46. Un regalo muy especial

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Tras sentarnos, observar la carta (toda con comida francesa y bastante cara, además) y pedir nuestra cena, Jaehwan me tendió la bolsita que había llevado.


- Es un regalo – me dijo.

- Te dije que no quería regalos... - le recordé.

- Pero yo no dije que te fuera a hacer caso – respondió. Me reí. – Ábrelo.


La bolsita contenía una cajita de cartón del tamaño de un DVD, más o menos.


- ¿Es vuestro nuevo trabajo? – pregunté intentando adivinar. Jaehwan rió.

- ¿Cómo podría ser? Hace poco que terminamos con las promociones del último. Trabajamos rápido, pero no tanto.

- ¿Entonces es el último? – pregunté. – Todavía no tengo ninguno de tus trabajos, ¿cómo puedo ser tan mala novia?

- Ábrelo ya – me dijo impaciente.

- Está bien, está bien...


Abrí la cajita de cartón y en su interior encontré un cuaderno. Miré a Jaehwan realmente intrigada y lo abrí. En la primera página, había dibujadas a mano dos viñetas. En la primera, salían un chico y una chica con gafas chocándose en la calle. En la segunda, la chica estaba sentada en el suelo y el chico le preguntaba si se había hecho daño. Alrededor de la viñeta, había frases escritas con la preciosa caligrafía de Jaehwan. "Nunca había visto unos ojos tan hermosos" "Completamente hipnotizado" "Cuando nos despedimos... ¿En qué idioma hablabas por teléfono?" "¿Y con quién hablabas? Te escuché lanzar besitos" "Ojalá te vuelva a ver".


Pasando la página, más viñetas. Una chica con gafas corriendo y sembrando el caos a su paso... Que tras chocarse con un chico, perdía un plano que llevaba en su mano. En la última viñeta, el chico recogía el plano. "Te volví a ver. Increíble" "No deberías ir tan deprisa por la ciudad" "Me alegro de que supieses llegar aún sin tu plano". "Voy a hablarte... Espero no asustarte"


De este modo, cada página del cuaderno contenía una serie de viñetas o fotos reales (si es que existía alguna, claro) que recreaban cada uno de los momentos que habíamos vivido juntos. En todas ellas había frases escritas por Jaehwan que relataban sus impresiones y pensamientos en cada momento. Le había dicho que como regalo quería recuerdos, y eso era exactamente lo que él me había regalado. Sus recuerdos de nosotros.


Me di cuenta de que había empezado a llorar de la emoción. Jaehwan se agachó a mi lado y me acarició la espalda.


- ¿No te ha gustado? - me preguntó preocupado. Me reí.

- Son lágrimas de emoción – expliqué. – Me encanta. Es el regalo más hermoso que me han hecho nunca – le miré sonriendo y le acaricié la cara. – Es... Es perfecto. Muchísimas gracias.


Jaehwan me quitó las gafas y me secó las lágrimas con sus dedos. Me dio un tierno beso en la mejilla y volvió a su asiento. Volví a ponerme mis gafas y nos trajeron nuestra cena.


- Todos los dibujos... ¿Los has hecho tú? – pregunté.

- Sí.

- Ha debido llevarte muchísimo tiempo...

- Me ha servido como pasatiempo en los ratos muertos en el trabajo. En realidad lo empecé a hacer hace tiempo. Más o menos cuando me di cuenta de que estaba enamorado de ti.

- Ya veo – dije sonriendo. – Así que lo fuiste haciendo como una especie de diario.

- Así es. Te lo quería regalar en algún momento, y al principio pensé que quizá podría usarlo como declaración, pero cuando se dio el momento perfecto para decirte lo que sentía por ti no lo llevaba conmigo – rió. – Así que lo guardé para otra ocasión y mientras tanto lo fui llenando de más recuerdos.

- He leído muchos libros, pero a partir de ahora, éste será mi favorito – afirmé.

- Pero... No es un libro – me dijo.

- ¿No?

- Tan sólo es un tomo – aclaró. Me reí.

- ¿Eso significa que habrá más? – pregunté. Él asintió.

- Mi intención es que sea la saga más larga que haya existido jamás – me dijo.


En aquel momento, sentí que iba a necesitar otro corazón. El que tenía ya rebosaba de amor por él, y no parecía que aquel sentimiento tuviese intención de dejar de crecer más y más. Necesitaría otro recipiente para seguir acumulando toda esa creciente e imparable cantidad de amor.

No pude esquivarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora