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Había ido a un chequeo de rutina, pensé que tendría algo por no haber comido bien en los últimos días, pero descubrí que no tenía nada que ver con eso, el doctor me dio la mejor noticia que me pudieran haber dado; iba a ser madre, la noticia me cayó de sorpresa, pero eso no significaba que no me agradara, esa noticia estaba llena de ilusión, de amor, y sobre todo de algo que estábamos buscando Edgar y yo.

Salí de aquel consultorio con los resultados en mano directo a decírselo a Edgar, mi prometido y el padre que aquel bebe. 


¡Va a ser papá! Para ser sincera él está más emocionado que yo, la idea de ser padre le agrada demasiado, y sobre todo que pudiéramos ser padres y poder estar juntos toda la vida.

Edgar me dio uno de los abrazos más lindos del mundo, sentía esa protección, esa alegría de tener un bebe, reaccionó rápido, me tomó de la mano y me llevó al coche, nos montamos con rumbo a la casa de mi mejor amiga Diana y su esposo Rafael, estábamos demasiado emocionados con aquella noticia. Edgar iba a una velocidad grande, y la verdad me asustaba, le pedí una y otra vez que bajara la velocidad, pero el repetía que no pasaba nada que me tranquilizara, él quería llegar rápido con los chicos para después ir a celebrar.

En un momento nos tocó un alto, ya iba a ser algo noche, la luz cambio y avanzamos, de pronto vi que otro coche se vino sobre nosotros y Edgar se vino sobre mí.

De pronto vi una luz que venía hacia mí, y después un ruido estrepitoso, vi que Edgar se alejaba de mí, y de pronto todo se puso oscuro.

—Jessica, ¿cómo te sientes?

—¿En dónde estoy? —viendo rápido a aquel doctor—. ¿Donde esta Edgar? ¿Cómo está mi bebe?

El Doctor me vio algo raro, pero estaba desesperada necesitaba saber si mi bebe estaba bien, y sobre todo como estaba Edgar.

—Jessica, tú y tu bebe están bien, tienes varios días aquí y pudimos estabilizarte tanto a ti como al bebe, pero,

—Pero que Doctor, dígame que pasa —dije interrumpiéndolo.

Estaba demasiado nerviosa, el doctor llamó a la enfermera y me suministraron un sedante para que me calmara.

Diana y Rafael estaban en aquel hospital día a día.

—Chicos —ellos se levantaron—, Jessica se acaba de despertar

—Que bueno —habló Diana—dinos Arturo, ¿Cómo está?

—Físicamente va mejorando, pero por lo primero que pregunto, fue por Edgar —ellos guardaron silencio por un momento—, yo no supe que contestarle, se me hace muy difícil decírselo.

—Lo entendemos y gracias por no decirle nada, ¿podemos pasar?

—Ahorita ella esta sedada, en cuanto despierte podrán pasar, pero solo uno por favor, y traten de que se altere lo menos posible.

Ellos esperaron a que me despertara, no tenían ni la menor idea de cómo decirme que Edgar había muerto en ese trágico accidente.

Aquel lugar me deprimía, yo quería ver a Edgar, saber que estaba bien, que aquel accidente solo nos uniría más y que el silencio del doctor solo significara que vendría a verme y a decirme muchas cosas que necesitaba saber.

Abrí mis ojos y a la que vi fue a Diana, ella estaba llorando y en cuanto vio que desperté se quitó las lágrimas y se acercó.

—Jess, ¿cómo estás? ¿Cómo te sientes?

—Bien, bueno, mejor —le di la mano para que se acercara—, por favor Diana, tu no me mientas, ¿Dónde está Edgar? —ella se trató de levantar pero la tome de la mano—.  Diana por favor, ¿qué pasa? Ya no me oculten nada, ¿Edgar está bien?

Diana agacho la mirada, y después me vio.

—No Jess, Edgar no está bien.

—¿Que tiene? ¿En qué cuarto está? —Diana no me decía nada—,  Diana contesta por favor, ¿Qué tiene Edgar? ¿En dónde está?

Diana seguía sin contestarme, Rafael entro y se puso detrás de Diana.

—Jess, necesitamos que te tranquilices, así como estas no te podemos decir nada.

—Pero para que quieren que me tranquilice, por favor ya díganme.

Los dos respiraron profundo, Diana se sentó en un lado y Rafael se puso detrás de ella.

—Jess, sé que esto no va a ser nada fácil para ti, pero creo necesitas saberlo.

—Diana habla ya de una vez —yo estaba desesperada—, ¿qué pasa? Ya dime de una vez.

- Jess..., Edgar..., Edgar murió en ese accidente, trató de protegerte y el auto lo invistió a él.

Aquello que decía no podría ser cierto, no, ¿por qué Edgar? ¿Por qué el?

—No me digas eso Diana, por favor no.

Me puse histérica comencé a patalear y a gritar, los chicos trataron de tranquilizarme pero era inútil, Edgar no, Edgar no puede estar muerto, no es cierto, me estaban mintiendo, íbamos a hacer una vida juntos, íbamos a ser padres, esto no puede estar pasando.

Una de las enfermeras vino y me suministro un tranquilizante, a los minutos me quedé dormida. El doctor le pidió hablar a los chicos, para que le dijeran ¿que me paso?

—Perdón Arturo pero Jess se puso demasiado insistente, y... —calló una lágrima en su rostro—, le tuvimos que decir que paso con Edgar, ese fue el motivo por el que se puso así.

—Entiendo, pero no era el momento para decirle, Jessica sigue mal, físicamente está bien, pero no sé cómo estará cuando despierte de sus nervios.

Me sentía muy mal, no podía creer que la persona que tanto amaba y el padre de ese bebé que estaba esperando, estuviera muerto.

Un nuevo Amor ||COMPLETA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora