Me mantuve despierta toda la noche hablando con Adam sobre el exterior y los rusos mientras Mason dormía. O si no, disimulaba muy bien.
No había podido dormir sabiendo que había cuatro muertos, mi amiga estaba en peligro por la expresión que me habia dado Blake la noche anterior y aún teníamos que salir con vida del maldito bosque.
-Buenos días-se levantó Mason.
-Hola-respondí secamente.
-¿Estás bien?-preguntó frunciendo el ceño.
-Intentando creerme tu mentira, pero bien-le sorprendí.
-Yo no te he...
-Me mentiste, admítelo-le corté-Savannah está en peligro. Iremos a por ella.
-No-dijo rotundamente.
-Entonces dile a Adam que te lleve al punto de encuentro. Yo voy a por ella.
Mason me dió una mirada furiosa.
Había cabreado a Blake Mason de nuevo. ¿Se estaría convirtiendo en una costumbre?
Salimos un cuarto de hora más tarde directos al bosque. Por el camino cogimos un par de bolsas de comida que después comeriamos.
Adam nos guió hasta Dylan y Carter que se encontraban sin camisetas y subidos a los árboles.
Nos recibieron apuntándonos con sus armas en la nuca.
Tras aclarar el malentendido, nos reunimos un poco más allá de donde nos encontrábamos para sentarnos a comer en el improvisado campamento que habían montado los dos chicos de Mason.
-Movimiento cerca-escuchamos alarmados por los pinganillos.
Los cuatro tiramos la comida al suelo para salir corriendo pero ya estábamos rodeados antes de dar más de un paso.
Los chicos intentaron sacar sus armas pero el seguro de uno de los rifles fue quitado.
-Bajad las arrmas, chicos-pronunció un hombre de fuerte acento ruso.
Blake, Dylan y Carter tiraron las pistolas al suelo lejos de ellos. El ruso me miró.
-¿Y tu arrma?
-No llevo-respondí.
-No me fío de tí. Ubedites', chto ona ne nosit' oruzhiye(Registrad que no lleve armas)-le dijo a uno de sus hombres.
-No la toques-dijeron los tres chicos a la vez.
- Davay, chto zhe vy zhdete?(Vamos, ¿a qué esperas?)-le dijo a su hombre.
El hombre bajó el arma acercándose a mí con una sonrisa.
Blake se puso delante de mí entre aquel hombre y yo. Todo el mundo quitó el seguro de su arma.
-Tikho(Tranquilos)-habló el que parecía el jefe.
Mason se dió la vuelta y me registró fríamente entregándole la navaja al tipo que esperaba delante nuestra.
Había ido directamente al bolsillo de atrás donde sabía que estaba guardada.
-Bien, amigos-dijo el jefe-Ahorra mis hombrres van a llevarros a campamento.
El jefe se alejó satisfecho por su captura. Los rusos nos esposaron las manos a las espaldas con bridas.
Fuertemente vigilados comenzamos a ir en dirección a su campamento.
Mason me adelantó para que quedara entre él y Dylan. No se fiaban de lo que pudieran hacerme los rusos.
Y yo tampoco lo hacía salvo que no podía hacer nada con Dylan, Carter y Blake vigilándome.
El campamento no estaba muy lejos de donde nos encontrábamos por lo que solo estaban esperando a que nos reuniéramos para atraparnos a todos.
Una vez en el campamento nos desearon una feliz estancia atándonos a los troncos de los árboles de la zona colindante.
Nos habíamos librado de las bridas pero teníamos más de diez metros de cuerda reteniéndonos.
Otra ventaja era el pinganillo ya que no lo habían detectado y eso era muy bueno.
Dylan insultó al ruso que lo estaba atando en su idioma recibiendo un puñetazo que hizo sangre en su boca.
Nos quedamos en silencio hasta que nuestros captores se habían alejado. No nos íbamos a quedar por mucho tiempo aquí.
Empecé a forcejear contra mis ataduras. Ya había hecho esto antes y no debería ser tan difícil repetirlo.
-Primera norma de los secuestros-dije mirando a Dylan-Intenta no hablar con ellos. Mucho menos insultarlo.
-Ha sido un impulso-se justificó.
-Segunda norma,y esta es para todos-dije mirándolos a todos-No entendéis su idioma. Es una ventaja.
-¿Has visto las miradas que te han echado? Solo querían tocarte-preguntó Blake.
-¿Estábais celosos?-pregunté divertida.
-No-respondieron al unísono.
-Ya veo-aguanté la risa.
Conseguí coger el nudo y empecé a desatarlo. Un minuto más y lo tendría.
-Hay una tercera norma-les dije sonriendo.
-¿Cuál es?-preguntó Carter.
BINGO. Hora de irse.
-Escapa cuanto antes-dije dejando caer las cuerdas y levantándome.
-No por mucho.
Escuché esas palabras mientras caía inconsciente al suelo por un fuerte golpe que me habían propinado en la cabeza.
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Un amor de campamento.
RomansaTras pasar la prueba inicial con mal pie, nuestra protagonista se ve envuelta en un castigo y parece que se ha convertido en el ojito derecho del jefe de su unidad en el campamento a pesar de lo duro que la trata. Ella tendra que aguantar el entrena...