79. Cheeseburger

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Desperté en mi cama. No estaba segura de cómo había llegado allí, pero podía hacerme una ligera idea. Miré hacia la ventana y me di cuenta de que ya había anochecido. Había dormido durante horas. Me estiré y me destapé. Me di cuenta también de que sólo estaba vestida con mi ropa interior. Confundida, me levanté y busqué en el armario una de las camisetas de Jaehwan. Se había convertido en mi ropa de estar en casa favorita. Salí de la habitación justo cuando llamaban al timbre. Vi a Jaehwan corriendo en dirección a la puerta. Lo seguí en silencio y me asomé para ver quién era. Era un repartidor, traía bolsas con lo que sospechaba que era comida. Jaehwan le pagó y cerró la puerta tras de sí.


- ¿Qué hay de cena? – pregunté caminando por el pasillo. Él pegó un pequeño brinco.

- Me has asustado... - dijo. Solté una pequeña risita. Me miró de arriba abajo un momento y caminó hacia mí.

- Son hamburguesas. Así no tendrás que pelearte con los palillos – me dijo sonriendo.

- Qué rico... - mi estómago empezó a rugir. Me di cuenta de que no había comido nada desde el desayuno.


Jaehwan me besó en la frente y llevó las bolsas a la mesita frente a la televisión. Vi que mi ordenador portátil estaba abierto y encendido sobre ella. Tragué saliva.


- ¿Has dormido bien? ¿Cómo te encuentras? – me preguntó. No respondí. Me miró y siguió mi mirada hacia el portátil.

- ¿Ya lo han publicado? – pregunté. Jaehwan asintió.


Me senté en el suelo y leí el comunicado de la agencia previo al vídeo que había grabado por la mañana. En él, la agencia se disculpaba también por las molestias causadas y prometía cuidar mejor de sus artistas para hacer las cosas mejor en el futuro.


- ¿Cómo están reaccionando? – pregunté muerta de miedo.

- Hay un poco de todo – me informó. – Tal y como el CEO predijo – Jaehwan empezó a sacar paquetitos de las bolsas y a extenderlos por la mesa. Leí algunos comentarios.

- "Esta noticia me rompe el corazón... No sé si podré seguir apoyando a Ken después de esto" – leí en voz alta. – "Mientras no interfiera con su trabajo, me alegro por él." "Ojalá lo hubieran anunciado antes de que se convirtiera en un escándalo." - Tragué saliva de nuevo. - "Mi príncipe... T_T". "VIXX nos brinda mucha felicidad, ¿no se merecen ser felices ellos también?" "Se le ve entusiasmado y me gusta verle así. Tienes todo mi apoyo, oppa" – leí. Jaehwan se arrodilló a mi izquierda.

- No deberíamos estar haciendo esto – dijo cerrando el portátil y dejándolo sobre el sofá detrás de nosotros.

- Empezaste tú... – murmuré.

- Lo sé. Pero quiero que me prometas que tú no vas a leer.

- ¿Es muy malo? – pregunté preocupada.

- No, Ali, no es malo. Hay de todo, ya lo has visto. Gente decepcionada y gente que se alegra. Es lo que esperaba, lo que el CEO dijo que pasaría.

- ¿Y por qué no quieres dejarme leerlo?

- Porque hay comentarios groseros y racistas de algunas sasaeng, y no quiero que te hagan más daño – asentí con la cabeza.


Ser extranjera en Corea era algo a lo que aún me costaba no dar importancia, y Jaehwan lo sabía. Por suerte, mi entorno cercano solía ser respetuoso e inclusivo, pero con algunas personas era inevitable sentir un rechazo más o menos sutil, de esos que te recuerdan constantemente "no eres de los nuestros." Los compañeros de la librería y las sasaeng que me habían atacado eran un claro ejemplo de ello. Prácticamente todos mis compañeros de las clases de cocina también habían vivido experiencias del estilo. Era algo más habitual de lo que me hubiera gustado, una de las desventajas con las que había convivido y tendría que seguir conviviendo. Sabía que en algún momento terminaría por darme igual, pero ahora que necesitaba buscar otro trabajo, me preocupaba especialmente.

No pude esquivarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora