Pérdida

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Abrí los ojos sintiendo que me ahogaba, mis manos se aferraron a algo a mi lado mientras intentaba normalizar mi respiración, poco a poco fui recordando lo que había pasado. Sentí una desesperación interna, no había funcionado, quizá esa era la única razón por la cual seguía viva.

Me volví hacia lo que tenía en mi mano, Chris se hallaba a mi lado, con los ojos cerrados, estaba durmiendo y mantenía su mano entrelazada con la mía.

Fruncí el ceño, estaba vivo, y yo también, me quité mechones de cabello del rostro, me volví hacia su mano, sonreí.

-oye…- susurré- Chris.

Abrió los ojos de golpe levantándose algo aturdido, alzó la mirada hacia mí.

-despertaste- sonrió se me acercó abrazándome con fuerza- pensé que no había funcionado.

Me tomó el rostro entre sus manos viéndome a los ojos.

-¿no funcionó qué?- fruncí el ceño- ¿Cómo es que sigo viva?

-ven conmigo- susurró.

-oye… dime que pasó- me levanté quedando al nivel de sus ojos.

-no debiste querer salvarme, Ness… a veces, ser un héroe no es tan bueno- susurró.

-no estaba siendo un héroe, quería que las consecuencias de mis actos las pagara yo, no los demás… no tu- musité.

-nunca vas a poder revertir lo que nos pase- dijo.

-no voy a permitir que salgan heridos, no en una guerra que inicié yo- inquirí.

-¿sabes porque estamos aquí?- se alejó un poco-porque no vamos a dejar que te pase nada ¡entiéndelo! Porque por más que tú quieras pelear sola, no estás sola.

Lo miré a los ojos negando con la cabeza.

-tienes que confiar en nosotros- me tomó de los brazos acercándome a él- en que ahora esta es tanto tu lucha como la nuestra.

Colocó su mano en mi cuello acercándome a sus labios, mi corazón se aceleró con rapidez y le devolví el beso, sus manos me tomaron por la cintura pegándome a una pared. Sentía que nunca me iba a acostumbrar a esto, a sus brazos, a sus labios, lo amaba, y hacía todo lo que hacía, simplemente porque prefería morir a no tenerlo conmigo.

Me arrastró hacia la cama haciendo que cayera de espaldas, con él sobre mí, sus labios se fueron hasta mi cuello, abrí los ojos mirando al techo.

-Chris…- musité haciendo que se separara de mí- ¿Quién me salvó?

Sus ojos se detuvieron en los míos, bajó la mirada y se colocó de rodillas bajándose de la cama, me tomó las manos y halándome me puso de pie.

-ven.

Me arrastró por los pasillos del hotel, seguíamos en el pueblo, y había despertado en el hotel de Dorot. No podía ver a nadie por entre las ventanas, las calles estaban vacías, más de lo habitual, ya sin cruces ni nada.

-¿Cuánto tiempo estuve…?- pregunté.

-dijeron que un día- suspiró.

-¿dijeron?

-sí, yo desperté unas horas antes- asintió tensando los labios.

-¿Cómo es que una simple bala puede crear tanto daño?- fruncí el ceño.

-Kat… ella dijo que consumen todo, son como torbellinos de veneno- musitó.

Bajé la mirada, se detuvo frente a una puerta y se volvió hacia mí.

Sin arrepentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora