CAPÍTULO 10

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Dejé a Gala en la habitación de invitados antes de volver a mi cama.

Julia no se veía feliz.

—¿Has traído a Gala? —inquirió extrañada.

—Sí. La he dejado en la habitación de invitados —expliqué mientras me desnudaba para meterme en la cama.

—¿Me puedes explicar qué hace Gala aquí a las dos de la mañana? —preguntó molesta —¿Dónde fuiste a buscarla y por qué?

—Lo siento, cariño. No quería molestarte. Gala me llamó porque había salido con un chico que acababa de conocer. Él intentó propasarse y ella lo mandó al diablo. El idiota se marchó dejándola sola en el mirador y Gala me llamó para que fuera a recogerle.

—¿Por qué no llamó a sus padres?

—Sus padres no sabían que había salido con él —expliqué pero la mirada de Julia me dejó claro que esperaba una explicación más detallada —Gala se estaba quedando en casa de una amiga, o al menos eso es lo que le dijo a sus padres.

—¿Engañó a sus padres para escaparse con un chico?

—Sí, algo así. Por eso no podía llamar a sus padres para que fueran a recogerla.

—Y te llamó a ti.

—Sí. Sabía que yo la recogería sin pedir explicaciones.

—Es decir que la chica engaña a sus padres y te enreda para que tú les engañes también —argumentó Julia mostrándose molesta.

—No es así. Ha engañado a sus padres, sí, pero son cosas de críos. Algo que todos hemos hecho alguna vez. Salvo que a ella le ha caído una buena regañina al acudir a mí.

—Imagino que la buena regañina le caerá cuando tú le expliques a sus padres lo sucedido.

—No voy a explicárselos.

—¿Ah, no? —discutió —¿Y por qué no?

—Porque me lo ha pedido.

—Y vas a hacer lo que ella quiere —comentó con despreocupación —Serás tan infantil e inmaduro como para hacer caso de lo que pide una niña de catorce años. Vaya, Ethan ¡qué maduro accionar para alguien que afirma estar preparado para ser padre! —exclamó con sarcasmo haciéndome enfadar.

—No mezcles las cosas. Ya me he encargado yo de las acciones de Gala. No creo que sea necesario matarla o lapidarla porque haya cometido un error de niña. Ya hemos hablado y hemos estado de acuerdo. No hace falta involucrar a sus padres.

—¡Son sus padres! Tienes que involucrarlos.

—Te agradeceré que no te inmiscuyas en esto, Julia. Gala es mi sobrina y confía en mí. Yo no voy a traicionar su confianza y prefiero que no opines sobre ello. Si quieres enseñarme a educar a un niño, tal vez deberías tener uno propio antes —rugí molesto.

—Ahora eres tú quien está mezclando las cosas. Yo al menos no me las doy de madre abnegada y preparada. No me interesa tener hijos porque no quiero tener que educarles ni cargar con esa responsabilidad. Ahora tú no deberías hacerte cargo de la educación de una niña que no es tu hija —clamó enfadada.

Pero sus palabras calaron en mí más profundo de lo que ella pretendía.

Yo llevaba varios meses haciéndome el ciego, sordo y mudo ante las evidencias pero no podía seguir actuando como si realmente creyera que Julia estuviese pensando en hacerme padre en algún momento.

Yo no me convertiría en padre. No con Julia, reconocí por fin.

—Espero que no te inmiscuyas —espeté ignorando su diatriba antes de cubrirme con las mantas y fingir haberme dormido.

RatoncitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora