CAPÍTULO 25

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La mantuve arropada entre mis brazos hasta que sentí que estaba preparada para hablar.

—Cuéntamelo —ordené con voz muy suave después de guiarla al sofá del salón.

Supongo que se lo pensó un momento ya que tardó unos instantes en finalmente decidirse a hablar.

Se separó de mí y se sentó recta fijando la mirada en sus manos que se retorcían en su regazo.

Inspiró profundamente y finalmente habló.

—Conocí a Gerard el día que cumplí diecinueve, él tenía veintidós —explicó estremeciéndose —Habíamos ido con mi amiga Michelle a un bar. Gerard era guitarrista de la banda que tocaba esa noche. Era guapo, carismático y se fijó en mí nada más bajar del escenario —explicó y pude entender claramente que ese hombre se fijara en esa chica.

Era hermosa y siempre lo había sido. Pero convertirse en mujer le había agregado a su belleza una sofisticación y sensualidad que nadie, ni siquiera yo, podía ignorar.

—Comenzamos a salir juntos de inmediato y en dos meses me fui a vivir con él a su departamento. Gerard es un niño rico. El rebelde hijo rockero de un magnate francés. Vivía en un departamento espectacular en Montmartre y yo era una ingenua que se dejó embelesar por él. Al principio todo era fantástico y Gerard era un encanto. No fue mi primer hombre pero me hizo olvidar a cualquiera que hubiese habido antes. Era atento, respetuoso y sexy. Él estaba todo el día en el departamento y yo pasaba bastante tiempo fuera con todo lo de la Universidad. No tenía idea lo que hacía en mi ausencia pero sabía que se reunían con la banda y bebían, fumaban y consumían sustancias.

—¿Qué sustancias?

—No lo sé con certeza ya que se cuidaba bastante de no hacerlo delante de mí. Pero después del primer año era cada vez más común encontrarlo durmiendo borracho o drogado cuando yo llegaba a casa. Finalmente cuando llevábamos dos años juntos comenzó a perder el control de sus adicciones. Yo había acabado de estudiar y con Michelle habíamos comenzado a trabajar en nuestra primera línea de zapatos. Pero las cosas con Gerard comenzaron a salirse de control. Vivía ebrio o colocado y se fue volviendo celoso y controlador. Nuestra vida de ensueño se fue desmoronando, ya no era tierno ni cariñoso. Rara vez hacíamos el amor sino que normalmente me tomaba y me follaba cuando quería y generalmente estaba borracho —explicó y lentamente yo iba comenzando a sentir la rabia inundar mi cuerpo.

—¿Era violento? —pregunté apretando los dientes.

—No realmente, pero era desconsiderado. Pronto se volvió muy posesivo y cada vez más controlador. Michelle y yo trabajábamos mucho intentado poner en marcha una empresa y cuando llegaba muy tarde a casa, Gerard me interrogaba y buscaba en mí señales de que hubiese estado con alguien más. En esos tiempos Michelle y yo comenzamos a tener muchas reuniones buscando financiación para nuestro proyecto y las reuniones con los banqueros se volvieron habituales —continuó manteniendo su mirada perdida —El día que cumplí veintidós descubrí que estaba embarazada. Fue una verdadera sorpresa ya que aunque tenía ya tres meses de embarazo había continuado teniendo mi período, o algunas pérdidas que yo había confundido con él, ya que mi regla nunca había sido muy regular. Gerard estaba de viaje en una especie de gira con su banda y tardó más de un mes en regresar.

—Tenías cinco meses de embarazo cuando él volvió.

—Sí. Ni siquiera quiso escuchar el tiempo que tenía. Estaba completamente borracho y enfadado porque la gira no había ido como esperaban. No creyó que fuera suyo y me dio una paliza.

—¿Te golpeó? —pregunté de forma estúpida mientras mi sangre hervía y yo buscaba rápidamente la forma de encontrar a ese imbécil y matarlo.

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