18.

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Después de hacer algo de cenar, nos fuimos a casa, antes había logrado comunicarme por correos electrónicos con la familia de Edgar, para que tomaran lo que quisieran guardar de él, en el testamento, que ni siquiera había logrado ir con el abogado, para que pudiéramos hacer lectura de su testamento, aunque sabía que unas cosas que él tenía, ya sabía a donde las quería mandar pero otras, si quería que las tuviera su familia y esperaba que las hubieran recogido antes de que yo la vendiera o metiera mano en esa casa.

—En cuanto llegamos el de la inmobiliaria se acercó a mí y me dijo el nombre de la persona que había comprado la casa, para mi suerte, una completa desconocida.

Buenas tardes señora Fernanda Cisneros, soy Jessica Puente, la dueña de la casa.

—Mucho gusto Jessica, y déjame felicitarte por tu embarazo.

—Oh gracias, pero pasemos, no hay que esperar más.

Estaba algo ansiosa, volver a aquella casa me ponía un poco mal, no lo podía negar, pero por otra parte, en esa ocasión me sentía mejor para entrar en aquella casa, y además, tenía a mi fuerza, a Alfonso para sostenerme.

Al entrar sentí esa vibra, esa magia que tenía, ya casi no había muebles, solo los del patio y una que otra cosa en las habitaciones pero sobre todo ropa, recuerdos y cosas de Edgar que no pude llevarme.

Fernanda estaba encantada con la casa, y no era para menos, aquella casa era un sueño, Edgar la compró para mí y la puso a mi nombre, por eso tenía la libertad de venderla, pero entre esas paredes, esos cuartos, había amor, demasiado amor y eso era lo que la hacía tan especial.
Fernanda no quiso ver más, quedó maravillada hizo la pregunta obligada, de ¿por qué quería venderla? No quería responderle con una historia triste, así que solo respondí...

—Mi trabajo es en Puerto Vallarta y mi novio está allá también a decir verdad ya toda mi vida está allá y  mantener una casa a lo lejos, es difícil, por eso quiero venderla.

Fernanda no me dijo más, nos pusimos de acuerdo acerca de cuándo se terminarían de llevar las cosas y cuando ella podía ocupar la casa, 2 semanas eran el plazo, pero en 2 días yo tenía que darle dirección a todo lo que quedaba en esa casa tan llena de recuerdos.

—No mamá, ya voy para allá, sé supone que tú deberías de haber hecho esto antes y no yo, a mí me da más tristeza ir que a ti... —aquella era Maite que sin que yo lo hubiera previsto vio algo que yo no quería que viera—. Mamá te hablo después me encontré con algo muy extraño.

Maite se quedó contemplándome, o más bien a mi vientre ya formado de casi 6 meses de embarazo y al verme se sorprendió demasiado, pero no le tomó mucha importancia hasta que Alfonso vino a un lado de mí y me tomó de la mano y me dio un beso en el cabello.

—¿A qué estás jugando Jessica? ¿Embarazada de otro?

Las ganas de bajarse y gritonearme la carcomían, pero sabía que ese no era el mejor momento, ella tenía otros planes. No dijo mucho, no hizo mucho, se fue a otro lugar antes de poder ir a recoger las cosas que le habíamos guardado para su familia.

Nosotros salimos tranquilos, me sentía bien al volver a entrar en aquella casa y poder salir mejor de lo que entré y todo, todo eso era gracias al amor que tenía en mi vida, al amor que Alfonso me daba y que me hacía seguir adelante.

En el coche Diana y Alfonso me venían diciendo algunas cosas que  me hacían poner nerviosa, pero cuando Diana se bajó antes que nosotros, sentía que mi corazón se salía.

—Amor ¿qué pasa? Me están poniendo de nervios.

Él me miró, y solamente me vio con unos ojos de culpabilidad que me hizo sentir el corazón a mil por hora.

Un nuevo Amor ||COMPLETA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora