Me levanté al día siguiente a las seis de la mañana con el toque de trompeta típico militar.
No solía tocar hasta las siete. Miré el reloj para comprobar nuevamente la hora y descubrí una nota pegada.
"A las 6 en cocina. No miraste el horario".
Escuché nuevamente la trompeta que descubrí provenía del brazalete.
Salté de la cama poniéndome los vaqueros y una camiseta militar que me habían dado el primer día.
Me miré al espejo tras hacer mis necesidades y salí corriendo de la cada mientras me hacía una coleta.
Utilicé las escaleras y salí corriendo del edificio hacia las cocinas.
Me paré sin saber donde estaban las cocinas.
-¿Ayuda?-dijo una voz a mi espalda.
-Dylan-dije rogándole-Dime donde están las cocinas o Blake me mata.
-Blake ya sabe que llegas tarde-sonrió.
-Por favor-supliqué.
-Tercer edificio derecha.
Salí corriendo hacia la dirección que me había dado con un 'gracias'.
Miré el reloj entrando a la cocina. Eran las 6.15.
Choqué contra un cuerpo que había delante de mí. Miré al suelo encogiéndome.
-Blake, lo siento, lo si...
-Suficiente-dijo suave.
Subí mi mirada escuchando la suavidad de su voz. Su expresión no era de cabreo y parecía estar tranquilo.
-Reinalda, ¿podrías darle tarea a la novata?
Una mujer de unos cincuenta años me arrastró a la cocina y me puso a hacer cosas.
Cortar pan y fregar platos. Todo glamour.
Una hora más tarde, el comedor estaba vacío y yo me había sentado en una de las mesas vacías para comer.
Un pedazo de pan con aceite, un café, un zumo y una manzana.
El trozo de pan quedó a medio camino al ver a Blake delante de mí.
-Por favor, deja que desayune-supliqué.
-No te he dado permiso. Además llegas tarde.
-Mason, te estás pasando un poco-dije mordiendo el pan.
-Eso demuestra que estoy haciendo bien mi trabajo-dijo dándose la vuelta para irse-Te espero en la pista.
Se fue dejándome sola en el comedor. No le gustaba que le hiciesen esperar por lo que sabía.
Terminé rápido el desayuno y me dirigí a la pista que se veía desde la ventana de mi habitación.
Blake paseaba de brazos cruzados y con sus gafas de sol frente a seis chicos que se mantenían firmes.
-Mira quien se ha dignado a aparecer-dijo sin mirarme.
-Siento la tardanza-dije poniéndome junto a Blake.
-A formar, soldado-me inquirió.
Hice lo que me dijo lo más rápido posible y esperé órdenes.
-Vamos a empezar con veinte vueltas y cincuenta flexiones. Cortesía de vuestra compañera tardona. ¡Empezad!
Durante todo el entrenamiento, recibí miradas de odio y diversos codazos y zancadillas que no venían a cuento.
Aún así fuí rápida en terminar y me paré frente a Blake sudorosa.
-Circuito completado, señor-dije sin aliento.
-Señor-dijo una morena dándome un empujón para ponerse delante de Blake-Todo hecho.
-Bien-sonrió-Lint, Froid, Carlson y Jones-llamó.
Los tres y la morena se pusieron delante de Blake de manera relajada pero obediente.
-Repetid las veinte vueltas y las cincuenta flexiones-dijo borrándoles las sonrisas de las caras-Esto es cortesía de las agresiones físicas a una compañera.
-Pero nosotros no hemos...-empezó la morena.
-¿Me está discutiendo una orden, soldado Lint?-dijo endureciendo su tono de voz.
-No, señor.
-Empezad de nuevo.
Los cuatro se fueron de nuevo a hacer el recorrido mientras yo me situaba junto a Blake.
-Gracias, señor-le dije.
-Ahora saben que eres la niña del entrenador, Samantha.
-¿Realmente soy tu niña?-pregunté impresionada.
-Eres la primera en tu promoción y estás por encima de estos idiotas-confesó-Te voy a tratar más duramente para que prosperes más.
-Me halagas, señor-ironicé.
-Llámame Blake, Samantha.
-No quiero...
-Vete a la ducha y busca a Carter-interrumpió.
-De acuerdo-dije alejándome.
-Samantha-me llamó-Dile a Carter que los soldados Lint, Carlson, Jones y Froid están repitiendo su entrenamiento.
-A tus órdenes, Mason-sonreí marchándome.
No estaba segura de si había visto una sonrisa en la cara de Blake, lo que sí sabía era que ya tenía enemigos en el campamento y que me consideraban una amenaza frente al jefe de unidad: Blake Mason.
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Un amor de campamento.
RomanceTras pasar la prueba inicial con mal pie, nuestra protagonista se ve envuelta en un castigo y parece que se ha convertido en el ojito derecho del jefe de su unidad en el campamento a pesar de lo duro que la trata. Ella tendra que aguantar el entrena...