25. Pasado

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Louis.

Por la noche me llegan sus mensajes. Es la rutina. De hecho los estaba esperando. Después de haber estado en su casa estudiando para el examen, solo estudiando, esperaba una conversación pronto acerca de ello. Me pregunta si estoy nervioso y me cuenta que su madre ha estado haciendo de detective en un intento de encontrar posibles pruebas de que hayamos tenido sexo en su casa. Lo cuenta con tanta naturalidad... que diría que incluso le hace gracia. A mí más que risa, me avergüenza.

De repente cambia totalmente de tema.

Carter: Un beso en el salón de mi casa habría estado bien.

A veces, muchas veces de hecho, no entiendo por qué narices vino a mí. ¿En qué momento de su vida se le ocurre pensar que intentar ligar conmigo puede ser buena idea? ¿Querría estar conmigo si supiera todo de mí? Probablemente no. Por muy lanzada y valiente que parezca en ocasiones, sigo pensando que es bastante inocente, en muchos sentidos. Saldría corriendo. Y me estoy arriesgando a seguirle el juego, porque me gusta, a pesar de que sé de antemano que esto podría tener ciertas consecuencias a largo plazo.

Entonces empieza a enviarme fotos. Esas fotos... Al menos en esta no se le notan los pezones tan marcados...

Louis: Hoy no tienes tanto frío.

A pesar de que le digo que no, me desafía a continuar con las fotos cada vez enseñando más. Va subiendo su camisa tras cada imagen. Le gusta provocarme. Quiere que le dé mi opinión sobre ellas, pero a veces simplemente no sé qué decir porque temo pasarme de la raya o hacer algún comentario que pueda ofenderla. Todo en sus fotos me encanta, todo en ella me encanta, pero quizá confiarle mis pensamientos literales sin haber pasado por un filtro sea pasarse demasiado.

En la siguiente foto ya no hay camisa. Es su brazo el que tapa parte de sus pechos. La pulso para que se amplie, resoplo y me levanto de la cama de un salto, dejando el móvil sobre el colchón. ¿Qué estamos haciendo, joder?

Carter: No te voy a enseñar nada de forma explícita, para eso tendrás que venir a mi casa.

Tras leerlo, mi boca forma una pequeña o. Me llevo la mano a la frente. Va a por todas... Es más lanzada de lo que pensaba... Y luego viene una foto más, una sin nada de ropa aunque tapando todas las zonas claves. Está totalmente desnuda en su habitación enviándome fotos exclusivas y la idea me parece tanto excitante como aterradora. Nunca he hecho algo parecido. Nunca me han enviado fotos así. Las chicas con las que me he liado han sido, pocas en primer lugar, y momentos puntuales con casi desconocidas que no he vuelto a ver jamás en la vida. No les he dado mi número, por tanto no hemos podido mantener conversación, de ningún tipo. Y ahora aparece esta niña de mi clase, me dice que le gusto y me envía sesiones de fotos en las que la ropa es lo menos importante.

No paro de hacerle zoom a las malditas imágenes. Tiene un buen cuerpo. Tiene un buen culo. No me puedo quitar de la cabeza el hecho de saber que mientras me está escribiendo, está sin ropa en su cama, esperando por mis mensajes... esperando a que sea recíproco.

Hace rato que me está poniendo cachondo. Hace rato que quiero entrar en el juego, que quiero probar... Ella confía en mí para hacerlo, yo también confío en ella.

Me toco la polla por encima del calzoncillo. Está dura. ¿Cómo no iba a estarlo? Cojo una amplia bocanada de aire y sin pensarlo más voy hacia mi espejo. Espero que no se traumatice por ver una polla empalmada tras un bóxer. Ella lo quería. Ella me ha pedido fotos también, así que ahí va. 

Me uno al juego que ella ha iniciado, a ver qué nos depara... Quién sabe si en un tiempo, entre tanto caos en mi vida, ella puede ser la que marque la diferencia. Y todo habría empezado con un tonteo extremo de fotos cachondas.

A veces soy optimista. Muy pocas veces quizá. Tal vez ella me hace serlo.

Una vez que la envío su respuesta tarda en llegar como mil años. Me pregunto qué estará haciendo... cuál sería su reacción al verla... No es sacada de internet, se ve que soy yo por la mitad de la cara que ha quedado al descubierto. ¿Tal vez me he pasado? ¿Por eso no me responde?

Carter: Con tu permiso, voy a ponerla de fondo de pantalla.

Entonces me relajo y sonrío. Y pienso en tenerla aquí para ayudarme con esto. Pienso en ella sobre mí, moviendo sus caderas... Pienso en sexo con ella, y espero que no le moleste. No va a enterarse de que lo pienso de todas formas. No es la primera vez que lo hago, y tampoco será la última. 

El objetivo de Louis Tomlinson [LIBRO II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora