20. Suffer

597 67 33
                                    

"I go through pictures inside my phone
Won't stop tempting me
You know what I want
Wanna make, wanna make love
Girl, I can't lie..."

—Siento haberte parecido atractivo y haberte metido en todo esto.

Casi me echo a reír. Le acaricio las mejillas con los pulgares y luego me aparto un poco para verle mejor.

—Sé que somos unos críos y que nos falta aprender mucho... pero si algo sé es que una relación no son solo besos, sexo, regalos y cenas en restaurantes. Es apoyarse, ayudarse... es compartir. Quiero estar contigo, con todo lo que eso suponga.

Ya me puse demasiado sentimental.

—No estás solo —añado para terminar.

Se le escapa una sonrisa, pero una sonrisa completa, de esas que muestran los dientes y que sonríe todo el rostro además de los labios. Y me siento afortunada, porque probablemente soy la única que ha conseguido en él sonrisas como esas en bastante tiempo.

De pronto me sujeta por la cintura y me arrastra sobre él. Quedo sentada encima de sus piernas y se acerca para besarme otra vez. Su gorra choca entre nosotros y acaba cayéndose hacia detrás. Sus manos aprietan en mis caderas, me acarician, recorren la piel con lentitud y suavidad... y pronto van bajando hacia mi culo. Los besos no paran. Muerde mis labios. Juguetea. Su lengua contra la mía. Me aprieta el culo, los muslos, desliza los dedos por mi espalda.

¿Qué es esto? ¿Así de repente? ¿Nos vamos a liar en el sofá de mi madre?

Él me sigue atrayendo contra su cuerpo y cada vez hay menos espacio entre nosotros. Cada vez siento que mi entrepierna está más pegada a la suya. Y me encanta lo que siento ahí abajo, y en todas partes.

—¿Podemos ir a tu habitación?

Ay, Dios mío. ¿Sexo? ¿Tanto tiempo queriendo sexo y va a pasar ahora? ¿Sin preparación previa?

—Todavía te debo algo —añade.

¿Me debe algo? ¿Es el sexo lo que me debe?

—Qué... qué... ¿qué me debes?

¿Por qué coño estoy tartamudeando?

—La gorra. ¿Te acuerdas?

Sí, la gorra es el recordatorio de que yo le... le hice aquello. De pronto todo tiene sentido en mi cortita e inexperta mente.

—No te chupé tu... cosa para que me devolvieras el favor.

Vuelve a sonreír y veo la lengua entre sus dientes. Estoy un poquito caliente, vamos a admitirlo.

—¿Confías en mí?

Necesito coger aire.

—¿Para qué?

Trago saliva.

—Para quitarte la ropa.

Tragaría más saliva si me quedara algo en la boca.

—¿Toda?

—Toda.

Dios.

—¿Qué vas a hacer?

Y mira hacia abajo. Mira hacia mi entrepierna. No necesito más explicación.

—Vale —susurro, cagada de miedo en el interior.

Me levanta en peso y me lleva a mi habitación en brazos. Cierra la puerta, aunque realmente estemos solos, y me deja de pie en mitad de la estancia. Mira mis labios, mi cuello... y mi escote. Su dedo índice recorre mi piel, entre mis pechos, haciendo presión en la tela de la camisa de tirantes que llevo. Me baja los tirantes por los hombros y tira de la camisa. Se me ve el sujetador beige. Tiene un poco de relleno y aro, lo que hace que mis tetas se vean más grandes y mejor colocadas.

El objetivo de Louis Tomlinson [LIBRO II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora