30.

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—¿Todo bien? ¿Todo confirmado?

—Si jefa, estamos listos, en media hora iremos a su consultorio y entraremos por donde usted nos dijo.

—Muy bien, yo entraré de igual forma, espero que ustedes lleven coche, porque yo no lo llevaré, no quiero levantar sospechas.

—Usted quédese tranquila jefa, todo saldrá como usted lo pide.

—Así lo espero Carlos, así lo espero.


* * * * *

Desperté ya que los rayos del sol entran por la ventana, pero quiero dormir más y aún con mayor razón ya que lo primero que vi, fue a Alfonso dormido tranquilamente y en la misma posición en la que nos habíamos acostado. Me volteé un poco, con mucho cuidado y pasé mi mano sobre su mejilla, le di un beso, él se movió un poco y abrió los ojos poco a poco.

—Buenos días dormilón.

Le di otro beso en los labios, y me quedé muy cerquita de él.

—Buenos días mi amor —en un segundo abrió bien los ojos y se asustó un poco—. ¿No te lastime?

—No te moviste en toda la noche, así que supongo que ese es un no —Alfonso me dio otro beso y con mucho cuidado se levantó de la cama—. No te levantes, quédate conmigo otro rato.

—Amor, Rafa y Diana no tardan en llegar, al igual que nuestros padres, no creo que sea muy conveniente que nos vean a los dos en la misma cama.

—Pero no tiene nada de malo, tú eres mi prometido y próximo esposo, tienes derecho.

—Puede que sí pero no cuando mi bella prometida hace poco dio a luz, mejor, voy y me cambio y vengo para ayudarte a ti ¿sí? Solo te dejaré poco tiempo.

—No te preocupes, mientras yo termino de despertarme.

Alfonso me dio otro beso, tomó su ropa limpia y fue al baño para cambiarse, aunque no me hubiera importado que se cambiara ahí mismo a él sí, así que esperé a que se cambiara.

Alfonso había dejado su celular en la cama, por suerte, ya que comenzó a sonar, lo tomé y conteste con un poco de confianza ya que era el número de Rafael.

—Hola Rafa, buenos días.

—Buenos días chaparra, ¿cómo estás?

—Bien, apenas despertando, pero bueno, dejemos el formalismo, supongo que por algo le marcas a Alfonso.

—Sí, es que, quería decirle que tengo que ir al trabajo un rato, y Diana irá a ver cómo está el restaurante, solo quiere cerciorarse por ella misma y me pidió que le avisara, además que al parecer tú suegro estará allá y quiere ponerlo al tanto de algunos detalles del restaurante de la Ciudad de México.

—Gracias por eso Rafa, de verdad que nos están haciendo un súper favor con toda esa ayuda y suerte en el trabajo, porque me enteré que pediste unos días para estar con nosotros, de verdad gracias Rafa, son muy buenos amigos.

—No hay de que chaparra, tú para mí eres como una hermana y para Diana ni se diga, nos complace mucho ayudarlos ahora que sabemos que lo necesitan.

Alfonso salió del baño y me vio hablando, me preguntó y yo le pasé el celular diciéndole que era Rafael para avisarle unas cosas, tomó la llamada y le dijo rápido lo que a mí me había dicho, le agradeció, y se despidió en nombre de los dos y después colgó.

—Andan locos esos dos con tanto trabajo gracias a nosotros.

—Deberíamos compensarlos con algo —dijo Alfonso.

Un nuevo Amor ||COMPLETA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora