55. Una amiga más

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Si bien los chicos me ganaban en altura, yo les ganaba en velocidad, ser más bajita y menuda según qué ocasiones también tenía sus ventajas. El juego resultó muy divertido, los chicos eran competitivos, pero el baloncesto se les daba realmente mal, y llegó un momento en que se dedicaban más a perseguirme e intentar quitarme el balón que a encestar. Tras un rato jugando, Hakyeon y yo nos declaramos claros y justos vencedores.


- ¡Hemos ganado! – dije mientras chocaba los 5 con Hakyeon. Jaehwan y Hyuk se sentaron en el suelo. - ¿Veis? No da mala suerte... - Hakyeon me sonrió realmente contento.

- Ahhh... Ha sido ella quien ha hecho todo el trabajo pero aún así es lo suficientemente generosa como para compartir su éxito con su inútil compañero – dijo Hyuk y le dio unas palmaditas en la espalda a Jaehwan. – Demasiado buena... No la dejes escapar, hyung – sentí que me ruborizaba.

- No me habías dicho que se te diese tan bien el baloncesto – dijo Jaehwan golpeando el suelo a su lado. Me senté. - ¿Eres invencible en algún deporte más? – me reí.

- No soy invencible, perdonadme, pero creo que vosotros sois realmente malos – confesé.

- También puede ser. Pero de verdad pensábamos que tendríamos ventaja... - dijo Jaehwan.

- Menuda paliza. Me siento avergonzado. ¿No te sientes culpable, noona? – dijo Hyuk. Me reí.

- ¿Por qué debería hacerlo? Me subestimasteis y os di vuestro merecido – expliqué.

- ¿Cuál es el castigo? – preguntó Hyuk resignado.

- ¿Castigo? – pregunté sin entender.

- Siempre que jugamos el perdedor debe hacer algo por el ganador – explicó Hakyeon.

- Oh, ya veo... ¿Y qué castigos soléis poner? – pregunté curiosa.

- Desde comprar comida o bebida hasta ser brutalmente maltratados – rió Jaehwan.

- ¿Ser brutalmente maltratados? – pregunté sorprendida. Los chicos rieron.

- A veces somos un poco brutos – admitió Hakyeon mientras se sentaba a mi lado. – Pero tienen razón, hemos ganado gracias a ti, así que elige tú el castigo – miré a Jaehwan y a Hyuk, que me miraban con cara de cachorritos indefensos. Me quedé pensativa.

- ¿Qué tal si me prometéis que no volveréis a meteros con Hakyeon? – propuse.

- Golpéame con todas tus fuerzas, noona – Hyuk se tiró encima de Jaehwan para acercarse a mí. – Prefiero ser brutalmente golpeado hasta que pierda el conocimiento – me reí y le revolví el pelo.

- ¡No voy a golpear a nadie! – exclamé. Entonces, centré mi atención en Hongbin, que se había sentado en silencio frente a nosotros y estaba mirando las fotos que había hecho en la pantalla de su cámara. - ¿Qué tal han salido? ¿Alguna que se pueda aprovechar? – pregunté.

- ¿Alguna? ¿Subestimas mi talento fotográfico? – me miró serio un momento. – Muchísimas. Eres muy fotogénica – me tendió la cámara y me dedicó una preciosa sonrisa.

- B-bromeas, ¿verdad? – dije incrédula tomando la cámara. Observé las fotos. Los chicos se juntaron a mi alrededor para echar también un vistazo.


A decir verdad, durante el juego me había olvidado por completo de su presencia entre nosotros, y de ese modo, y por supuesto gracias también a su juego con las luces, los ángulos y las perspectivas, Hongbin había capturado cada uno de mis gestos y movimientos de una forma natural y muy especial. Nunca me había considerado una persona fotogénica, o al menos no hasta ese momento. Por un momento sentí como si hubiera invadido por completo mi espacio, como si en aquellas fotografías hubiera quedado al descubierto el reflejo más íntimo de mi alma, el cuál él me había robado sin pedir permiso y sin siquiera darme cuenta. Me sentí completamente avergonzada y noté que me ruborizaba. No sabía qué decir, eran realmente preciosas.


- Ohhhh... - pronunció Hakyeon. – Son muy buenas.

- ¿Harás copias para todos? – preguntó Hyuk a Hongbin. – Noona, quiero que me dediques ésta – Hyuk me quitó la cámara de las manos y buscó una que le había gustado.

- Gracias – le dije a Hongbin. – Son... Son preciosas – me mordí los labios. Me sentía conmovida.

- Es fácil cuando la modelo es buena – dijo él sonriendo. Me ruboricé de nuevo. Noté que Jaehwan me acariciaba cariñosamente la espalda. - Espero que les gustes. Sería genial poder trabajar contigo – añadió Hongbin.

- Me encantaría trabajar con vosotros – admití sonriendo.


Después de descansar un rato, volvimos al coche y les invité a tomar algo, como celebración por mi primer sueldo en la empresa de traducción y también por haberme hecho aquel enorme favor de ayudarme con las fotos. Fuimos a una cafetería que ellos conocían y en la que podían sentirse a salvo de las fans. Allí, empezamos a seleccionar las mejores fotos (o las que nos parecieron que tenían más probabilidades de gustar al equipo) y Hongbin prometió encargarse de enviárselas al mánager tan pronto como volviera a casa. En unos días sabríamos si me contrataban para el trabajo o si todo quedaría como una divertida experiencia junto a ellos.


La verdad es que no podía sentirme de otro modo más que agradecida por todo aquello que estaba viviendo. Desde que los había conocido el día de mi cumpleaños, los chicos no sólo me habían dado una calurosa y amigable bienvenida, sino que además me estaban dedicando una parte de su valioso y escaso tiempo libre.


El día de mi cumpleaños pensé que quizá lo habían hecho por Jaehwan, pero si ese hubiera sido el caso, pasada la formalidad de ese día, no hubieran tenido ninguna obligación de seguir implicándose conmigo. Sin embargo, me habían ofrecido un trabajo con ellos y se habían preocupado de ayudarme a conseguirlo. Aquel día, en aquella cafetería, realmente sentí que estaban integrándome en su grupo como una amiga más. Y eso me hacía sentir inmensamente afortunada, no sólo por quiénes eran (sabía que miles de chicas hubieran dado cualquier cosa por ocupar mi lugar), sino por lo que podrían llegar a ser en mi vida. Hacer amigos en un país completamente desconocido era algo realmente importante para mí.


- Alice – Jaehwan agarró mi mano interrumpiendo mis pensamientos.

- Perdón, me había distraído - me disculpé.

- ¿Te parece bien que enviemos estas? – preguntó Hongbin.

- Sí, sí, por supuesto, vosotros sabéis más de esto, así que me fío de vuestro criterio. Y si no les gustan, no hay problema, hoy ha sido un día inolvidable y eso ya no me lo va a quitar nadie – dije sonriendo. – Me lo he pasado muy bien. Muchas gracias por todo, chicos.

- Aigoo... No tienes que dar las gracias por eso - dijo Hakyeon.

- Qué tierna... - Jaehwan me acarició la cabeza.


Un rato después, los chicos me llevaron de vuelta a mi casa. Me despedí de ellos esperando volver a verlos pronto, y Jaehwan se bajó del coche conmigo y les pidió que le esperasen un momento. Entró conmigo en el bloque.


Una vez en el portal, buscamos un rincón donde el portero no pudiera vernos, y allí me agarró por la cintura y me besó. Durante toda la mañana habíamos evitado cualquier contacto romántico, por respeto hacia los chicos y también porque habíamos estado al aire libre y alguien podría habernos visto.


- ¿Qué planes tienes para hoy? – me preguntó.

- El más inmediato es darme una ducha y cambiarme de ropa – respondí. – Después, no tengo nada más.

- Tengo una propuesta para ti. No sé si te apetecerá.

- ¿Qué es? – pregunté curiosa.

- Si no te apetece, puedes negarte, ¿vale? No me voy a ofender, ni nada así.

- Está bien. ¿De qué se trata?

- ¿Te apetecería... conocer a mis padres? – me preguntó. – Hace tiempo que no los veo y hoy voy a ir a comer a su casa. Si te apetece, hay sitio para una más – dijo sonriendo. 

No pude esquivarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora