Capítulo 44- Mayo.

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Aitana

-Estoy hasta arriba de exámenes, ¿es que no lo entendéis? –me estaba desesperando.

Roi volvió a masajearse la sien con sus manos y suspiró.

-¿Y el primer fin de semana de este mes que entra? Ahí aún no empezasteis.

-¿Vas a estudiar tú por nosotros? –preguntó Marta riendo –porque en ese caso me voy a donde quieras.

Llevábamos literalmente dos horas discutiendo cuándo hacer la escapada que tanto se llevaba hablando semanas. Compaginar los horarios de tantas personas con trabajos y responsabilidades tan diferentes era un reto, pero allí todo el mundo parecía dispuesto a llegar a un acuerdo.

-Oye –nos giramos hacia Amaia -¿y si lo dejamos para primeros de junio?

-¿Y si nos queda alguna? Las recus son ese mes.

Si las miradas matasen estoy segura que Ana hubiese calcinado a Mimi tras ese comentario. La andaluza había pasado limpia por los pelos en el primer cuatrimestre y su novia parecía un sargento en cuanto a estudios se refería.

-No les va a quedar nada –sentención la canaria.

Luis entró en casa en ese momento, cargado con la guitarra y con una cara de cansancio que hubiese adivinado cualquier persona sin conocerle de antes. Besó mi cabeza y tomó asiento en el suelo a mis pies. Me permití el lujo de acariciar su pelo, sintiéndole ronronear.

-¿Qué pasa? ¿No deberíais estar cenando?

-Pasa que se va a ir de "vacaciones" Rita la Cantaora macho, porque lo que es nosotros –dijo Miriam ironizando.

Roi rió ante el comentario y ambos compartieron una mirada cómplice. Hacía tiempo que notaba esos detalles entre los dos gallegos, pero una sola conversación con Luis me había hecho desechar mis ensoñaciones.

-¿Miriam y Roi? –había gritado –tú estás loca.

Crislo había decidido abandonar la orquesta y marcharse al extranjero a probar suerte como solista. Supongo que intentaron que funcionase, por los años juntos y el amor que sabía que se tenían, pero con el paso del tiempo fue insostenible y hacía semanas que habían decidido separar sus caminos.

Nuestro amigo fingía que todo estaba bien, pero por las noches me había despertado sola en numerosas ocasiones, y sabía que Cepeda estaba con él, porque sólo sabría pedirle ayuda a su hermano de otra sangre.

-A mí la idea del primer finde de mayo me ha gustado.

-Alfred –Amaia le miró acusatoriamente –eso es el fin de semana que viene y hay que estudiar.

-Bueno, bueno. ¿Quién eres tú y qué hiciste con Amaia Romero? –Miriam rió a carcajadas.

Después de otros sesenta minutos sin llegar a nada claro decidimos dejarlo por imposible, quizá al día siguiente lográsemos ponernos de acuerdo.


Cepeda

Noté que estaba demasiado callada mientras se enfundaba una de mis camisetas y seleccionaba la ropa para la mañana siguiente. Recordé la mirada en sus ojos cuando se habló de escaparnos a la casa de verano de Ana en Tenerife la segunda semana de junio, aprovechando que ellos habrían acabado todos sus finales.

Acaricié su hombro al sentirla a mi lado ya entre las sábanas y la atraje a mí.

-¿Crees que Marta estará bien en tu habitación? Quizá necesita otra manta, o no le gusta la almohada o...

Pídeme la vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora