Voluntaria.

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Me duché en el baño de la que ahora era mi casa y me fuí hasta la sala de tiro como decía el horario.

Entré a la sala de tiro con dos chicos que iban por delante de mí. Carter estaba sentado encima de un mostrador.

Nos sonrió señalando a nuestros compañeros ya colocados y esperando a empezar.

Me acerqué a él para darle el mensaje de Blake.

-Blake quiere que sepas que Lint, Jones, Carlson y Froid tienen que repetir el entrenamiento-le informé.

-¿A qué se debe?

-Se han golpeado accidentalmente repetidas veces contra mí.

-¿Estás bien?-frunció el ceño.

-Si, no te preocupes.

-Vete a tu sitio. Vamos a empezar.

Me situé junto a un chico rubio que no había visto en el entrenamiento con Blake y escuché a Carter.

Carter se bajó del mostrador dejando ver detrás de él una especie de daga en su funda y un arma como de la policía con un cargador al lado.

-Os enseñaré a identificar cualquier arma-dijo cogiendo la pistola y el cargador-A montarla y desmontarla-dijo colocando el cargador- Y a utilizarla.

Todos esperamos que disparara pero no lo hizo. En cambio, nos miró sonriendo.

-Necesito un voluntario.

Ninguno de mis compañeros avanzó ni fue capaz de ofrecerse voluntario. Yo me adelanté.

-O voluntaria-me sonrió-Samantha, ¿podrías colocarte en la diana y no moverte?

Mientras Carter pulsaba un botón que hizo que la diana se desplazase hacia arriba, salté por encima del mostrador y me coloqué delante de la diana.

El centro justo encima de mi cabeza.

- No voy a esperar menos que esto-dijo Carter levantando el arma hacia mí.

Carter disparó sin ni siquiera mirar donde apuntaba y cogiendo el arma con una mano. Me estremecí solo de pensar que me había dado.

Carter me sonrió mientras dejaba el arma en la mesa con el cargador al lado.

-Como iba diciendo, no voy a esperar menos que eso.

Respiré tranquilamente por alguna extraña confianza que me transmitía en ese momento Carter que volvió a mirarme.

-¿Aguantas una más, Samantha?

-Espero impaciente-susurré

Me había vuelto obstinada con respecto a como era antes de conocer el campamento. Me estaba mostrando como realmente era.

-Buena chica-dijo cogiendo el cuchillo y lanzándolo.

Escuché como el cuchillo se había clavado y noté el peso del cuchillo debajo de mi oreja izquierda y encima de mi hombro.

Si hubiera fallado, estaría muerta.

-Vuelve con tus compañeros, Samantha, y traeme la daga, por favor.

Carter se acercó a un armario y sacó una llave de su bolsillo.

Cogí la daga y caminé hacia el mostrador. La metí en la funda de la que Carter la había sacado y pasé por encima del mostrador volviendo a mi sitio.

Escuché murmullos acerca de mi valentía pero lo que más me impresionó fue escuchar como el rubio a mi lado le decía a su compañero.

-Seguro que se ha acostado con los jefes para ser la niñita de sus ojos.

-Que sea mejor que tú no quiere decir que sea una zorra, niñato-insulté.

-Good-dijo Carter-Ha tenido los cojones de ponerse delante de una diana sin saber ni siquiera si iba a fallarlo. En cambio, tú ni siquiera te has planteado el ofrecerte voluntario-dijo saliendo del armario con una caja-Controla tus palabras-se encaró Carter-Todo el mundo coged un arma y situaros en un habitáculo-dijo soltando la caja en el mostrador donde aún estaba el arma y la daga-Samantha, aquí.

Me coloqué en el mostrador desde el que había disparado Carter y me dió el arma y el cargador mientras él se guardaba la daga en la pretina del pantalón.

Tras ponerme los cascos y las gafas que Carter nos había proporcionado, nos pasamos toda una hora disparando a la diana.

Al parecer era una de las pocas personas que había conseguido acercarme al centro de la diana.

Carter me obligó a ayudarle a recoger el material después de echar a todos mis compañeros.

-¿Desde cuándo tienes tantos enemigos?-me preguntó guardando las armas.

-Desde que Blake ha dejado claro esta mañana que al llegar tarde añadía más entrenamiento.

-Por ello el comentario de Good.

-Sí, ahora soy vuestro ojito derecho-suspiré.

-Recuerda que estás cumpliendo tu castigo por lo del bosque-sonrió-Así que hasta su ojito derecho puede sufrir las consecuencias.

-¿Gracias?-pregunté.

-Te esperan en cocina. Puedes irte.

Tras despedirme de Carter, salí de la sala de tiro y me fuí a las cocinas.

Realmente me había convertido en el ojito derecho de los jefes de unidad y todos me odiaban por ser la primera en mi promoción.

Iba a ser un verano muy jodido y solo era el primer día de entrenamiento.

Un amor de campamento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora