Enemiga de muchos, amiga de pocos.

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Reinalda volvió a darme tarea en la cocina. Fregar platos y pelar patatas. Realmente era un trabajo lleno de glamour.

Terminé a la hora de la comida consiguiendo comer con el resto de la gente.

No me hacía la menor gracia así que decidí sentarme sola en una mesa alejada de mis compañeros.

Aguanté sus miradas y sus risas repitiéndome que era superior a ellos.

Cosa que funcionó demasiado bien.

Una chica se acercó hasta mí con su bandeja.

-¿Puedo sentarme?-dijo señalando la mesa.

La examiné por un momento. Morena, ojos marrones, de mi edad, pecas y con apariencia de persona normal.

-Claro, pero no esperes buena reputación-dije amargamente.

-A mí también me odian si es lo que quieres decir-me respondió.

-¿Por algo en especial?-curioseé.

-Primera en la promoción A-suspiró llevándose una patata a la boca-Pero quieren trasladarme a la B.

-Samantha Dawson-estiré mi mano hacia ella-Primera en la promoción B y espero que tu nueva compañera.

-Melissa Bird-me estrechó la mano-Y esperaba que fuéramos amigas.

Comimos juntas riéndonos y habalndo de nosotras.

Melissa venía de Oklahoma recomendada por su hermano Adam. El mismo Adam con el que hablaba por el pinganillo. Tenía otro hermano pequeño que se había quedado con sus padres. Y añadió que su prima era una famosa cantante country.

Blake se acercó hasta nosotras cuando estábamos terminando de recoger nuestras bandejas.

-Soldado Bird, Samantha-saludó.

-Blake-saludé.

-Señor-saludó Melissa mirándome raro.

-Quería comunicarte que es un placer tenerte en mi unidad-dijo estrechándole la mano.

-¿Han aceptado el cambio?-exclamó sonriente.

-Si, y quiero que sepas que tu caso también se da en nuestra unidad, así que no puedo hacer mucho más que acallar rumores.

-No te preocupes, Mason-dije sonriendo-Podremos patear un par de culos juntas si es necesario.

-Te recuerdo que no quieres añadir más castigos a los que ya tienes, Samantha-dijo divertido-Melissa, puedes empezar esta tarde en la unidad. Sam te enseñará el horario.

-Gracias-le dijo a Blake que ya se iba.

-Por cierto, Samantha-dijo dándose la vuelta antes de salir-Enhorabuena por el valor que has mostrado en la sala de tiro. Espero que sigas así y tus compañeros se pongan las pilas.

Lo había dicho a posta.

Me despedí de Melissa tras enseñarle el horario en la puerta de mi edificio para volver a la cafetería a cumplir mi castigo.

Recogí el comedor, fregué los platos, el suelo, limpié bandejas y tiré la basura. Mas glamour.

Corrí hasta el siguiente entrenamiento que era tecnológico. Adam me sonrió señalando a Melissa que me habia guardado un sitio.

Me senté junto a ella y esperamos a que Adam empezara.

Escuchar como Adam hablaba de la tecnología me aburría en cierto modo pero nos enseño varios aparatos que me gustaron.

Melissa y yo salimos en dirección al último entrenamiento del día.

Savannah y Dylan nos esperaban vestidos con monos de mecánicos delante de tres coches.

-Savannah-dijo señalándose a ella misma-Dylan-le señaló.

-Da igual-dijo Dylan.

-Hombres-susurró Savannah. Las chicas nos reímos-Vamos a trabajar en equipos.

Un murmullo recorrió todo el taller. Genial, Savannah, es lo que mejor llevamos.

-Mason y Stuart creen que deberíamos empezar a fomentar el trabajo en equipo. Hoy lo vamos a hacer.

-Empezaremos con las chicas-sonrió Dylan-Melissa, Samantha-señaló el primer coche-Todo vuestro.

En los otros coches tocaron tres chicas en cada uno. Dos chicos más en el nuestro y tres en cada uno de los otros.

James y Shane. Los dos eran amigos y nos habían asegurado que no hacían caso a los rumores.

Una vez con los monos para empezar a trabajar, Dylan y Savannah nos repartieron unas carpetas a cada uno de nosotros.

-Ahí tenéis la declaración del cliente y todo lo que tenéis que saber de un coche-explicó Savannah-Tenéis el plazo de una semana para arreglar el coche y aprenderos toda la carpeta.

-Podéis empezar-dijo Dylan bebiendo de un botellín de cerveza y dándole otro a Savannah.

James y Shane nos enseñaron lo básico pero teníamos que estudiar para hacer algo medianamente bueno.

Nos despedimos al finalizar en el taller y nos fuímos a nuestras respectivas habitaciones.

Al final, el día había tenido algo bueno. Tres personas a las que no les caía mal. Deberían darme algún premio por ello.

Samantha Dawson: enemiga de muchos, amiga de pocos.

Sería un buen lema para mi tarjeta de visitas.

Un amor de campamento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora