Capitulo 3.- Moño y papas fritas.

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Es mi ultimo día de trabajo, día de pago y es Viernes. Me siento liberada, creo que iré a celebrar saliendo. Solo me, myself and I, divertido ¿no? Ahora a lo mío. Tengo que revisar este pedido que acaba de llegar. Tenemos un pedido especial y tengo que revisar que todo esté en orden porque si el cliente no esta feliz o regresa el pedido es perdida y problemas para mi que estoy a cargo de este pedido y no puede salirme nada mal, siempre todo me sale bien. Llamo a Diana para que me ayude a sacar todos los vestidos. No sé por qué los mandan en cajas, se arrugan maldita sea.

Tan pronto como los vamos sacando aparece el primer gran problema. ¿De verdad?, ¿Justo en este pedido? Es el maldito color, se supone que sean color lila, ¡Estos son lavanda! Diana y yo nos decimos todo con la mirada, ¿Qué vamos a hacer? Tenemos que entregar en dos días. Lo que hago es llamar a mi mamá, ella seguro lo resolverá, y ¡oh! que conveniente, mi turno acabo y ahora no es mi problema. Me largo de aquí.

—Bueno chicas ya llame a mi mamá y ella va a contactar a los fabricantes y les dará una respuesta, ¿bien?— digo mientras dejo la tabla de control sobre el mostrador.

—Muy bien Shelly creo que es todo por hoy. Puedes irte— dice Clara con una mueca triste.

—Bien.

Suelto mis brazos desganada y no podemos contenernos. Clara, Diana y yo nos abrazamos

—Te vamos a extrañar— dice Diana con una voz sofocada.

—Vamos a extrañar que piques a los clientes con los alfileres y que quemes las telas con la plancha— exclama Clara y las tres nos reímos fuertemente.

También las voy a extrañar. Creo que después de todo no era un mal trabajo, pero... es pasado, ahora a volar. Tomo mis cosas, me despido con la mano y salgo de la tienda. Mi estomago ruge así que creo que iré al restaurante de comida rápida cerca de aquí. Tal vez tarde unos 15 o 20 minutos caminando pero no puedo postergar mi hambre.

Entró y mientras espero mi turno de ordenar escucho a un cajero llamar: "¡Alexandre!" Giro mi cabeza al lado izquierdo del establecimiento y lo veo venir sentido contrario al que estoy parada pero no me ve, bien. Me volteo, finjo que no lo vi y sigo en mis asuntos. Aunque parece que no me vio por un segundo, al momento de tomar su orden me mira y dice:

—¿Estas siguiéndome Linderman?— come unas papas fritas de su charola.

Pongo mis ojos en blanco.

—No tienes tanta suerte, Weber— levanto una ceja y cruzo mis brazos.

Suelta una risa burlona se gira y sigue su camino.

Llega mi turno, me dan mi comida y me giro para buscar un asiento. Alexandre me hace una seña para que me acerque y pretendo ignorarlo, pero no hay mesas vacías y bueno él esta solo y yo también. ¡Dios! No puedo creer que voy a sentarme con él. Me acerco lentamente y con paso inseguro a su mesa.

—Siéntate aquí. A menos que prefieras sentarte en el piso—. sacude el asiento junto a él mientras se recorre de asiento.

Procedo a sentarme frente a él no de muy buena gana. Se hace un silencio por unos segundos hasta que él decide romper la tensión.

—Así que... ¿Ya no trabajas en la tienda de vestidos?

—¿Por?— pregunto desinteresada mientras como de mi papas.

—Fui a recuperar mi dinero y no te vi ahí—. da una mordida a su hamburguesa.

—Hoy fue mi ultimo día—. respondo cortante mientras doy un trago a mi té helado.

Pretty BadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora