Capitulo 34.- La fuente del conocimiento.

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Las cosas, después de todo, no van tan mal. Asistí a mi ultima prueba de vestido y se ve divino, mejor de lo que imagine. Pero aún hay algo que falta, una pareja para el baile. Aún conservo el corsage que Alexandre me dio. No puedo evitar en pensar en él, tal vez tenga parte de la culpa de esta estupida pelea y tal vez, solo tal vez, debería buscarlo yo esta vez... pero que digo, ¡Por dios!, ¿y donde estaría su lección? yo no puede ceder, y no lo haré.

Conduzco a casa con nada de conciencia. No sé no como llegue. Mi mente esta en blanco, estoy decepcionada y frustrada, ¿Por que todos actúan de esta manera tan ruda conmigo? Supongo que así es sentirse solo. Entro a casa y mis padres están en la sala pasando lo que parece el mejor momento de sus vidas riendo y mirándose profundamente, como recién enamorados. Si supiera como se siente que alguien te mire así y pasar el momento de tu vida con tan solo unas risas. Tal vez hubo el momento en que paso y no lo valoré.
Subo las escaleras derrotada pasando desapercibida por mis padres, hasta que llego al tercer escalón.

—¡Shelly, cariño!— grita mi madre con entusiasmo.

Bajo un escalón y volteo a la dirección de mis padres con expresión fastidiada.

—¡Baja, ven aquí!— me indica que me siente junto a ella en el sillón.

Bajo con nada de energía y me siento junto a ella. Mis padres me miran con ilusión y poco desesperados podría decir. Yo me quedo sentada confundida al ver la ausencia de alguna palabra. Mi madre agita su mano izquierda frente a mi y yo no entiendo nada, luego mueve sus dedos frente a su cara y lo único que puedo ver es un anillo de tres diamantes en su...¡mierda!

—¡Nos comprometimos!— dicen al mismo tiempo con gran entusiasmo como si hubiera sido la primera vez que se comprometen.

Mis padres ya estuvieron casados. Max se le propuso dos veces a mi madre, en las dos dijo que no, y mi padre, bueno no sé si se le ha propuesto a alguien mas, pero lo dudo. Mi papá siempre ha visto a mi mamá de la mis a manera, hay un brillo en sus ojos,p como si estuviera por llorar, y mi madre también pero no se compara. Mi padre adora a mi mamá con locura. No por nada siempre le enviaba flores en su cumpleaños y en su aniversario de divorcio, para que no se olvidara de él. La razón por la que se divorciaron fue por Max, mi madre engaño a mi padre con un joven de 20 años, eso fue hace 5 años, y sinceramente parece que solo pasaron unos meses.

Yo solo suspiro al saber de la noticia. Debería sentirme mejor de lo que me siento, pero no es que lo odie es solo que no me hace nada de ilusión. Después de dos años de desear que volvieran a estar juntos, ese pensamiento no volvió a mi cabeza.

—¿No estas emocionada?— pregunta mi papá un poco decepcionado.

—Si. Es solo que he tenido un día muy pesado y no me siento muy bien— respondo mientras paso saliva con dificultad.

—¿Qué anda mal?— pregunta mi mamá.

Y ahora toda la atención esta sobre mi.

—Sinceramente, muchas cosas— miro al piso mientras juego con mis dedos.

—¿Hay algo que podamos hacer?— replica mi padre.

Yo solo niego con la cabeza no dandole tanta importancia a la situación.

—Creo que solo necesito dormir. Buenas noches.

Me despido y me encierro en mi cuarto. Son apenas las 5:00 pm,pero no pienso salir de mi cuarto hasta mañana.

Ahora estoy aquí, como cualquier adolescente melancólica leyendo antiguos mensajes y antiguas fotos. De repente recuerdo la carta que Alexandre puso en mi casillero y no dudo en buscarla en mi muladar de papeles de mi escritorio. No hay nada mejor que poner limón en la herida.

Pretty BadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora