Al dia siguiente al terminar las clases voy a la biblioteca de nuevo, como habíamos quedado Keith y yo. Tengo que ser cuidadosa de que nadie sepa de esto, nadie tiene que saberlo. Yo consigo lo que quiero. Keith consigue lo que quiere. Todos felices.
Entro a la biblioteca y busco a Keith, no esta en el mismo lugar de ayer. Bajo los escalones a la parte baja y lo veo en una esquina.
—Estoy aquí—. agito mi mano en el aire tratando de llamar su atención.
Tomo asiento y dejo mi bolso en la silla de un lado, él no me mira parece estar con toda su atención en un libro.
—Llegas 18 minutos tarde—. dice sin despegar su mirada del libro.
—Lo importante es que ya estoy aquí, comencemos. No quiero estar aquí mucho tiempo—. llevo mi cabello con mis dos manos hacia atrás y recorro mi silla para acercarme a la mesa.
—Ok—cierra su libro y me mira —. Pero quisiera fijar unas... reglas— aclara su voz—. Apreciaría que te quedes callada y solo respondas a mis preguntas— pausa y acomoda sus lentes —. Trataré de hacer esto de la manera mas rápida posible, porque así como tu tiempo es valioso el mío también lo es—. levanta una ceja y me tira una mirada tenaz.
—Bien capitán, ¿qué preguntas tienes?— digo mientras recargo mis antebrazos en la mesa.
Saca una pluma y una libreta.
—¿Qué es lo que pretendas proyectar?, ¿Qué quieres que te represente?
Me quedo pensativa por unos segundo pasando mi dedo indice por mis labios.
—¿Sabes algo? No tengo idea. Solo hazme ver bien, como si me importara y preocupara por el cuerpo estudiantil y todas esas cosa.
—Bien—. cierra su libreta y toma sus cosas.
—¿Qué... qué haces?— pregunto confundida.
—Terminamos. Lo dejare mañana en tu casillero— se para, se da la vuelta y se va.
Me paro de golpe y golpeo la mesa.
—¿Entonces para que me hiciste venir? Creí que lo haríamos entre los dos— lo señalo a él y a mi con mi dedo indice.
—Creo que si de verdad quisieras o pudieras hacerlo tú no me pedirías ayuda, así que no perdamos el tiempo— parpadea rápidamente —. Hasta mañana— y se marcha.
Me quedo atónita y sorprendida. No sé si enojarme o reírme. No me gusta como se siente que me hable de esa manera. Sé que me tengo que portar bien con él solo porque lo necesito, si no ya habría acabado con su estabilidad emocional. No me queda nada más que tomar mis cosas e irme como si nada hubiera pasado, que fue lo que literalmente paso.
El resto de la tarde la paso muy ansiosa pensando en que escribirá el infeliz. Espero sea algo bueno, no quiero hacer el ridículo frente a todos. Tal vez debería calmar mis nervios pensando en que usaré en la asamblea. Algo serio pero femenino, que no me vea como una zorra pero tampoco como una mojigata. Tal vez deba pedir consejos a Iris, y puede que me preste algo lindo.
Al siguiente día y a primera hora una carpeta ya estaba en mi casillero. Solo una hoja, no muy largo pero realmente efectivo. El maldito lo hizo y lo hizo muy bien. Tendré que esperar al fin del día para agradecerle. Tal vez no sea la mas cordial pero no soy una malagradecida. Distraída en leer lo que hay en la hoja no me percato de que hay alguien detrás de mi y sin esperarlo me susurra al oído.
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Pretty Bad
Teen FictionShelly Linderman es una chica de 17 años de clase alta que asiste a un instituto privado donde pronto se suscitan situaciones extraordinarias. Aunque parece tenerlo todo, no hay nada que realmente la satisfaga. Aunque muchos la quieren, no hay nadi...