20.

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Los chicos se quedaron observando de lejos, por un momento pensé que mi papá iba a hablarle a Alfonso para decirle algo sobre nuestra relación, pero no fue así, solo le sonrió y con la mirada le dio las gracias, sin más fuimos a cenar entre risas, y preguntas de cómo nos habíamos conocido Alfonso y yo, y a mis hermanos les sorprendió saber que él era mi jefe.

—¿No eres de aquí?

—Si, algo, lo que pasa es que su esposo era de aquí y mi madre es española, cuando se divorciaron mi madre regresó a España, pero como tenía aquí algunas cosas de trabajo, decidió que volviéramos como al año, y conoció a mi papá y estuvimos en ambas partes, pero yo hice mi carrera allá.

—¿Y porque no tienes acento? —le preguntó mi mamá.

Yo le sonreí, yo le había hecho la misma pregunta cuando nos conocimos.

—Porque viví más aquí que allá y después de tantos viajes, creo que tomé mi propio acento.

Entre todos, sin excepción de Rafael o Diana, comenzaron a hacerle preguntas sobre su familia y aunque algunas las contestaba, otras las evadía, después de un rato de interrogatorio yo lo paré y les dije que me lo iban a espantar, que fueran más despacio, Alfonso me sonrió un poco aliviado aunque veía que quería quedar bien, algunas preguntas si lo incomodaban un poco. Un rato después mis papás se retiraron, se despidieron y nos dejaron solos, después de ese día me sentía demasiado bien, por fin plena, en todos los sentidos, Alfonso había hecho demasiado por mí, hablar con mi papá y el que me haya pedido perdón y hablaramos fue lo mejor que me pudo haber pasado, aunque me sentía un poco mal con Alfonso por tanta pregunta que le habían hecho mis papás. Cuando fuimos a la habitación, le pedí perdón, por las bromas que le habían hecho.

—No te preocupes amor, entiendo, además, lo importante es que tú ya estás bien con ellos.

—Y eso te lo debo a ti, es que aún no me creo el que hagas tanto por mí. Siento que...

—¿Que, qué? —él me miró seriamente y me tomó de la mano para que me acercara a él.

—A veces siento que no me lo merezco.

—¿Y porque no? —me preguntó.

—Porque todo es tan bello amor, y tengo miedo de que esta felicidad termine. Me da miedo pensarlo, nada dura toda la vida.

—Amor —él me miró y me recostó en su hombro, y me dio un beso en el cabello—,  sé eso, y es normal que tengas miedo después de haber perdido a Edgar, pero no porque la felicidad no dure vas a dejar de vivir para que no se acabe, tal vez no haya felicidad perfecta, pero te prometo que siempre trataré de hacerte feliz.

Yo lo besé y le di las gracias por todo lo que estaba haciendo por mí.

Alfonso me dijo que estaba algo cansado y como no, después de ese día tan loco, así que se paró e intentó ir al baño a darse una ducha, pero a medio camino terminó en el piso y yo completamente asustada.

—¿Alfonso? Alfonso reacciona amor —en ese instante omencé a gritar—. ¡Rafael! ¡Diana! Vengan por favor —mis gritos iban en aumento pero Alfonso no reaccionaba—. Amor, amor, ¿qué te pasa? Alfonso reacciona por favor.

Me estaba comenzando a alterar mucho y los chicos no subían, estaba a punto de cargarlo y para llevarlo a la cama cuando Rafa apareció.

—No chaparra por favor —él se acercó quitándome a Alfonso—. Alfonso reacciona, Alfonso —nos volteo a ver—. Márquenle a una ambulancia o a Arturo, si a él, está más cerca.

Diana lo hizo porque yo estaba demasiado alterada, primero le marcó a Arturo el que dijo que iría rápido.

—Ya está, Arturo no tarda en venir, Jess por favor salgamos.

Un nuevo Amor ||COMPLETA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora