22.

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Las cosas iban mejorando, como yo me levanté antes, hice el desayuno y se los dejé a los chicos, pero nos llevé una parte a Alfonso y a mí a la habitación, él seguía dormido, y lo agradecí, porque mis habilidades para caminar en ese momento fueron las peores, mi vientre ya estaba algo grande y me comenzaba, por primera vez, a dar problemas.

Al llegar a la cama puse la bandeja sobre sus piernas y tomándola para que no la tumbara y lo desperté con un beso.

—¡Hola! Buenos días dormilón, ¿cómo te sientes hoy?

—¡Hola preciosa! —él vio la comida y a mi aún en pijama—.  Bien, mucho mejor ahora que estás a mi lado.

Yo le di otro beso y me acerqué a él.

—Debes de comer, Arturo me lo dijo, y además aquí están tus pastillas, ¿o prefieres que te inyecten de nuevo?

Él estiró su mano y se sentó para tomar algo de lo que le preparé.

—Aunque lo dudes, las inyecciones no me intimidan, pero prefiero una pastilla, muchas gracias.

Yo me reí y él se tomó el medicamento, después, como a un niño chiquito, comencé a darle de comer en la boca.

—Me asustaste mucho anoche, prométeme que no me vas a guardar un secreto como ese nunca más —le dije algo enojada, pero sobre todo preocupada.

—Prometo no hacerlo, pero sobre todo no creo que haya más secretos —Alfonso dió unos golpecitos a la cama, y yo fui hasta donde él—. Con respecto a eso hay algo que debo contarte,

—¿Qué pasa?

—Yo he sabido de mi presión, de hemos lo supe cuando pise está ciudad por primera vez, casi siempre me encontraba en Guadalajara, vine a viajes muy costoso y medicado, no debe de extrañarte ahora el porqué que tomé la dirección de las franquicia de México en Vallarta, el nivel del mar, es más fácil, es por eso que ayer cuando te dije que tendría que venir era solo de un día, porque no me fascina estar medicado haciendo negocios.

—¿Pero porqué no me lo dijiste? O sea, tu departamento está...

Me vi interrumpida por él.

—En un piso 10 Jessica no tan alto y al nivel del mar créeme que no se siente y si en algún momento se siente, tomo las pastillas y listo, esto no es para estar medicado todo el tiempo, solo cuando hace falta... ¿Ahora sí, ya puedo desayunar?

Yo lo miré y le di un beso, un pequeño pico.

—Sí, perdón, come, es que, en verdad me asustaste demasiado, por un segundo...

—¿Qué? —me preguntó él, tomando de su café.

—Pensé que te perdía.

Él me miró, sabía que mi angustia no era tan alocada como él creía, Edgar se me fue sin yo poder hacer nada para remediarlo y ver que lo mismo podía pasar con Alfonso me puso demasiado angustiada.

—No me vas a perder, estaré dándote lata todavía un poco más de tiempo, relájate.

Yo lo abracé de un costado y él siguió desayunando, los chicos entraron a ver como estaba Alfonso y al ver su desayuno y que les había preparado uno igual, nos dejaron solos de nuevo.

Comiendo un poco del flan que le había puesto y en ese momento se lo robé le dije.

—Nuestro vuelo sale a las 8.

El me miró extrañado.

—¿Por qué tan pronto? ¿No nos íbamos mañana?

—¿Crees que voy a dejar que te colapses de nuevo?

Un nuevo Amor ||COMPLETA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora