CAPÍTULO 29

198 23 6
                                    

Salí de la casa de los Banks sintiéndome agotado. Como si me hubiera pasado un camión por arriba.

Peter era para mí mucho más que mi mejor amigo, siempre había sido mi hermano, una parte de mí, siempre había estado para mí en cada momento de mi vida, bueno y malo.

Cuando murió Marion, cuando mi relación con Julia se estuvo yendo al diablo durante casi una década, cuando había nacido mi ansiado hijo y cuando me había enterado de que no era mío. Siempre me había dado su apoyo, sus consejos y su consuelo. Incluso había enviado a su hija, su tesoro más preciado, a sacarme del pozo en el que estaba, sin siquiera sospechar que yo podría pagárselo enamorándome de ella y enamorándola a la vez.

Yo sabía que nunca haría nada para herir o hacer daño a su hija, sino todo lo contrario. Haría todo lo que estuviera en mi mano para hacerla feliz, pero entendía que a él le costaría confiar en mí.

Pero nada podría hacer que dejara a Gala ni todo lo que pensaba construir con ella.

Entré a la casa de Steve sintiéndome exhausto cuando mi teléfono sonó en mi bolsillo.

—Gala, cariño —respondí bajando al sótano que había sido mi habitación de soltero en esa casa y que continuaba utilizando cuando visitaba a mi padre.

—Ethan, ¿cómo estás? —su dulce voz sonaba preocupada.

—Estoy bien, cielo —le tranquilicé —¿Cómo estás tú? ¿Has hablado con tu padre?

—Supongo —dijo desdeñosa.

—¿Qué significa eso? —sonreí por su tono caprichoso que la hacía ver más como la niñita que había sido que como la mujer en la que se había convertido.

—Entró en mi habitación cuando tú te habías marchado —explicó —Dijo que se sentía muy decepcionado conmigo y contigo también. Que nunca daría el visto bueno a nada entre nosotros y si decidía seguir adelante con ello debía saber que le estaría dando la espalda a mi familia.

—Lo siento, cariño. De verdad que lo siento mucho.

—También yo, pero él ha demostrado ser más inmaduro, infantil y caprichoso de lo que insinúa que soy yo.

—Intenta comprenderlo, cielo. Siempre se sentirá celoso de cualquier hombre con el que tú tengas una relación, que ese hombre sea yo le preocupa un poco más. Tienes que entenderlo.

—No tengo que entenderlo. Él tiene que entenderme a mí. No soy una niña, Ethan. No solo tengo edad suficiente para saber lo que quiero sino que he vivido lo suficiente como para haber madurado. Te amo y tú me amas a mí. Él debería saberlo.

—Lo sabe, ratoncito. Sabe que te amo, pero no ha tenido tiempo suficiente para comprender la forma en la que te estoy amando ahora mismo.

Galadriel suspiró contrariada.

—No nos veremos esta noche, ¿verdad?

—Será mejor que no. Démosle un poco de tiempo a tu padre.

—Mamá dijo que hablaría con él —dijo sorprendiéndome. Nunca pensé que Sandra fuese a ponerse de mi lado contra la opinión de Peter, pero parecía que me había equivocado.

—¿Qué piensa ella de todo esto?

—Tuvimos una larga charla. Supongo que al principio le preocupaba un poco pensar que tal vez hubiese habido algo impropio entre nosotros en el pasado, cuando yo aún era una niña.

—Lo entiendo. Supongo que tu padre ha sentido la misma inquietud.

—Se quedó más tranquila cuando le dije que nunca habíamos sentido nada parecido hasta ahora y a partir de allí, le fue más fácil aceptar que nos amamos. Y sabiendo que es así, está de acuerdo en apoyarnos.

RatoncitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora