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Mi sujetador terminó en el suelo mientras Blake no se separaba de mis labios.

Mis manos bajaron hasta su pantalón para desabrochar el botón, bajar la cremallera y tirar para quitárselo.

Las manos de Blake apresaron las mías levantándolas por encima de mi cabeza.

Su boca bajó por mi barbilla y el cuello hasta mi pecho.

No pude evitar lanzar un gemido al sentir su boca sobre mi pezón. Noté su sonrisa contra mi pecho mientras sujetaba mis muñecas con una de sus manos y con la otra se deshacía de los pantalones.

-Igualdad de condiciones-le sonreí excitada.

Blake levantó su cabeza soltándome las manos para llevar las suyas hasta mi pantalón.

De un golpe lanzó al suelo el vaquero y las bragas dejándome desnuda debajo de él.

Aproveché la libertad de mis manos para bajar sus bóxers. Gruño al sentir que liberaba su erección y se agachó para apresar de nuevo mis labios.

Su mano abrió el cajón de la mesilla sacando un preservativo.

Se separó de mí lo justo para darme el paquetito.

Lo rompí con la boca y coloqué el condón sobre su erección.

Blake volvió a reclamar mi boca consiguiendo que la abriera para que él pudiera introducirse en ella.

Noté que se hacía un hueco entre mis piernas. Una de sus manos rozó mi intimidad haciéndome gemir.

Una sonrisa se escapó de los labios de Blake al introducir un par de dedos en mí.

Comprobando que estaba lo suficientemente lubricada, Blake retiró sus dedos y se posicionó en mi entrada.

Su erección se introdujo lentamente sacándome un gemido de lo más profundo de la garganta. Blake gruñó.

Se separó de mis labios preguntándome si me encontraba bien cuando ya estaba por completo dentro. Le respondí haciendo que se apretase más contra mí.

Comenzó a entrar y salir lentamente hasta establecer un ritmo frenético.

Aproveché que bajaba el ritmo para utilizar una de las llaves de judo.

Él sonrió al haber quedado debajo mía y yo encima.

Lentamente comencé a subir y a bajar sobre él. Un gruñido delató que estaba disfrutando.

Llevó una de sus manos que se encontraban en mis caderas hasta mi sexo para acariciarme el clítoris.

Con solo un toque comencé a convulsionar llevándome a Blake

conmigo hacia la espiral de sensaciones que me había provocado el orgasmo.

Caí sobre su pecho exhausta. Blake me abrazó y salió de mí lentamente haciéndome soltar un gemidito.

Blake besó mi pelo tiernamente colocándome sobre la cama.

Ví como se levantaba para tirar el preservativo pero volvió rápidamente colocándose detrás de mí y cubriéndonos con la sábana.

-Blake-susurré.

-¿Qué?

-Buenas noches.

-Buenas noches-dijo besándome el hombro.

Para cuando me desperté, Blake tenía un brazo por encima de mi cintura y sus piernas entrelazadas con las mías impidiéndome moverme.

Intenté sacarmelo de encima recordando lo que había pasado anoche.

Solté un gritito haciendo que la sonrisita tonta se ampliara. Blake había rodado hasta quedar encima de mí aprisionándome totalmente contra el colchón.

Sus labios se juntaron con los míos dándome los buenos días al igual que la erección que me rozaba la parte baja de mi vientre. Ambos estábamos aún cubiertos por la sábana.

-Buenos días-saludó separándose lo justo para que nuestras narices rozaran.

-Me gusta cuando te despiertas de buen humor-sonreí.

-Solo unos pocos están al alcance de ese privilegio-dijo haciéndome reir-Deberíamos levantarnos. Llego tarde al entrenamiento.

-Quizás debería castigarte-le insinué de manera pícara.

-Quizás lo haga yo-me respondió divertido.

Y efectivamente, él me había castigado.

Tras salir de la cama y vestirnos fuímos por separados al entrenamiento para que nadie sospechara.

Blake llegó a tiempo para empezar con el entrenamiento pero yo había llegado tarde porque me había dejado encerrada en la casa.

Literalmente encerrada al llevarse mis llaves y cerrar la puerta con ellas.

Savannah me abrió la puerta ya que estaban colgadas por fuera de la puerta.

Ella se había descojonado mientras que yo había llegado tarde al entrenamiento y Blake me había hecho ponerme a hacer abdominales mientras los demás hacían carreras de relevos.

Cuando volví al piso me encerré en mi habitación después de pasar por su lado haciéndole un corte de manga que le hizo soltar una carcajada.

-Samantha, no te lo tomes tan en serio-escuché a través de la puerta.

-Que te jodan, Mason-respondí.

-¿Quieres volver a hacerlo?-dijo asomándose por la puerta con una sonrisa pícara.

Le lancé un cojín que impactó contra la pared por sus reflejos y mi mal puntería.

-Busca abstinencia en el diccionario y sabrás lo que vas a tener conmigo-grité a través de la puerta echando el pestillo.

La reverberación en la garganta de Blake me hizo saber que no estaba muy contento por mi afirmación.

Escuché como se alejaba por el pasillo hasta el salón y poco después se encerró en su habitación.

Una pregunta pasó por mi mente, ¿sería capaz Blake Mason de permanecer en abstinencia?

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Os dejaré con la intriga hasta mañana o pasado, amores.

Y no os olvidéis de sonreír (=

Un amor de campamento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora