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Después de un rato nos dimos cuenta que ya era demasiado tarde como para ir a trabajar, así que yo hice un trato con Alfonso, él no me decía nada y tomaba ese día como mi día libre y mi día libre iba a trabajar, me costó convencerlo, pero al final lo logré, después me dijo que si podía hacer de cenar aquello que había hecho el otro día para él y Maite, y la verdad que con todo lo que había hecho en el día por mí no me costó aceptar.

Comencé a preparar la cena, Alfonso venía y me ayudaba con algunas cosas, contestó unas llamadas mientras yo ponía la mesa y le mandaba un mensaje rápido a Diana diciéndole que  estaba feliz y que luego le marcaba contándole todo, apagué mi celular y Alfonso entró.

—Parece que hicimos falta hoy.

—Creo que no saben estar sin jefe.

—Bueno es que tienen una chef a cargo y un dueño demasiado indispensables.

Yo me acerque a él y le di un leve golpe en el hombro

—Que modesto jefe tengo.

Alfonso me abrazó por detrás y me llevó a donde estaba la cena

—Claro, como debe de ser, pero con lo que no voy a ser modesto es con esto, huele delicioso, eres realmente la mejor cocinera.

—Favor que me haces, pero esta es una receta de Edgar, aunque no me gustaba como tal y le cambié ciertas cosas, siempre estoy experimentando —ambos nos sentamos y yo le serví el Risoto—, pero hoy me dieron ganas de hacerlo como antes.

Alfonso probó probo un poco, me miró, yo lo estaba mirando fijamente mientras comía, después sonrió.

—Realmente eres una excelente chef, esto esta delicioso.

—Gracias —dije sin dejar de mirarlo.

—¿Pasa algo?

—Es demasiado lindo verte así.

—¿Así cómo? —dijo sonriéndome.

—Así, disfrutando la comida, feliz, no sé.

—Es que esto esta delicioso y sobre todo me lo preparó alguien muy especial, como no disfrutarlo, además Jess, tú me haces feliz, hoy me hiciste muy feliz, hoy pasamos cosas bellas, geniales, ¿cómo no estar feliz?

—¿De verdad soy especial para ti?

—Como no tienes idea.

Alfonso se acercó a mí y me comenzó a besar, pero de una forma especial, de una forma en la que se sentía que venían muchas cosas dentro de él. Alfonso me tomó por la cintura y me levantó de la silla, sus manos comenzaron a jugar con mi cuerpo, pero llego un momento en el que ya no me sentía cómoda.

—No puedo Alfonso, perdón.

Él se separó de mi un poquitito solamente.

—No, no te disculpes, fui yo, no debí presionar el momento, no es fácil para ti, te entiendo.

—No, es que..., fue muy pronto, no estoy preparada todavía.

— No me tienes que dar explicaciones te entiendo, no es todavía fácil de asimilar para ti, no te culpo, y tampoco te voy a presionar —yo agache la mirada y el entendió lo que cruzaba por mi cabeza—. ¡Ey, ey! No me pongas esa carita, no es tu culpa —él miro rápido el reloj—, pero el que me quede aquí más tiempo de lo indebido sí, creo que me tengo que ir o de plano mañana no volverán a tener jefe en el restaurante.

—¿Estás molesto? —le pregunté yo.

—¿Por qué tendría que estarlo? Aquí no pasó nada más que disfruté una exquisita cena y de una muy buena compañía. ¿Te parece si mañana paso por ti y nos vamos al trabajo? Bueno, si llegamos al trabajo —yo le sonreí y asentí—, entonces nos vemos mañana y quita esa carita, te vez hermosa de todos modos, pero no me gusta verte triste —él se acercó y me dio un beso—. Y ya me voy que si le sigo aquí me quedo, que pases buena noche Jess.

—Igual tú y Alfonso —él me volteo a ver—,  gracias por todo hoy, de verdad, me alegro que hayas estado ahí para todo.

—A mí también —él abrió la puerta—. Buenas noches, descansa.

Vi a Alfonso retirarse y entré en la casa, tomé un café y me senté en la ventana, me quede pensando en Alfonso... Alfonso me había dado un día de los pocos que había vivido en mucho tiempo, me hizo sentir de nuevo y después de mucho tiempo, protegida, querida, me sentía yo, me sentía fuerte, me sentía simplemente feliz, y él, él lo estaba logrando, era increíble que tenía 5 minutos de haberse ido y comenzaba a extrañarlo, a pensar en su voz, a pensar en él, tenía dos opciones, o era demasiado romántica o Alfonso se comenzaba a meter demasiado en mi vida, y eso, eso realmente me gustaba. Me terminé la taza de café y me fui a mi cuarto, tomé rápido mi celular y me decidí a mandarle un mensaje a Alfonso diciéndole "Las cosas pueden superarse con la buena ayuda y el cariño adecuado" y él me regresó uno diciéndome "Y yo quiero ser con quien cures tus heridas para que empieces a querer de nuevo". Era increíble cómo era la vida, todo un día con Alfonso y sentía que lo conocía de años, como si hubiéramos tenido un mes para conocernos, y no, fue simplemente un día.

Leer eso me había dibujado una sonrisa de oreja a oreja con la cual me dormí, era claro que no era el momento para tener intimidad pero aun así Alfonso lo entendía y me respetaba, y era lo que me hacía sentir tan bien, me estaba respetando aun sabiendo toda mi historia y mis momentos buenos y malos, y quería que siguiera en los buenos y malos que vinieran, me estaba haciendo a la idea de tener a Alfonso en mi vida, o más bien, en nuestra vida.

Un nuevo Amor ||COMPLETA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora