Cuando todo iba bien, Diana se puso algo rara, algo nerviosa, alguien le había marcado al celular, en un momento, pensé que era alguien para decirle que a Rafael le había pasado algo, pero cuando fue al patio y vi que en sus labios se dibujaba una sonrisa, supe que ya todo iba mejor.
—¿Allá afuera? ¿En serio?
—Si amor, me lo encontré en la entrada del fraccionamiento, solo te hablo para que prevengas a Jess, tal vez esto si sea una sorpresa mayor para ella.
Rafael colgó y lo volteo a ver.
—¿Por qué?
—¿Por qué, qué Rafael?
—¿Por qué ahora tiene la fuerza y no antes? Ella lo necesito antes y usted le dio la espalda —dijo serio, un poco enojado—. Perdón Martín, pero vi a Jess llorar, muchas veces, montones de veces por usted, sus malos modos, sufrió demasiado, le dolió en el alma su indiferencia.
—Lo sé Rafael, y no me va a alcanzar la vida para pedirle perdón, pero ¿cómo querías que me sintiera? Ella es mi pequeña niña, mi bebé, mí consentida, yo pensé que su futuro iba a ser distinto, y no con ese hombre que la controlaba, que aunque ella decía que era feliz y que sé que la amo, porque en cuanto me enteré del accidente, de lo que había hecho Edgar por mi hija, supe que la amó demasiado, pero...
—¿No te caía bien Edgar?
—Él me alejó de mi hija, sé que sueno como celoso o de pronto loco, pero tú Rafael y Diana saben cuánto adoro a mi hija, yo... yo solo esperaba otra vida para ella.
Mi padre comenzó a llorar, era para Rafael la primera vez que lo veía así.
—Lo sé Martín, pero Jessica fue muy feliz a lado de Edgar, te lo juro y además yo nunca hubiera dejado que él le hubiera hecho nada malo, tu sabes lo que Jess es para mí, es como una hermana, ¿crees que hubiera permitido que le hubiera hecho algo?
—Ese era uno de mis grandes consuelos, que siempre supe que había quien la cuidaba, pero no sabes cómo me arrepiento de no haber hecho algo en su momento.
—Ya no te lamentes por eso Martín, lo importante es que ya viste que lo realmente valioso es estar aquí para ella, ahora que más te necesita —Rafael le tocó el hombro—. Entremos, creo que verte, para Jessica será lo mejor.
—No, no Rafael, no quiero entrar.
—¿Cómo qué no? ¿No quieres ver a Jessica?
—Claro que quiero, solo que... ¿le podrías pedir que salga?
Rafael le sonrió.
—Lo intentaré.
Rafael tomó su celular y le marcó a Alfonso, al cual le pidió que inventara algo, para que yo lograra salir. Alfonso me dijo que Rafael estaba afuera, lo que me extraño, esa era su casa, y si no quería entrar era por algo, Alfonso dijo que él iría por él, pero en esa ocasión, creía que porque yo lo conocía más, la que debería de ir, era yo. Alfonso no sé negó, le dije que no dijera nada, y que solo iba a salir por aire, si es que preguntaban algo. Vi que Alfonso algo hizo con su celular, pero la verdad es que no le tomé mucha importancia. Salí y vi a Rafael algo raro, y en cuanto me vio se acercó a mí.
—Chaparra —él se acercó a mí.
—¿Qué pasó Rafa? ¿Por qué no entras? ¿Te pasa algo?
—No, no, como crees, a mí no —él respiró—. Jess, ¿Tú sabes lo importante que eres para mí? —yo le asentí—. Es que, te traje aquí por una razón.
—¿Qué pasa Rafa? ¿Cuál razón?
De pronto y sin que yo hubiera tomado aire y me hubiera podido preparar para aquello, entró mi papá, sentí en ese momento que las piernas se me doblaban, que no iba poder respirar por mucho tiempo, y entonces él habló.
—Yo soy la razón Jessica.
Sin esperar a contestarte, me eché a correr hacía él, y lo mejor es que él no se negó a mi abrazo, me abrazó muy fuerte tanto para desea que no se acabara.
—Estás aquí, no lo puedo creer, te extrañé tanto.
Rafael nos vio y me tocó el hombro y después se retiró.
—Y yo a ti mi niña, perdóname por ser tan poco flexible, perdóname por no haber estado en ese momento que tanto me necesitaste, perdóname por todo —ambos estábamos hechos un mar de llanto.
—No papá, perdóname tú a mí, yo debí de haber hablado hasta llegar a un buen arreglo contigo, me dolió demasiado separarme de ti, pero creí que eso era lo que tú querías.
—No, no lo quería, yo quería que tuvieras lo mejor, que fueras amada hija, que fueras la mujer más feliz de este mundo.
—Y lo fui papá, yo sé que tú siempre quisiste lo mejor de mí y perdóname por no haberte hecho caso, no quería aceptar eso que tú decías de que Edgar era un poco posesivo conmigo, pero estoy bien papá, gracias a él yo hoy estoy viva, y mi bebé también.
A pesar de todo, mi papá sabía de mi embarazo, pero en cuanto salí por esa puerta, no fue lo que vio, me vio a mí, a la cara. Él me miró directo al vientre, que aunque sabía de mi embarazo no había hecho mucho hincapié en eso.
—Créeme que le debo el que estés aquí, o estén, y me hace demasiado feliz el saber que vas a ser madre, porque sé que vas a ser una excelente.
Yo lo abracé instantáneamente.
—Te amo papito, y no quiero volver a separarme de ti.
—No lo vas a ser mi niña, ahora entiendo mi error, además Rafael me dijo que siempre estuviste muy bien con Edgar que te amaba tanto como tú me decías, que no era mentira, y alguien más me lo corroboró.
—¿Quién papá? ¿De quién hablas?
—Del responsable de que tú y yo estemos hablando hoy.
Yo me quedé unos segundos pensando.
—¿Conociste a Alfonso? —él me asintió.
—Jess, Alfonso fue el que me pidió que viniera a hablar hoy contigo, me contó todo lo que había pasado en los últimos meses, tanto con él como con tu vida, y sé qué tipo de relación tienen.
Yo me sorprendí un poco.
—¿Y? —No logré decir más estaba conmocionada con que tomara esa actitud ante mi relación con Alfonso.
—Eres adulta, tú sabes lo que haces, pero me alegra mucho el que Alfonso esté en tú vida, es un buen hombre, y te ama mucho, por lo que yo vi, además, ama a este bebe tanto como tú y eso no cualquiera lo hace.
—Lo sé, Alfonso llegó en el momento más oportuno, y mejor de mi vida, con él me siento yo, me siento plena y feliz papá.
El me abrazó.
—Se te nota hija, y yo estoy feliz por eso.
Logramos hablar como nunca, poder decirle todo lo que quería decirle, y que no me reprochara, que no me dijera que estaba haciendo las cosas mal como antes, creo que la muerte de Edgar lo hizo reflexionar tanto como a mí, estábamos conectados como antes, como siempre.
Estuvimos platicando un rato hasta que Rafael salió. Al vernos tan tranquilos se emocionó y supo que todo estaba bien, nos dijo que si entrabamos, que ya era hora de cenar, yo tomé a mi papá del brazo y entramos en la casa, todos se nos quedaron viendo de una manera muy especial, pero la primera que hizo algo fue mi mamá que se nos acercó y nos abrazó fuerte, después mis hermanos, volvimos a estar en familia, y de verdad que me sentía muy bien.
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Un nuevo Amor ||COMPLETA||
RomanceJessica creyó que el amor se había desvanecido de su vida para siempre. Un trágico accidente la arrebató al hombre que amaba, dejándola sola en un mundo lleno de oscuridad y desesperación. Pero la vida aún tenía planes para ella, planes que se revel...