CAPÍTULO 35

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Si planear una boda no fuera suficientemente caótico y agotador para una persona, a ello Gala tenía que sumar un embarazo bastante sintomático, la tristeza que le producía el rechazo de su padre y el nerviosismo por la incertidumbre sobre el paradero de Gerard.

Galadriel había hablado con su madre y, sin contarle nada sobre su embarazo, le había informado que estábamos decididos a fijar la fecha de la boda, lamentando que Peter no quisiera formar parte de ella.

Finalmente fijamos la fecha de la boda para cuatro semanas más tarde y mi prometida, comportándose como toda una novia romántica se decidió a pedir todo. Un vestido de princesa, mis sobrinos como sus pajes, un banquete con muchos invitados, una noche de bodas en una suite de novios y una luna de miel romántica y de ensueño.

Ella pedía y yo estaba encantado de darle todo lo que deseaba.

Pero había uno de sus imprescindibles que yo era incapaz de conseguir para ella, y era que su padre la entregara en el altar.

Sabía que eso la entristecía por lo que intenté una vez más que su padre recapacitara.

—¿Qué quieres? —dijo Peter al contestar el teléfono sin siquiera saludarme.

—Bueno, finalmente te dignas contestarme —contesté sintiéndome fastidiado por su actitud infantil e intransigente.

—No me toques las narices, Ethan, y dime qué quieres.

—¿No crees que te arrepentirás de hacerle esto a tu hija?

—¿Disculpa? —gruñó mi antiguo mejor amigo —¿De qué coño estás hablando? ¿Y quién diablos te crees tú que eres para opinar sobre mi relación con mi hija?

—Soy su prometido y pronto seré tu yerno —dije sabiendo que le enfurecería —y estoy harto de ver que te comportas como un idiota y con ello lastimas a mi prometida.

—Vete al diablo, Ethan —rugió Peter al otro lado de la línea —Nunca apoyaré esta relación, nunca aceptaré que tengas algo con mi hija y puedes estar seguro que intentaré impedir esa boda hasta el último instante —prometió —Porque sé que no podrás hacer feliz a mi hija. Porque sé que Galadriel se arrepentirá si continúa una relación contigo porque tú eres incapaz de amar y eres incapaz de amar a Gala de la forma que se merece...

—No sabes de lo que hablas —espeté furioso —No tienes idea lo que tu hija ha pasado y te arrepentirás de ser tan duro con ella. Tú sabes bien que nadie amará a Gala como yo lo hago y nadie se ocupará tanto de hacerla feliz como yo lo haré —aseguré.

—Sí, claro —respondió Peter condescendiente —Creerás que no sé lo que Galadriel tuvo que pasar con el cabrón de su ex novio en París, pero lo sé —aseguró —Pero aun así eso no te convierte a ti en el mejor hombre para ella. Tú no sabes amar y no voy a permitir que hagas con ella lo que hiciste con Julia o con Brittany. Tú intentas que Gala te dé lo que no eres capaz de conseguir y yo no permitiré que le lastimes —bramó frenético antes de cortar la llamada y no volver a responder ninguno de mis intentos de aclararle la verdad de mis sentimientos por su hija.

Iracundo lancé el teléfono sobre la cama mascullando.

Gala me observaba circunspecta desde el vano de la puerta en cuanto me volteé.

—Hablabas con mi padre, ¿verdad? —preguntó apesadumbrada y solo pudo enfurecerme aún más con mi amigo.

—Está comenzando a hartarme su intransigencia —reconocí acercándome a ella para estrecharla contra mi cuerpo —¿Cómo estás?

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