-volviste ¿no?- suspiró sonriendo- esperaba que murieras.
-lamento que tu deseo no se haya cumplido- gruñí.
-por ahora- alzó la mirada- ¿estabas llorando?
Me quedé callada tensando la mandíbula.
-¿fue por el que te salvó?- se rio- tu primo ¿cierto? Fue un imbécil por lo que hizo.
-lo hizo porque me amaba- gruñí casi sin poder sacar las palabras de mi garganta.
-claro, te has ganado la confianza de todos esos monstruos de feria, no deberías mentirles de esa manera- se levantó sacudiendo la ropa.
-no les he mentido.
-no, claro que no, el que te mordió tampoco te lo dijo todo- se rio.
-¿de qué hablas?
-¿sabes? Tú me llamaste brujo… no somos brujos, linda, somos almas- sonrió
-¿almas?
-las almas no tienes magia, las almas utilizan la energía y la convierten en lo que desean, y para que un alma tenga su “magia” tiene que estar ligado a algo o alguien.
-¿de qué hablas?
-no supe que estaba ligado a alguien sino hasta que llegué aquí- suspiró- mientras más poder tenga ese alguien… más poder tengo yo, piénsalo así como una conciencia.
Fruncí el ceño aun con el arma en mi mano.
-eres mi poder, Nessa- sonrió- la única manera de matar un alma es matar su fuente de poder.
-estás mintiendo.
-inténtalo- me sonrió- anda, dispárame
-¿Por qué yo soy tu fuente de poder?- rugí.
-por el simple hecho de que te ligaste a mí hace unos años.
-¿de qué hablas?
-bueno, la única manera de ser el alma de algo es jurarle protección- suspiró negando con la cabeza.
Tensé la mandíbula, jurarle protección a alguien.
-¿recuerdas ese día, íbamos a una fiesta?- suspiró- casi chocamos en el auto, tú te asustaste… y luego yo dije “juro que te protegeré”
-solo me estabas tranquilizando.
-fueron las palabras que dije, lo que me convirtieron en tu alma- suspiró negando con la cabeza- fui un total imbécil