-tienes suerte de que no me siento bien, porque te envolvería en llamas- gruñó Kat y soltó a Kyle quien cayó de bruces en el suelo.
Me volví hacia Kyle molesta, me crucé de brazos casi gruñendo.
-¿Qué?- me gritó.
Tensé los labios intentando respirar hondo.
-¿Qué paso?- dije frunciendo el ceño- me besaste… ¡Y tu novia, vio!
-ah, sí claro, estas un tanto atolondrada- bufó.
-¿atolondrada?- gruñí- debería colgarte de la orca, ahora no sé cómo demonios pero le explicaras a Kat que no pasó nada.
-¡yo no te besé! ¡Lo recordaría!- gritó.
-¿y crees que no lo sé?- inquirí- pero hasta que averigüemos que es lo que ocurre intenta arrodillarte, mira que puede volvernos polvo si le da la gana.
-¡agh, explícame! ¿Qué ocurre aquí?- se levantó suspirando.
-luego, ni yo lo sé, ahora ve tras ella- suspiré.
-¿ir tras ella? ¿Acaso conoces a Kat?- frunció el ceño.
-o vas tu caminando o te lanzo yo hasta ella, decídete- gruñí.
-¡oh, muérete!- me gritó empezando a caminar.
Me le quedé viendo hasta que entró al hotel, tensé la mandíbula negando con la cabeza, me volví hacia la casa tras de mí, respiré hondo una vez más y entré.
Caleb estaba sentado de espaldas a mí, tan solo viendo la pared, pero al oírme entrar se colocó derecho y se volvió un poco hacia mí.
-¿te cansaste de molestar a mis padres?- preguntó él viéndome ya de frente.
-fueron muy cooperativos, la verdad- suspiré, claro que mentí, pero no lo dejaría saber.
-entonces, debes saber que no quitarán la protección- dijo sonriendo.
-la verdad, si creo que la quitarán- asentí- y solo faltas tú.
-y debes saber que sin mí, no se puede quitar- musitó
-si- asentí.
-y… bueno, llegó la hora de la negociación- se levantó acercándose al campo de fuerza- ¿Qué tienes para ofrecerme?
-¿yo, a ti? Nada- suspiré.
Frunció el ceño se separó un poco y me miró fijamente.