37.

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Para el sábado las cosas comenzaron a estresarse cada vez más, ninguno de nosotros había dormido más de 1 o 2 horas y comido muy poco, y esto provocaba que el nivel de estrés y desesperación aumentara.

—¿Descansar?

—Va a ser domingo Rafael, lleven a Jess a alguna parte, distráiganla un poco, que duerma; desde que nos vinimos de Vallarta no ha dormido como se debe, necesita ver y pensar en algo más que no sea Edgar.

—¿Y crees que lo haga?

—No, pero pueden hacer el intento, yo también necesito dormir, pensar en algo más, han sido semanas agotadoras.

—Puede que tengas razón, ¿a dónde la llevamos?

—Tal vez lo que ella necesite sea no pensar en niños, hijos, ¿por qué no la llevas a la orilla de la ciudad? A que respire aire fresco, que vea un lugar bello, arboles, pasto, que esté en un ambiente tranquilo.

—Me parece buena idea Alfonso, le voy a decir a Diana para que Jess no diga que no y nos la llevemos, creo que realmente necesita despejar un poco su mente antes de que termine completamente loca —Rafael respiró—. ¿Tú vas a hacer algo?

—Voy a irme al gimnasio y spa del hotel, necesito una carga de pilas para poder seguir con esto.

Aunque en parte Alfonso decía las cosas por tranquilizarlo y lo logró, él estaba tratando de decirse a sí mismo lo que estaba tratando de decirle a Rafael, aunque sus planes eran otros.


* * * * *

Domingo en la mañana y las noticias eran muy pocas, Alfonso no sabía más que hacer de su parte, me marcó algunas veces y solo de ver su número me deprimía y al ver a dónde es que me llevaba Rafa y Diana me dejé llevar, ellos tenían razón, despejarme 5 minutos me haría bien. Alfonso al sentirme lejos, sabía que podía hacer cosas sin remordimiento, sin que tuviera que explicarle nada a ninguno de nosotros 3, así que dentro del baño pensó que él ya había hecho demasiado por su parte, y ya no sabía que más hacer, así que decidió marcarle a alguien que si supiera como actuar.

—¿Mario? —Alfonso le habló después de que por quinta ocasión yo no quise hablar con él—. Necesito que me ayudes a encontrar a Maite Lozano, es pediatra, ella es quien tiene a mi... —Alfonso lo pensó y después dijo—, a Edgar, pero no tengo el lado exacto en el que está solo pude averiguar que está aquí en la ciudad de México, tengo 3 días aquí y no puedo dejar que pase más tiempo, por favor ayúdame a encontrarla.

—Por supuesto Alfonso, oír eso es bueno, pero ¿cómo sabes que es ella quien tiene a tú hijo?

—Sus padres me lo dijeron, aparentemente ella está en un proceso personal terrible, no entendí mucho, parece que ahora está desquiciada, pero dicen que logra tener coordinación con ella misma en otros momentos, en los que realmente necesita ser ella, como el trabajo u otras cosas por el estilo, lo que me tranquiliza es saber que Edgar está bien cuidado, o eso me dijeron sus padres.

—Comenzaré a investigar por donde me sea posible, supongo que tienes alguna dirección de ella.

—De hace años, pero no sé si siga en ese mismo domicilio.

—Tú dame más datos que tengas de ella, y prometo encontrarla cuanto antes.

Alfonso lo hizo y comenzó a decirle todo lo que sabía de Maite, Mario grabó todo aquello y comenzó a apuntar otras cosas en una libreta, en cuestión de minutos ya estaba buscando el paradero de Maite.

—¿Diana? Necesito un favor.

—Claro Alfonso, ¿cuál?

—Necesito verte personalmente, ¿nos podemos ver mañana?

Un nuevo Amor ||COMPLETA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora