49. Videollamada

11 1 0
                                    

Desperté al notar caricias en mi pelo. Entreabrí mis ojos levemente y me di cuenta de que Jaehwan estaba despierto. Estaba tumbado boca arriba y yo estaba usando uno de sus brazos como almohada, el mismo brazo con el que él estaba acariciando mi pelo. Yo estaba recostada de lado, abrazándole por la cintura. Alcé la cabeza para buscar su cara y él me dedicó una sonrisa. Sintiendo que aún no estaba preparada para levantarme, ni mucho menos para soltarle, volví a bajar mi cabeza, cerré los ojos de nuevo y me acurruqué más cerca de él. Escuché que se reía.


- ¿Te vas a volver a dormir? – me preguntó en un susurro, mientras con su mano libre me cubría más con las sábanas.

- Sí. O no. No sé... Pero no me puedo levantar – dije con voz adormilada. Carcajeó.

- ¿Estás muy cansada?

- No noto nada... Creo que mi cuerpo aún está dormido. Si no es eso, entonces es que se me ha caído alguna extremidad por la noche – se rió de nuevo.

- Está bien, sigue durmiendo, pero... ¿Al menos me devuelves mi brazo? – me preguntó con voz suave.

- No.

- ¿Por qué no? Es mío... - volvió a enredar sus dedos en mi pelo.

- Porque es muy cómodo... - abrí mis ojos. - Además, así me aseguro de que no te escapas – le dije pasando mi mano por su pecho. Se rió de nuevo.

- ¿Por qué me escaparía? – susurró contra mi pelo. – Ahhh... Maldición, lo olvidé...

- ¿Olvidar qué?

- Pensaba escaparme antes de que te despertases e irme sin despedirme - bajé mi mano a su entrepierna y apreté con suavidad. Él dio un respingo – Ah, ah... – se quejó y me miró.

- ¿Irte? – le pregunté mirándole.

- Sí – le di otro apretón. Dio otro respingo.

- ¿Sin despedirte?

- Sí – otro apretón. - ¡Ah! – se quejó de nuevo.

- ¿Y a dónde pensabas ir?

- Con mi otra novia – me chinchó. Le apreté de nuevo para sacarle otro quejido.

- Pero aún no hemos terminado aquí – sonreí con picardía. Me moví para apoyarme ligeramente sobre él y le besé el cuello.

- Está bien. Supongo que puedo quedarme un rato más... - le volví a apretar. – O todo el día – se corrigió.

- Bien – respondí contra su piel.


Poco a poco, descendí besando su pecho y más tarde su abdomen, sin dejar de estimularle con mi mano. Continué bajando y besé su miembro, y lo lamí y lo succioné, obteniendo de Jaehwan una serie de quejidos y suspiros para deleite de mis oídos. En poco tiempo estuvo realmente excitado. Y yo también. Me coloqué sobre él con cuidado de no rozarnos. Me miró embobado durante unos instantes.


- Alice... Gasté todos los preservativos... - me dijo preocupado cuando consiguió reaccionar. Me incliné hacia la mesilla y busqué en uno de los cajones. Saqué una cajita.

- ¿Suficientes? – pregunté sonriendo.

- ¿No piensas dejar de sorprenderme? – me preguntó con incredulidad. - Se supone que la del cumpleaños eres tú, ¿sabes? – me reí mientras abría uno de los paquetitos y se lo colocaba. Después, tiré de él para que se incorporase y quedase sentado. Le acaricié la cara y el pelo.

- Buenos días – le saludé sonriendo.

- Buenísimos – me respondió acariciando mi espalda. Sentí un escalofrío e instintivamente alcé mi cuello. Él lo besó mientras sus manos bajaron a mi trasero y lo apretaron con fuerza. Me agarré a sus brazos.

- ¿Aún quieres marcharte? – le pregunté acariciando su pelo.

- No – dejó de besar mi cuello y me apartó ligeramente para mirarme a los ojos. – No quiero marcharme por nada del mundo – sentí un amor casi abrumador en su mirada. Me mordí los labios, completamente derretida. – Te quiero – me dijo.

- ¿De verdad? Otra vez – le pedí.

- Te quiero – repitió sonriendo. Sonreí también y le besé de nuevo.


Terminé de sentarme sobre él y lo sentí dentro de mí. Y abrazados, intercambiando infinitas caricias y besos, volvimos a hacer el amor una vez más.


Como la noche anterior nos habíamos dormido bastante tarde, también nos habíamos despertado bastante tarde, así que, pasada ya la hora del desayuno, decidimos darnos un baño juntos mientras esperábamos a que llegase la hora de la comida.


Eran cerca de la 1 y media del mediodía cuando Jaehwan y yo nos sentamos en la mesita frente al televisor para comer unos fideos que habíamos preparado. En esto estábamos cuando escuché sonar mi teléfono móvil. Corrí a buscarlo y vi que mis padres querían hacer una videollamada. Les colgué. Jaehwan me miró con curiosidad.


- Son mis padres... - expliqué. Él sonrió.

- Querrán felicitarte – me quedé callada. - ¿Me los presentas? – me preguntó de repente.

- ¿Qué? – me quedé paralizada.

- ¿Puedo conocerlos? – repitió.

- ¿Quieres... conocerlos? – pregunté asombrada. Jaehwan asintió.

- También es su cumpleaños – le miré sin comprender. – Ellos también cumplen un año más siendo padres, ¿no? Si no te importa traducir, quisiera felicitarles también – me mordí el labio un momento y corrí a buscar mi ordenador portátil.


Lo coloqué sobre la mesita en la que estábamos comiendo y lo encendí. Me empecé a sentir un poco nerviosa.


- Si no crees que sea el momento, puedo esconderme – me dijo Jaehwan sonriendo. - ¿Crees que se van a asustar demasiado?

- No... Pero igual se enfadan un poco... Ya llevamos saliendo 3 meses, ¿sabes?

- Claro que lo sé – Jaehwan agarró mi mano y la besó.

- Me matarán por no habérselo contado antes – Jaehwan carcajeó.

- ¿Así que tu inquietud es por tu integridad física y no por la mía? – me reí.

- Tú estarás bien. Les vas a encantar – le acaricié la cara. – ¿Hay alguien en este mundo a quien no le encantes? – pregunté sonriendo. – Está bien. Allá voy.


Respiré hondo, abrí el programa para hacer videollamadas y llamé a mis padres.

No pude esquivarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora