia…

-entonces crees que yo soy el cuarto brujo- suspiró Gabriel- ¿entonces porque no participé en arreglar el campo de fuerza?

-por la simple razón de que su poder es mucho más bajo que la de la familia de Caleb, ellos han protegido este pueblo desde mucho antes que ustedes llegaron, su participación en la protección debe ser una parte minúscula con relación a la de ellos, y por eso pueden acomodar todo sin necesitarlos, además… tú fuiste el que me atrapó cuando intenté correr, ningún humano puede correr a mí velocidad.

-bravo, niña… te felicito- Gabriel sonrió- pero te falta el brujo número cinco.

-no, claro que no- Kat habló por primera vez- vi los registros del pueblo, y por algo extraño, o una terrible coincidencia, ustedes dos tienen el mismo apellido.

-¡son familia!- inquirí- nos mintieron haciéndonos creer que eran esposos, eso es jugar sucio- me reí.

-entonces…- Kat sonrió a Dorot- el poder viene de familia y pasa a la familia… tu eres la bruja número cinco ¿o me equivoco?

Dorot nos sonrió.

-listas, niñas… enserio- Gabriel sonrió- pero en vez de preocuparse por nosotros, porque no ven lo que les pasa a ustedes.

-quiten la protección- dije.

-acabas de decir que nuestra parte es tan solo una minúscula en relación a los otros tres.

-iremos poco a poco- dije alzando una ceja.

-claro, pero no lo haremos- dijo Dorot

-¿no quieren salir de esta casa?

-si eso significa que ustedes queden libres… entonces no-negó con la cabeza.

-se les acabará la sangre en cualquier momento, y los lobos perderán la paciencia y los matarán uno por uno, luego ellos morirán de hambre- dijo Gabriel.

Sin arrepentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora