Capítulo 15- Sé que te besé.

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Cepeda

Me levanté demasiado pronto, mi horario era nocturno y debía acostumbrar a mi cuerpo a dormir de día, pero esta noche no. No después de lo que pasó en la habitación de enfrente 5 horas atrás.

Pretendía quedarme en casa y avanzar en mis composiciones, de hecho ya me había duchado y estaba listo guitarra en mano para ello, pero mi teléfono sonó.

-Dime reina.

-Necesito tu asesoramiento en algo tan importante que igual mi vida depende de ello –escuché al otro lado.

Sonreí, era la definición clara de la palabra dramatismo.

-Bueno –contesté riendo –tampoco quiero que tu vida dependa de mí.

-Te quiero en mi casa en quince minutos, señor Luis Cepeda –y colgó.

Rodé los ojos, a tomar por culo la mañana de composición. Me puse lo primero que encontré –lo normal en mí –y me dispuse a salir. Aitana vino a mi mente, me acerqué a ella en su cama y le di un beso en la cabeza intentando no despertarla, la resaca iba a ser importante.

Minutos después estaba llamando al timbre de casa de Carlota.

-¡Vaya! Tres minutos antes –exclamó dándome dos besos -¿no serás tú un partidazo?

-Mejor que la final de la Champions –contesté entre risas.

-No entres, estoy lista.

Como no tenía ni idea de cuál era la urgencia me encogí de hombros y me limité a caminar a su lado mientras parloteaba mil cosas de su vida, del concierto de la noche anterior, de todo.

-Oye, ¿y encontraste a Aitana? Como te vi buscándola como un loco por todo el bar.

-No –medité cuánto contar –se tuvo que ir rápido, pero hablé con ella más tarde, le gustó mucho.

Sonrió satisfecha y continuó hablando de mil cosas más hasta que paró frente a un escaparate.

-E aquí la cuestión, necesito una guitarra nueva.

-¿En serio? –rodé los ojos –¿la reina del pop necesita que un don nadie como yo le aconseje sobre guitarras?

Tiró de mi brazo hacia dentro y una hora y media después de probar todos los instrumentos, consiguió decantarse.

Realmente había disfrutado muchísimo la mañana, pero era tarde. Además Aitana no me había contestado el mensaje, supuse que dormía y quería estar cuando se despertase.

-Nos vemos mañana por la noche guapa.

-Adiós boooombón –gritó.

-

Iba subiendo las escaleras cuando escuché la primera arcada. Corrí hacia su habitación y me la encontré sentada en el suelo del baño, con la cabeza en el retrete, vaciando su estómago hasta la primera papilla.

Me senté a su lado y le acaricié el pelo.

-Bicho, ¿estás bien?

-Sí... -dijo muy bajito –me desperté y te llamé a voces porque si me levantaba el mareo era importante, pero luego...

Tuvo que parar porque otra arcada le impidió seguir hablando. Me sentía fatal, sabía que iba a encontrarse mal y no estaba aquí para responder cuando me llamó.

-Lo siento muchísimo pequeña –dije acariciando su espalda –ya estoy aquí.


Aitana

Pídeme la vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora