37. La verdad

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El incidente había sucedido un lunes. Los siguientes días no pude ver a Jaehwan. Sentía que se había ido algo molesto y me hubiera encantado verle el mismo martes y haberlo hablado todo con él, pero me dijo que estaba muy ocupado con el trabajo. Aunque todos los días reservó un ratito para seguir ayudándome con mi traducción por teléfono.


Aquella semana coincidió que Carol había empezado sus vacaciones atrasadas de verano (atrasadísimas, porque ya hacía casi un mes que había empezado el otoño), 15 días de los cuáles los 5 primeros los pasaría conmigo en casa y los otros 10 se iría de viaje con Jesse.


El viernes de esa misma semana, al salir de la librería, Jaehwan me llamó.


- ¿A qué se debe este honor? – bromeé.

- ¿Qué planes tienes para hoy? – me preguntó.

- Comer y seguir trabajando. Tengo que seguir un poco con la traducción, y a las 4 y media me traen a los niños hasta las 8 o las 9... No estoy segura.

- ¿Podemos vernos un rato después de eso?

- Claro – por fin podría verle. - ¿Cuánto después?

- A las 10 o las 11. ¿Es muy tarde?

- Bueno, quizá sí lo sea un poco para ir a cenar por ahí, pero puedes venir a casa.

- Ah... Yo seguramente cene antes – me dijo en tono serio.

- Oh, está bien. De todas formas puedes venir.

- ¿Estará tu amiga?

- Posiblemente sí.

- Entonces preferiría que nos viéramos en algún sitio más privado. Quiero estar a solas contigo – me quedé callada un momento. No sabía muy bien el motivo por el que quería que estuviéramos a solas.

- ¿Te he enseñado la bonita azotea de mi edificio? – pregunté ofreciéndole un lugar privado cualquiera.

- Aún no. Pero si podemos tenerla para nosotros solos, me parece bien – estuvo de acuerdo.

- Pues decidido. Avísame cuando estés llegando, ¿sí?

- Claro – hizo una pausa. - Alice...

- ¿Sí? – volvió a quedarse callado.

- ¿Me prometes una cosa?

- ¿Qué cosa?

- Por favor... Prométeme que, pase lo que pase, no me vas a dar plantón.

- ¿Por qué lo haría? Tengo muchas ganas de verte – confesé.

- Por favor. Prométeme que hoy nos vamos a ver. Prométemelo – suplicó. Su voz sonaba algo desesperada.

- Me estás asustando... ¿Te encuentras bien? ¿No estás enfermo? – pregunté preocupada.

- Por favor.

- Está bien, te lo prometo.

- Gracias – suspiró aliviado. – Alice...

- ¿Sí?

- Creo que ya lo sabes aunque no te lo haya dicho hasta ahora, pero... - hizo una pausa. – Te quiero – sonreí. Era la primera vez que me lo decía. Yo tampoco se lo había dicho nunca.

- Yo también te quiero – respondí. – Mucho, mucho, mucho – añadí. Le escuché sonreír.

- Tengo que irme. Nos vemos después. Pero yo te quiero más – me rebatió antes de colgar.


A decir verdad, aquella conversación me dejó bastante desconcertada. No entendía muy bien esa desesperación que tenía porque le prometiera aquello, ni por qué de repente me había dicho que me quería. Hubiera preferido que la primera vez que me lo dijera hubiera sido a la cara. Porque entonces me lo hubiera comido a besos.


¿Quizá estaba teniendo un día horrible en el trabajo y se sentía un poco sensible? ¿Quizá necesitaba que le consolase y por eso no podía esperar más tiempo? Ahora tenía muchas ganas de verle y de abrazarle muy, muy fuerte.


El resto del día transcurrió con extrema lentitud, el desconcierto y la preocupación que aquella conversación me habían generado hacían que me impacientase y que desease que el tiempo pasara rápido sólo para poder verle con mis propios ojos y asegurarme de que estaba bien.


Los papás vinieron a buscar a Soonhee y a Sian cerca de las 9 de la noche. Después de eso, Carol y yo estuvimos preparando la cena. Recibí un mensaje de Jaehwan.


"¿Sigue en pie lo de vernos después?"


Otra vez con eso. Respondí de inmediato.


"Claro."

"Creo que sobre las 10 y media podré estar por ahí" – me respondió.

"Perfecto"- respondí yo.


El siguiente mensaje por su parte fue una orden. Me pidió que pusiera la televisión de inmediato, en un canal concreto. Sin entender muy bien el motivo, obedecí. Era un programa de música en directo y había un grupo femenino de idols bailando.


- ¿Ponen algo que quieras ver? – me preguntó Carol desde la cocina.

- En realidad no... Pero Jaehwan me ha pedido que lo vea... - dije mientras corría de nuevo a la cocina para llevar la cena hasta la mesita frente a la televisión. - ¿Quizá sale algún grupo que le gusta? – llevé los platos a la mesita y volví corriendo. Carol rió.

- Pues espero que no sean esas – bromeó echando un vistazo a las chicas que bailaban en la televisión. - ¿Has visto qué buenas están? Definitivamente me sentiría muy celosa de ellas si a mi novio le gustase un grupo así – me reí.

- Una cosa es que le gusten y otra que pueda estar con ellas – señalé. – Mirar no es pecado, ¿no?

- También es verdad – admitió Carol. - Aunque también sé que tú no miras a otros – me reí mientras cogía dos vasos de cristal y corría de nuevo frente al televisor.


Al llegar allí, los presentadores anunciaron a un grupo masculino también de idols, llamado VIXX. Cuando aparecieron en el escenario, sentí que la fuerza abandonaba mi cuerpo y los vasos resbalaban de mis manos. Estaba completamente paralizada.


- ¿Alice? ¿Alice? ¿Estás bien? – escuchaba a lo lejos la voz de Carol. Noté que vino corriendo a mi lado y me zarandeó unos instantes, pero después miró a la televisión y se quedó tan paralizada como yo.


Observamos la actuación hasta que terminó. 

No pude esquivarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora