CAPÍTULO 16

143 16 3
                                    

Fue a última hora de la tarde de un martes, a dos semanas de mi regreso de Nueva York, que mi secretaria Shauna me anunció una visita que me hizo trastabillar.

Cuando la puerta de mi despacho se abrió para dar paso a Brittany Miller el pequeño Ethan se puso instantáneamente en posición de firmes.

—¡Brittany! —le saludé poniéndome en pie para acercarme a ella —Ésta es una gratísima sorpresa. ¿Qué haces aquí? —pregunté sin saber exactamente cómo actuar con ella.

Dos semanas antes no habíamos salido de la habitación de mi hotel más que para ir a la empresa y yo había estado enterrado en su cuerpo la mayor parte de todas esas horas de encierro pero nunca habíamos hablado de continuar lo que habíamos empezado allí, por lo que era difícil comprender el motivo de su visita.

—Te echaba de menos —confesó sonrojándose con timidez —Espero no haberme equivocado al pensar que te alegrarías de verme —dijo vergonzosa y su timidez me excitó sobremanera.

Durante mi semana en Nueva York no se había mostrado en lo absoluto tímida o vergonzosa, pero por alguna razón sí lo hacía ahora.

Intenté entender sus sentimientos. Nunca habíamos hablado de que lo que habíamos tenido en Nueva York tuviera una mínima posibilidad de convertirse en algo más. En este escenario era comprensible que Brittany estuviera preocupada por si su visita fuera bienvenida o no.

Dos semanas antes probablemente su visita no me hiciera ninguna gracia, pero dos semanas antes Julia aún era mi pareja, al menos en el imaginario colectivo. Pero ahora mismo recibir la visita de una chica preciosa y desinhibida era una más que interesante sorpresa.

—Qué va, nena —le aseguré —Yo también te he echado de menos —dije rodeándola con mis brazos para atraerla hacia mí y besar su boca con voracidad.

Brittany se restregó contra mí y cuando pude volver a pensar estaba de rodillas frente a mí haciéndome una mamada de escándalo que me obligó a correrme en su garganta.

Verla tragándose mi semilla me volvió a excitar pero necesitaba recuperar un poco de cordura antes de perder por completo el sentido y la sensatez.

—¿Hasta cuándo vas a quedarte? —pregunté haciéndola levantar.

—Hasta que me eches o te vuelvas conmigo a Nueva York —dijo con determinación.

—¿Es eso lo que quieres?

—No he podido dejar de pensar en ti —aseguró con dulzura volviéndome loco.

—Vámonos a casa —ordené cogiendo la pequeña maleta que había dejado junto a la puerta.

Conduje como un loco y en poco más de cinco minutos cargaba a Brittany al interior de mi casa con sus piernas enredadas en mi cintura.

Nos desnudamos con prisas y en unos pocos segundos me encontré bombeando en su interior mientras Brittany se retorcía jadeando y gimiendo como una gata en celo. Ella había alcanzado su primer orgasmo pero yo estaba decidido a provocarle un par más antes de volcarme en su interior cuando el timbre sonó estridente.

—Ethan, están llamando —gimió sin dejar de sacudirse alrededor de mi falo.

—Deja que se larguen —gimoteé sin detener mis embestidas.

—No lo harán —dijo cuando el timbre volvió a sonar unos segundos más tarde.

Sabiendo que me podría explotar la cabeza si no me descargaba antes de abrir la puerta, ataqué con mis dedos su botoncito para hacerla correr antes de soltar mi semilla en su matriz. Sin tiempo para nada más que besarla, salté de la cama y me vestí antes de entrar al lavabo para refrescarme rápidamente.

RatoncitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora