27. You're beautiful

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"You're beautiful

You're beautiful, it's true"


Louis.

—Carter, ponte la ropa, por favor —le pido por segunda vez, pero parece que no quiere despegarse de mi cuerpo.

—Vale, vale... —Sonríe mientras finalmente se levanta y recoge sus bragas y pantalón.

Me subo los calzoncillos y el pantalón rápidamente y resoplo, apoyándome contra el tronco del árbol. Cuando ya está vestida vuelve a acercarse. Apoya la cabeza sobre mis piernas y permanece ahí tumbada. Aprovecho para acariciar su pelo liso y suave. Me entretengo con él mientras guardamos silencio. Se escucha de vez en cuando las hojas de los árboles movidas por la brisa y algún que otro pájaro, pero de resto solo silencio.

—¿No te ha gustado? —pregunta de pronto.

—¿Estás de coña? —Se me escapa una risa breve.

—Nos hemos vuelto locos. ¿A quién se le ocurre hacerlo aquí?

Carraspeo con la garganta, atribuyéndole a ella todo el mérito, y consigo que se ría. Al cabo de un rato se levanta y termina sentada a mi lado. Se queda pensativa.

—Imagina dentro de un par de años, cuando cuente que una vez tuve sexo en un bosque.

—Imagínate... —repito, exagerando el tono.

Me mira, y sonríe. El tipo de sonrisas que te hace recapitular, que te hace darte cuenta de dónde estás, cómo estás y con quién, y piensas en lo afortunado que eres. La sujeto por ambas mejillas y la miro a los ojos, azules, risueños.

—Eres tan bonita —confieso.

Entonces su sonrisa se intensifica, y sus mejillas adquieren cierto color.

—Tú también.

—Por fuera y por dentro —añado.

Me coge la cara entre sus manos como si fuera un bebé.

—Tú... también... —enfatiza cada palabra sin borrar esa sonrisa.

***

Andamos de vuelta a casa, a la realidad, con nuestras mochilas puestas. Me da la mano y movemos los brazos hacia delante y atrás como si fuéramos críos del camino al colegio. Entretanto, me va contando cómo se las ha ingeniado para conseguir el dinero. Haciendo cupcakes, vendiendo sus libros, guardando el dinero que gana por cuidar de aquel niño... Todavía no me puedo creer que haya hecho todo eso por mí y me siento terriblemente mal sabiendo el esfuerzo que le ha supuesto, pero sé que a ella le hace feliz poder ayudarme y por ello estoy aceptando su sobre. Por una vez que alguien tiene interés por ayudarme voy a aceptar esa ayuda.

—Hablamos esta noche.

—Claro. —Asiento con la cabeza y espero a recibir su beso. Se cuelga de mi cuello y juguetea con mis labios durante un rato largo.

—Quiero otra cita en el bosque.

Se aleja, en dirección a la puerta, y me dedica un último saludo con la mano. Pronto dejo de ver sus ojos, su flequillo, su coleta castaña... Me he quedado solo en la calle. Sigo andando por la acera y permanezco distraído con el mismo pensamiento durante todo el camino. El recuerdo de nosotros dos haciéndolo junto a ese árbol me perseguirá durante lo que queda de día. Si me concentro muy bien casi puedo sentir su culo bajo mis manos, apretando contra su piel, y el olor suave de su pelo.

Estoy tan ensimismado con la escena que apenas me doy cuenta de que hay alguien esperándome al lado de mi casa. Es la voz lo que me hace reaccionar, levantar la cabeza y reconocerle.

El objetivo de Louis Tomlinson [LIBRO II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora