-listo, ya me siento mejor, ahora vamos- Kat me indicó que la siguiera.
Sonreí, de eso estaba hablando.
Salimos al pasillo.
-¿Cómo supiste lo de Rob, como supiste todo?- le pregunté.
-los mantuve vigilados- murmuró.
-¿viste lo de Rob?
Asintió.
-¿Por qué no apareciste para detenerlo?- fruncí el ceño.
-no iba a llegar a tiempo- musitó- lo siento.
Negué con la cabeza.
-gracias por ayudarme allá- dije.
La habitación se me desdibujó de repente, me apoyé de la pared intentando recuperar la vista, pero algo me impedía hacerlo.
-¡ey! ¿Qué ocurre?- Kat se volvió hacia mí.
-no lo sé- gruñí.
Me dejé caer al suelo respirando hondo.
-espera… ¿Cuánto de su sangre tomaste?- me preguntó ella arrodillándose a mi lado.
-¿su sangre?... no lo sé- musité.
-tienes que sacarla de tu cuerpo.
-¿Por qué demonios eso me haría daño?- gruñí llevándome las manos a la cabeza sintiendo una puntada horrible.
-sangre de brujo, Nessa… la más fuerte, es como una droga, una droga que destruye todo a su paso- dijo viéndome.
Lancé un gruñido.
-no puedo simplemente sacarla…
-entonces lo haré yo- se arrodilló- aguanta un poco el dolor.
Asentí cerrando los ojos.
Sentí su mano en mi pierna y luego un dolor profundo en el estómago, empecé a toser con fuerza, cuando abrí los ojos el suelo bajo mí estaba lleno de sangre oscura.
Todo se me aclaró de inmediato, el dolor se fue y una sensación extraña en mi pecho quedó.
-gracias- dije entre suspiros.
-bien… qué asco, vamos entonces- se levantó.
Pero antes de empezar a caminar de nuevo su cuerpo fue lanzado hacia delante con fuerza, su cabeza chocó contra el suelo unos metros alejada de mí, solté un gruñido levantándome con rapidez.