Mi Amado Trancy❤•{Cielois}•

12

12: Sólo Caricias.
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Grell y en Conde Alois se miraron a los ojos, por alguna extraña razón en rubio sintió que el bello pelirrojo seria distinto aún que seria por muy poco tiempo.

_Creó que si importa, querido, dime: ¿por que te vas?.

_Por un amor._ bajo su mirada y su obscurecido ojo brilló._ por el amor de Ciel Phantomhive, cuando vuelva yo se que no tendré oportunidad, tal vez ya se haya casado, o me transformé... Pero se que volveré diferente a como soy ahora.

_Yo precinto lo mismo de usted.

Sin pensar Grell beso la mejilla de el rubio para pasar a sus labios, era un beso muy dulce era como una caricia que izó un revoltijo en los adentros de Alois.

_Por ahora me voy, mi querido rubio.

_Esta bien.

El conde se recostó y cerro los ojos, el shinigami le observó y salio rápido de ahí.

_Pobre, sin amor correspondido y prohibido como yo, en lo que este en el barco le haré sentir amor y solo amor aquel que William T. Spears no aceptara.

En la tarde el Conde se encontraba con la Duquesa sin importarle en lo absoluto el aspecto de se ojo. Estaba sentado frente a la bella Duquesa de 30 años de edad y sin embargó mantenía un aspecto jovial, con su cabello cobrizo perfectamente atado en un chongo y unos perfectos rizos a los costados de su fino rostro, su cuerpo bien formado era cubierto por una fina seda en tono rosa pastel que resaltaba su a perlada piel.

_¿Que lo lleva a Italia, Conde?, tengo entendido que usted es un guardián de la Reina Victoria.

_Si, la verdad solo quiero descanso, después de una corta pero peligrosa investigación decidí el despejarse.

_Amo, le apetece un aperitivo._ preguntó Claude.

_Si, lo mejor en platos fuerte y postres.

_Con su permiso, Highness.

Izo reverencia susurrando de forma lenta la última palabra, para después recobrar su postura he ir a donde el chef.

_Duquesa Miller._ llamo una joven que estaba en la reunión.

_¿Que sucede, querida?.

_Se que sonará a chisme pero.. ¿Se ha enterado que el Rey de España y uno de sus lacayos tenían amoríos?.

_No estaba enterada, y ¿que sucedió?.

_La gente izo una turba exigiendo que el hombre fuera sentenciado y que en verdugo le cortará la cabeza, a duras penas el Rey aceptó pero debo decir que... Se veía muy mal, ni siquiera vio cuando la fue cortada la cabeza.

_Con el Rey, ¿Que sucedió?.

_La Santa Iglesia le castigó, más aún sigue gobernado.

_Que bueno que residieron su castigo, es un pecado poco natural que estén con alguien del mismo sexo, es.. Simplemente repugnante.

Dijo Miller realmente asqueada, por su lado, el Conde Trancy solo negó al momento que se ponía de pié arreglando sus ropas.

_Conde Trancy, ¿hacia dónde va?.

Se dio la vuelta dando la espalda a la mujer y los demás presentes.

_La conversación se ha tornado patética.

_Disculpe, pero es algo que casi todo el mundo sabe, además se lo tenia merecido por ser un vil pecador.

_Solo las personas a las que les gusta el chisme lo sabe... Y sus comentarios son retrógradas.

_Bueno, es lo que yo pienso, ese tipo de gente se ira al infierno, pertenecen a la larga fila de demonios pecadores que hay en la tierra.

El Conde sonrió ante el comentario._Es patético, hay muchos mas demonios a su alrededor y usted juzgando a un simple hombre que no hacia mas que amar a otra persona, ¿tan sumidas están sus mentes en la mediocridad como para pensar así?

_¿Que se creé para hablar de tal forma?.

_Me creó tanto que soy un joven con la mente más abierta que la suya, soy alguien que es capás de juzgar unas ropas, una actitud unos comentarios.. Pero nunca a dos personas que se aman.

En ese momento Claude llego con una charola, sólo se dignó a mirar sin decir nada.

_Conozco su pasado, Conde Alois Trancy, es por ello que defiende a esos demonios, por que usted es uno._ gritó la Duquesa levantándose estrepitosamente de su sitió, mientras su mayordomo permanecía detrás de ella._ solo vasta con ver su ojo. Es muy claro que usted tiene que ver con lo sobrenatural, por ello los defiende... ¡¡Por que usted no es más que una persona asquerosa al igual que ellos!!.

_¡Detengase!, ¡no vine a con usted para que me hablaran de esa forma!._ replicó con furia._ y su hablamos de gente asquerosa..... ¡Usted lo es por juzgar de tal forma!, así que Madame, con vuestros permiso.

Uso acento y se fue, siendo seguido por su demonio/mayordomo. Cuando llegó el camarote se sentó en un precioso sillón café con bordado de rosas en tono guinda. Claude por su parte, de dejo la charola en la mesa y se retiró.
Estaba tan lleno de irá que comenzó a maldecir por lo alto, jamas creería, ni aunque se lo contaran, que la Duquesa se comportaría de tal forma.

_¿Que sucede mi querido rubio?.

Alois se removió en su lugar de la impresión y dirigió su mirada a el para luego desviarla a el suelo.

_La Duquesa Miller se ha comportado como una anciana descerebrada, solo por que un Rey y un lacayo tenían amoríos..._ gruñó de rabia._ eso me repudia, me enoja, y encima me recuerda el pasado me llamo demonio por lo mencionado y por mi ojo sin saber que es lo que lo ocasionó.

_Olvidala mi lindo loca.

_Es que no puedo, paso hace unos minutos.. La odió hasta la médula.

Su ojo izquierdo brillo tomando un tono rojizo.

(Es fuerte... Podrá controlarlo, yo lo se.)
Pensó Grell

_Yo puedo hacer que lo olvides.

_Ha, ¿si? ¿como?.

_Solo dejamelo a mi.
.
..
...
..
.

Sus labios chocaban de forma constante, el chapoteo resonada y el respirar se ambos era suave, se separaron y se vieron a los ojos.

_Eres tan lindo, ¿te lo han dicho?.

_Alegrate, eres el primero.

Las manos de el hombre fallecido viajaron de el pecho a las piernas delineando la silueta de el joven. Eran solo caricias y Alois era lo único que quería de Grell, solo eso, no le hacía falta nada más si, su excitación estaba al tope, pero las simples y castas caricias le hacían sentir amor sin que tuvieran que "hacer el amor" ya que para el... Esas manos le hacían el amor.

Susurrando dulces palabras y dando múltiples caricias el rubio descansó, se olvido de todo, su pecho se sentía cálido mientras su corazón latía rápido con todo y eso su respiración era calmada era como ver a un bebé dormir. El mayor sonrió y por su mente no paso el dejar sólo a el pequeño rubio a el cuan le estaba y lo que restaba de el día de mañana también se lo demostraría, se acurrucó a el sintiendo la calidez de el otro sobre su fría piel.