9

2.3K 199 15
                                    

Mis padres, mi hermano, mi cuñada, mi hermana, mi cuñado, Verónica, el señor Cameron y yo estábamos en la cocina preparando un gran almuerzo para todos. Bueno, técnicamente ellos preparaban, ya que no me dejaban hacer nada a mí. Aunque aún sigo dolida, deprimida y sin ánimos de nada, tener a toda mi familia a mi lado me reconforta un poco, ya que al menos no estoy encerrada en mi cuarto y llorando por él.

Las horas, los días y las semanas pasan y el ambiente sigue igual. Me fui de casa junto a mi hijo a un departamento en mi antiguo edificio. Era más pequeño y cómodo que la casa.

Pilar se quedó conmigo por un tiempo, hasta el nacimiento de mi hija.

Era un martes de invierno y el reloj marcaba las 2:23 de la mañana cuando de repente siento un pequeño dolor entre mis piernas, lo que provoca que me despierte. Trato de dormir otra vez pero en unos minutos después empieza otra vez los dolores y sé que es hora de irme al hospital.

Llamo a Pilar y esta viene corriendo, le digo que tenemos que irnos y ella coge rápidamente las llaves del carro y el maletín de mi hija. Llama a su esposo y le dice que cuide a los niños.

Salimos del edifico y subimos al carro, mientras que yo llamo al señor camerón diciendo que nos estamos yendo al hospital, pero que mi hijo está en el departamento.

Llegamos rápidamente, ya que a esta hora no hay carro y además sumémosle lo rápido que conduce mi hermana.

Al llegar al hospital me pasaron a un cuarto donde me revisaron y me indicaron que tenía que caminar, para poder acelerar la dilatación para el nacimiento de mi hija. No paso mucho tiempo que caminaba de un lado a otro junto a Pilar, cuando los dolores si hicieron más fuerte y seguidos. Las enfermeras me condujeron otra vez a la habitación y prepararon todo para su nacimiento de mi pequeña.

Los dolores eran cada vez más y más fuerte. A mi alrededor se encuentran tres enfermeras, una doctora y....Pilar. Las lágrimas recorren por mi rostro al ver a mi hermana, en vez de a mi esposo. Miro a mi frente y la doctora me habla. Me dice que es hora de traer a este mundo a mi bebe.

Cojo la mano de mi hermana y empiezo a pujar mientras la doctora me va dando indicaciones.

No sé cuánto tiempo pasa cuando escucho decir a la doctora...

- ya veo su cabecita, sigue así cariño.

Y unos minutos después escucho un fuerte lloriqueo y sé que es mi bebe.

- ya está – me dice Pilar sonriendo.

Las enfermeras me traen a mi bebe envuelta en una pequeña mantita azul del hospital y me la ponen a mi lado.

Mi corazón empieza a palpitarme rápidamente y una emoción inmensa que no puedo explicar me recorren por todo mi cuerpo....es mi pequeña, es mi hijita.

- ¿ya sabes cómo se llamara? – me pregunta la doctora y yo muy alegre le respondo.

- si....se llamara Bianca.

Las enfermeras me retiran a mi hija y se la llevan para poder asearla, mientras que yo me quedo en la habitación cansada y quedándome dormida.

No sé cuánto tiempo pasa desde que me quede dormida, pero al despertar veo a mi dijo parado en una pequeña banca y mirando dentro de una pequeña camilla cuadrada.

- ¿Jonah?

- mami, mira. Está durmiendo.

Me paro y me acerco a mi hijo abrazando y mirando dentro de la pequeña camita.

- ella se llama Bianca.

- ¿no me quitara mis juguetes?

- no, no lo hará. Más bien tú tienes que cuidarla. Ahora ella es tuya.

Mi hijo la mira y la acaricia su rostro, cuando de repente escucho que entran al cuarto y puedo ver al señor Cameron con un jugo y un pastelillo.

- ¿Cómo estás? – me pregunta y saludándome.

- bien y ¿mi hermana?

- se fue a casa, estaba cansada así que le dije que no se preocupara, que yo me quedaría con Jonah.

- gracias.

- ella es muy bella, igual que tú.

- ella es mía, abuelo.

- claro que si hijo – dice el señor Cameron riéndose con el comentario de mi hijo.

Veo la hora y ya son las siete y me sorprende.

- ¿ese reloj está bien? – pregunto señalándolo.

- si, por supuesto. Son las siete y catorce de la noche.

- ¿la noche?

- si

- ¿Jonah ha comido algo?

- sí, no te preocupes, ya comió.

Unos minutos después llega mi hermana con un maletín lleno.

- te traje ropa para ti y cosas para que te asees.

Le agradezco tomando el maletín y me dirijo al baño. Cuando salgo, Meliza se encontraba en la habitación con una pequeña canasta lleno de juguetes y ropita para mi hija.

Nos ponemos a conversar entre todos mientras que mi hijo se pone a jugar con los juguetes de la bebe en la cama.

Unos minutos después todos se van quedándome con mis dos hijos, ya que Jonah no quiso marcharse.

Al día siguiente me dieron de alta y pude marcharme a casa. Al llegar mis amigas se encontraban hay. Me habían hecho una bienvenida para mí y mi pequeña.

Habían traído muchos regalos para la pequeña Bianca. Nos pusimos a conversar y recordar nuestro tiempo en Magna, nuestras salidas y nuestras aventuras. Ese día lo pase increíble con ellas.

Cada día que pasaba era hermoso y recordaba menos esos tiempos tristes de mi vida, ya que ella estaba ya a mi lado y pensando que en un momento cuando supe de su existencia quise perderla.

Los fines de semana salíamos a pasear al parque junto con Jonah y Bianca. Mi hijo no se separaba de su hermana para nada. Hasta cuando venía alguien de visita a casa a ver a Bianca, no dejaba que la cargaran, ya que decía que la pueden ensuciar y romper.

Mi hija ya tiene dos meses y cada día está más grande.

Cada día que pasa es menos el dolor por su perdida, ya que mis hijos son mi motivo de felicidad y de seguir adelante en esta vida. 

Agencia De EspososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora