19. Team

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"Look at me, baby you know that I'm no angel
I know I'm a lot to handle

But you know me
When I love you, I love you harder
With all of my, all of my heart, yeah"

Permanecemos en silencio durante unos segundos. Él pasa su brazo por encima de mis hombros y yo aprovecho la ausencia de palabras para sorber por la nariz y limpiarme las lágrimas de la cara. No entiendo cómo puede estar completamente solo, cómo pretenden que un chico de dieciséis años se encargue de una persona así y de toda una casa.

—¿Tu padre no te ayuda en nada?

Es obvio que no, pero aun así me cuesta creerlo.

—No pareció muy preocupado cuando la diagnosticaron. No sabe cómo está ahora, cómo ha ido avanzando el deterioro. No llama, no viene... Ni un solo mensaje.

Por más que intento imaginarme en su situación, no puedo. ¿Podría yo haber sobrellevado lo que él ha pasado, en las mismas circunstancias?

—Él tiene su vida —añade como justificación.

No es una excusa. Por más que tenga su vida, distinta a la de ellos dos, despreocuparse de una situación como esta es inhumano.

—¿No has pedido ayuda? Tienen que encargarse de ella.

Aparta el brazo y se lleva las manos a la cara. Retira el flequillo, suspira y mira al frente. Lo único que puede estar viendo son matorrales y arbustos secos, además de una carretera asfaltada y solitaria.

—No sé qué hacer, Carter. No tengo a nadie que me ayude ni a nadie para que me aconseje sobre lo que hacer.

—¿Y los médicos? ¿Qué hacen los médicos?

—Cambiar la dosis. Aumentar una pastilla, reducir otra, cambiar el horario o las tomas... Intentan solucionar todo con medicamentos. —Puedo ver en su mirada la ira retenida en su interior—. Pero esto no tiene solución, esto no es sobre medicamentos...

Dirijo la vista hacia el mismo lugar que él y me viene el pensamiento tonto de que está solo incluso en su propia calle. No solo en casa o en el instituto, sino que también vive en un lugar completamente apartado de la civilización. Quizá sea un poco insensible por estar pensando en los vecinos tras semejante confesión. Creo que estoy tan aturdida que mi mente se encuentra en medio de una revolución y aprovecha para distraerse con cualquier estupidez.

—¿Quién limpia? —pregunto de pronto.

—Yo.

—¿Quién cocina?

—Yo.

Le miro. Analizo su rostro de perfil. Un rostro ligeramente angelical. Le dije una vez que parecía un gatito. Pero está triste. Abatido. Una parte de su mirada parece rendida, otra parte frustrada, porque no sabe qué hacer, pero quiere hacer algo. Es la misma mirada de siempre, la misma expresión de llevar un gran peso encima... la que me gustó desde el principio, la que me atrajo. Está cansado y se notan las ojeras, pero también está enfadado, con la vida... con todo lo que le ha tocado. Y ahora sé los motivos de esa expresión, ahora conozco sus razones.

Impacta. Impresiona. Conmueve.

Sin amigos. Drogas. Deudas. Una paliza, y probablemente algunas más. Sin padre. Poco a poco también sin madre... sin vida.

—Tengo miedo, Carter —confiesa, y nunca pensé que podría escucharle pronunciar esas palabras con tanta sinceridad—. Soy menor de edad. Imagina que por casualidad ingresa en un lugar especializado, o algo así... ¿Qué va a pasar conmigo?

El objetivo de Louis Tomlinson [LIBRO II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora