10.

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Un día le pedí permiso a Alfonso para poder salir al ginecólogo para mi revisión mensual, me dijo que él me acompañaba pero tuve que negarme, por esta ocasión prefería ir sola pero le pedí que me esperara en mi casa, le di las llaves y yo me fui, el vientre comenzaba a estar cada vez más grande, se sentían un poco los movimientos de mi bebe. Afortunadamente todo salió bien, no encontraban complicaciones o malformaciones, y yo por otro mes preferí no saber el sexo de mi pequeño, aunque ya muchos comenzaban a volverse ansiosos respecto a ese tema.

Deje mis cosas, el ultrasonido y todas las nuevas medicinas que me habían dado en esta ocasión. Me subí a mi coche y me dirigí a mi casa, fue extraño, creo que había perdido la habilidad para manejar, tenía ya mucho sin hacerlo, creo que ese era mi gran problema, comenzaba a hacerme dependiente, que aunque no me molestaba, tampoco me es demasiado bueno.

Llegué a casa y se veían unas luces tenues, pero lindas, sospechaba que Alfonso había preparado algo, una cena o algo para comer, bueno, eso pensaba, toqué a la puerta ya que Alfonso tenía las llaves y no tardó en abrirme, me encontré con una gran sorpresa, Alfonso había comprado muchas cositas de bebé y los tenía acomodados de una forma demasiado bella alrededor de la sala, había peluches, ropa, una cuna, cosas que me dejaron con la boca abierta.

—¿Qué es todo esto?

—Es una sorpresa, para este bebe hermoso —dijo tocandome el vientre—, creo que se lo merece.

—Pero, es demasiado.

—Nunca es demasiado para las personas que queremos, y yo te comienzo a tomar más que cariño.

Yo me acerque a él más.

—Y yo a ti, pero esto, es más que solo para mí, es para un bebé que no...

—Que no tiene la culpa de nada y que será muy bienvenido —dijo Alfonso interrumpiendome.

—¿Pero tú?

—Me agrada la idea de compartir esto contigo, ya te lo había dicho —él me vio—. Pero creo que estoy más emocionado yo que tú.

—Es que no sé qué decir Alfonso, me dejaste sin palabras realmente, esto es sorprendente.

—Bueno, entonces disfrutemos de él, ¿qué te parece?

Alfonso me comenzó a dar algunos de los regalos para que los abriera, yo emocionada lo hice, eran algunas ropitas, que a su criterio me servirían, aunque solo me llevo de niño, ¿por qué habrá sido? ¿Intuición? ¿O simple deseo que mi bebé fuera niño?

De todos modos agradecí mucho los regalos, me acercó varios y me senté en la sala para comenzar a verlos, había muchos juguetes que sin querer comencé a ver cómo funcionaban, creo que no podía aguantar ahora si la emoción y comenzar a sentir más aquello.

—¿Y qué te parecieron?

—Divinos, preciosos, pero, no debiste.

—Si debí, porque es algo que quise hacer, algo que me nació.

Yo le sonreí, lo abracé y le di un beso.

—Gracias Alfonso, esto es lo más tierno que ha hecho alguien por mí en mucho tiempo.

—Y seguiré haciendo cosas así por ti mientras tú me dejes.

Yo lo miré y sabía que entre palabras me decía que quería compartir conmigo no solo como novio, si no como algo más y no puedo negar que aquello me llamaba la atención, me gustaba, me comenzaba a interesar y a agradar de más.

—Yo no tengo problema, espero que cuando me ponga toda insoportable y con las hormonas a mil no pienses lo contrario.

Alfonso sonrió y me tomó de las manos.

Un nuevo Amor ||COMPLETA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora