Es lunes y en la escuela todos hablan de la fiesta de Charlie, incluso los que no asistieron. Fue divertida pero habrá mejores, estoy segura. Por ahora estoy con el dilema, ¿comprar un sándwich o una ensalada? Será el sándwich, estoy harta de la ensalada.
Compro mi sándwich y me dirijo a la mesa con mis amigos. Todos parecen estar atentos a algo que esta diciendo Adam. Tan pronto me acerco Adam me hace una seña de que me apresure. Hago un mueca con la boca y me acerco a mi paso, ¡Nadie me dice que hacer! Me siento y Adam comienza a hablar.
—Se abrieron las inscripciones a candidatos a la presidencia del consejo estudiantil y como saben he estado pensando en postularme, así que necesito de su apoyo. Sí gano tendremos nuestros privilegios saben de lo que hablo, pero tengo un problema— lleva sus dos dedos indices a la boca y hace una pausa —, necesito un vicepresidente, alguien que este dispuesto a llevar el cargo para tener todo bajo control nosotros, debe ser alguien cercano y alguien que sepamos que va a ganar.
Todos se quedan callados pensando mientras yo solo como mi sándwich. Todos comienzan a mirarse y pronto las miradas están sobre mi. Si. terminar mi bocado con disgusto respondo a sus miradas.
—¿Qué?— me quedo congelada y Adam toma la palabra.
—¿Quieres postularte para Vicepresidente? ¡Vamos! Hazlo por mi, por todos, eres la mejor de la clase, eres popular, eres bonita entre otras cosas. Es muy seguro que ganes y seriamos el equipo perfecto, ¿Qué dices?— abre sus ojos y no parpadea por unos segundos. Todos me miran impacientes.
—No tengo ni idea de política.
Y no me interesa.
—Yo te puedo ayudar, yo soy quien tiene que hacer todo el trabajo, por favor— me ruega.
—Esta bien.
Todos celebran y yo solo le doy la ultima mordida a mi sandwich. Trago la ultima migaja y sentencio.
—Esto tiene un precio, ¿ok?
Adam asiente con la cabeza e intercambiamos miradas de complicidad.
—Bueno, tenemos asamblea el Viernes, así que prepara un discurso motivador, tú sabes hacer que todos te amen y te teman al mismo tiempo, así que sé que lo harás bien— levanta sus pulgares y suena la campana, vamos de regreso a clases.
Llega el fin del día. He estado pensando en que diablos decir en ese discurso. No soy muy buena en oratoria pero nadie tiene que saberlo. Creo que iré a la biblioteca, algo tiene que salir. Camino por los pasillos casi vacíos de la escuela. Puedo escuchar el eco de mi zapatos y mi paso firme. Entro y sorprendentemente la biblioteca no esta tan desolada, hay unos cuatro chicos dispersos.
Ahora, ¿En donde tengo que buscar lo que necesito? ¿Politica? ¿Retórica? Encuentro algunos libros interesantes y los llevo a una mesa. Me siento en la parte mas alumbrada en una mesa muy larga, al otro extremo está un chico solitario leyendo un libro yo solo miro a mi alrededor y abro el primer libro. ¿Qué se supone que hace un vicepresidente? Es solo el remplazo del presidente, si a Adam le pasa algo yo tendré que cargar con sus obligaciones lo cual es... aburrido. No sé porque le gustan esas cosas, odio a las personas y ahora tengo que agradarles. Pero esto es una competencia y si voy a entrar voy a ganar.
Por un momento miro de reojo al chico del otro extremo. ¡Ah! es el chico de mi clase de literatura, siempre está tan callado. Recuerdo que es muy bueno tal vez debería pedirle algo de ayuda, ¿Quién me diría que no? Me recorro unas sillas y suavemente toco su hombro, él levanta su rostro un poco asustado como si no estuviera en sí.
—Hola, perdón... ¿Vamos juntos en clase de literatura, cierto?— digo con mi mejor actuación de buena persona y él no me mira amigable.
—Si—. responde cortante y vuelve a su libro.
Ugh, no puedo creer que me este ignorando.
—¿Cuál es tu nombre?— pregunto en mi segundo intento de conseguir lo que quiero.
—Keith—. responde desganado.
Hablo rápidamente para que no vuelva a mirar su libro.
—Bueno, Keith, iré al grano. Soy Shelly, creo que lo sabes, y quisiera saber si me puedes ayudar en algo especifico en lo que sé que eres bueno— digo rápidamente con algo de desesperación.
—¿En qué?— responde intrigado.
—Me postularé para la vicepresidencia y necesito un discurso convincente— digo con orgullo.
Él suelta una risa burlona y mi rostro cambia repentinamente a disgusto.
—No creo que necesites mi ayuda para algo como eso.
Parpadeo varias veces desconcertada y respondo.
—¿Por qué lo crees?— pregunto intrigada.
—Eres popular. Todos votaran por ti aunque solo te pares ahí— balancea un poco su cabeza y yo aclaro mi garganta.
—Mira, Keith, a mi me gusta hacer las cosas bien y para eso tengo que ser la mejor, ¿me ayudas o no?— gruño desesperada y comenzando a enojarme.
Hace una pausa por unos segundos.
—Bien, lo haré ¿Pero que gano yo?
—Cuando sea vicepresidenta, veremos— lo reto con la mirada y él levanta una ceja y estira su mano.
—Trato hecho—estrechamos manos y se para de su silla —. Nos vemos aquí mañana a las 3:00 pm— acomoda su mochila en su hombro y se da la vuelta.
—¡Espera! ¿No puede ser ahora?
—¡Mañana!— grita mientras se aleja.
Este maldito cree que tengo su tiempo. Al menos conseguí la oportunidad del mejor discurso, tal vez pueda ser presidenta. No, definitivamente no.
Salgo de la biblioteca y en el estacionamiento me encuentro a Tommy. Me invita a comer y como estoy hambrienta acepto. Vamos a comer pizza, es la primera vez desde que inició la escuela que estamos solos. El viernes en la fiesta dijo que quería hablar conmigo,pero no saca para nada el tema, solo habla de football y cosas que no entiendo pero habla tanto y no me interesa en absoluto que pretendo que lo escucho para que no de mas detalles.
—¿Cómo te sientes con lo de la vicepresidencia?— pregunta mientras muerde su rebanada de pizza.
—Hmm...es algo diferente que jamas pensé hacer pero ya inicie mi discurso.
—¿De verdad? Wow, eres rápida, seguramente lo harás muy bien lo sé— me mira con ternura y trata de tomar mi mano y yo la retiro con naturalidad para que no se de cuenta que no quiero que tome mi mano.
—Asi que...¿Cuándo es el próximo partido?— peino mi cabello.
—Que bueno que lo preguntas. La próxima semana, jueves— dice y casi se ahoga con un bocado —¿Iras verdad?
—Duh, obviamente— los dos reímos.
Pronto terminamos y cada quien se va en su auto. Hoy estuvo mas relajado que los últimos días. No pude soportarlo, estaba tan pegado a mi. Odio el contacto físico, me pone incomoda.
El resto del día lo pase haciendo tarea y hablando con Iris. Al parece tuvo algo de contacto con el chico francés Lacruch. Ese viaje a Europa le despertó interés en los chicos europeos, no pierde el tiempo.
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Pretty Bad
Teen FictionShelly Linderman es una chica de 17 años de clase alta que asiste a un instituto privado donde pronto se suscitan situaciones extraordinarias. Aunque parece tenerlo todo, no hay nada que realmente la satisfaga. Aunque muchos la quieren, no hay nadi...